jueves, 17 de diciembre de 2020

¿Quo vadis, Sego?

Jesús Fuentetaja 

El Adelantado de Segovia -11 septiembre, 2020

Para no engañar al lector despistado, ya aviso que el artículo en esta ocasión va de fútbol. Lo anuncio de entrada por si alguien, poco motivado por la materia, decide dejar la lectura en este punto. De fútbol sí, pero de fútbol segoviano. Más en concreto, de la Gimnástica Segoviana: nuestra querida “Sego”. Un club que ha completado 92 años de historia y que está obligado a seguir siendo el equipo de referencia de la provincia, a pesar de la incertidumbre que se proyecta sobre su futuro, como consecuencia de una serie de circunstancias, entre las que no podría faltar la incidencia de la dichosa pandemia con su pico de buitre: pertinaz carroña de nuestras recientes desdichas.

Son tiempos difíciles para todos, también para el fútbol y evidentemente para la Gimnástica, que es lo que ahora nos ocupa y sobre todo nos preocupa, porque ¿cuál será el futuro a medio y largo plazo del club? El presente inmediato parece encauzado, gracias al compromiso mostrado por los anteriores directivos, que en un ejercicio de responsabilidad que les honra, no han querido dejar desamparada a la entidad cuando nadie quiso coger las riendas del club, una vez que ellos las soltaron. ¡Quién lo hubiera dicho, hace solo unos meses!, cuando se desencadenó aquella lucha soterrada planteada por una parte minoritaria de la masa social, para impedir la conversión del club en sociedad anónima deportiva, por cierto, mayoritariamente aceptada por los demás socios. El principal argumento para oponerse a esta transformación, fue el que la “Sego” tendría que ser siempre propiedad de sus socios. Pues bien, aquí tuvimos todos la posibilidad de ofrecernos para hacer realidad aquella premisa y casi todos miramos para otro lado, dejando desierta la convocatoria de elecciones y huérfana de dirigentes a la entidad, si no lo hubieran impedido al menos provisionalmente, los mismos que han regido el club en los últimos años. Los mismos que llevaron a cabo una de las mejores gestiones, si no la mejor, que se recuerda, tanto en lo deportivo como en lo económico.

Ante el comienzo de la temporada que se nos viene encima, con permiso del C19, alguna reflexión deberemos hacer los socios del club, porque ésta llega cargada de interrogantes, con un nuevo modelo de competición diseñado desde la Federación Española de Fútbol y sobre todo, porque a día de hoy, nadie puede asegurar la presencia de aficionados en las gradas. Si finalmente se celebran los partidos sin público, el deterioro económico que sufrirían los equipos de esta categoría sería tremendo. Pienso y lo dice un socio que tiene la misma antigüedad en el club que el césped de La Albuera, esto es desde 1982, que en lo que la “Sego” continúe siendo de sus socios, es responsabilidad de toda su masa social y no sólo de unos pocos, velar por sus intereses, cada uno en la medida de sus posibilidades. Entiendo que pueda estar metiéndome en un charco para el que no dispongo de botas katiuskas. Cada cual sabe lo que pasa en su casa y conocerá a la perfección los estragos que los devastadores efectos de la pandemia puedan estar causando en su economía doméstica. Pero sería muy importante que aquel socio que pueda permitírselo, no deje de renovar su cuota de la temporada, aunque no se despejen las dudas de si podrá acudir con ella a presenciar los partidos.

Mantener el pago de las cuotas sociales, sería la mejor forma de contribuir al sostenimiento económico del club, apoyando a la junta gestora, cuyos integrantes parece que han sido capaces de volver a formar otro gran proyecto deportivo, con el que pretenden conducir a la nave gimnástica hasta el puerto de la Segunda B; ya veremos en cuál de las dos categorías, si en la que se va a exigir disponer de gasolina súper, o en la que es suficiente con la normal. Pero lo que realmente debe evitarse es permanecer sumergidos en las profundidades del pozo en que se convertirá la futura Tercera, que en la práctica, pasaría a ser la quinta división del fútbol nacional.

Si como nos cuentan, es verdad que se mantienen los patrocinadores de la anterior temporada en un porcentaje cercano al noventa por ciento, los socios que renueven sus cuotas no deberíamos ser menos. Sería la mejor ayuda para tender el puente hacia el futuro que debe esperar al club, al término de esta temporada de transición. Salvada la difícil disyuntiva de este año, se podrá decidir después, libremente y con plenas garantías, el modelo de gestión para nuestra Gimnástica Segoviana, que la permita encaminarse hacia su centenario con sólidas esperanzas de pervivencia. Cosa esta, que no será posible si no se supera antes el escollo de la presente temporada, tanto en el resultado deportivo como en el económico. Lo que ocurre, es que lo segundo suele ser casi siempre condicionante de lo primero. Otra razón más para justificar el esfuerzo que deberíamos hacer sus socios.


miércoles, 9 de diciembre de 2020

34 blanco y par, que no rojo ni negro

 Jesús Fuentetaja 

El Adelantado de Segovia -18 julio, 2020


Mi madre, gran aficionada a un deporte que apenas vislumbró en blanco y negro a través de las imágenes del NODO, a medida que iba dando a luz a sus hijos (tuvo hasta tres) les iba haciendo del club que había visto conquistar cinco copas de Europa seguidas en el cine. Luego, más tarde, sí que iba a hablar con el cura para bautizarnos. Quiero decir con ello, que mi condición de madridista me viene de cuna y forma parte además, de la carga genética heredada de la que uno no puede renunciar, pero es que tampoco quiero. Soy consciente que declararse ahora seguidor del equipo del “Real de Madrid”, como le llama el personaje que interpreta uno de sus más histriónicos y conocido de sus detractores televisivos, es un riesgo tan grande como el de no confesar abiertamente la ideología política con la que no llegas a simpatizar, exponiéndote con ello a padecer las trágicas consecuencias que provoca la espiral del “conmigo o contra mí”, que en ascendente remolino huracanado, tiende a transformarse en tornado devastador, que en caso de no amainar, termina llevándose por el aire la convivencia entre las personas. El “me opongo a lo que digas”, sea esto lo que sea, ha desplazado al más cordial del no estoy de acuerdo, aunque respete tu opinión. Y es evidente que el fútbol, sobre todo el fútbol, no puede ser una excepción.


Pensaba esto la otra noche, mientras disfrutaba con serena felicidad de la obtención del campeonato de liga número 34 del club merengue, con alegría, pero a la vez con un poso de tristeza por la situación que ha condicionado nuestra existencia en los últimos meses y que ha tenido también una incidencia muy directa en el desarrollo de la competición. Reflexionaba cómo era posible que un mismo hecho pudiera llegar a generar un estado de felicidad en alguien, al mismo tiempo que convertirse en la causa del disgusto de otros. El Madrid es el paradigma perfecto de la actual división de la sociedad en dos bandos irreconciliables, entre partidarios y adversarios, en este caso, entre madridistas y antimadridistas. Y al igual que me ocurre con la política, no entiendo esta situación que se fundamenta en una exacerbada disparidad, cada vez más acentuada. Puedo comprender las manifestaciones a favor de una determinada opción política o de un concreto club deportivo, pero no entiendo aquellas que se producen sistemáticamente en contra, en las que no se deja espacio alguno para el diálogo, material básico éste con el que debe construirse toda convivencia civilizada.


En opinión de los psicólogos, en las conductas basadas en la confrontación directa, existe un componente patológico muy alto originado por el odio, que no en pocas ocasiones tiene su raíz primigenia en la envidia. Otro gran aficionado madridista, el escritor Javier Marías, dejó plasmada esta cuestión hace algunos años, en uno de sus artículos más celebrados: ¿Por qué no nos odian?, titulaba, porque así dice que se preguntaban los seguidores de uno de los eternos rivales del Madrid, extrañados ante la falta de correspondencia hacia ellos de este ancestral sentimiento. Por lo que a mí respecta y como madridista, no soy capaz de odiar a nadie. Sólo disfruto con las satisfacciones que pueda darme mi equipo y únicamente llegan a disgustarme sus fracasos. El balance resulta evidentemente satisfactorio y desde el pasado jueves 16 de julio todavía un poquito más. Pero ni me alegra ni tampoco me preocupa lo que suceda con el resto de los equipos ¿Se deberá a que desde mi personal óptica no debo tener motivo alguno para ello? Como ya hemos anticipado, parece ser que los psicólogos tienen la respuesta: “Se odia lo que se envidia y se envidia aquello de lo que se carece”. Lo que lamento es seguir sin explicación alguna para el cada vez más pronunciado antagonismo, que día a día se va extendiendo al resto de la sociedad, cuando de política se trata. ¿Quién influye en quien, el fútbol en la política o la política en el futbol? Trabajo ahora para los sociólogos.

martes, 1 de diciembre de 2020

Un día festivo para el olvido

 Jesús Fuentetaja

El Adelantado de Segovia -30 junio, 2020

Me levanto el día de San Pedro, con la resaca de la fiesta de la ciudad instalada en la nostalgia de otros años. Hoy, no he oído las dianas y desconozco si mis amigos los Silverios habrán sacado a pasear al señor Frutos y a la señora Fuencisla, gigantescos personajes de cartón piedra que escuchan y ven lo que quieren, pero sólo por sálvese la parte.

De momento hasta mi ventana no han llegado las notas de las “Habas Verdes”. Tampoco he escuchado el petardeo de las motos por La Piedad, en donde se mostraban como enormes pulgas estridentes.

Presiento que esta tarde tampoco me emocionarán los compases de “Gallito”, en el viejo coso de la carretera de la Granja. También lamentaré que no peligren mis lumbares con el movimiento sincopado de “Paquito el Chocolatero”, tocado por la orquesta de turno con nocturnidad y para mi espalda, puede que también con alevosía.

Por los motivos que todos conocemos, no andan los cuerpos con ánimo de fiesta, y este día de San Pedro se ha presentado como el más raro y más triste que uno recuerde, con la carga de decepción y preocupación que venimos arrastrando. Decepción por sentirnos ninguneados por las autoridades sanitarias de la Administración autonómica en la que fuimos incluidos a la fuerza, como nos recordaba este mismo periódico en su editorial del pasado domingo. Y, sobre todo, preocupados porque podamos encontrarnos inermes para enfrentarnos de nuevo a la pandemia, que afectaría a nuestra salud pero también a nuestros bolsillos. No nos valen las promesas futuras que bien conocen los que las hacen, que el tiempo les impedirá a ellos cumplirlas, cuando lo que precisamos son compromisos concretos, ciertos e inmediatos que puedan ayudar a solucionar el problema cuanto antes.

En este día de San Pedro, último antes de celebrar el 500 aniversario de la rebelión comunera, algunos sentimos que la Junta se está comportando con Segovia con un espíritu de revancha muy similar al que llevó al emperador Carlos V a ordenar desmochar los escudos de los nobles segovianos que se atrevieron a secundar a Juan Bravo.

Resultaría muy duro siquiera pensar que se pretenda cercenar definitivamente el blasón del Policlínico para que no olvidemos a quien debemos pleitesía y sumisión administrativa.

Ojalá nos demuestren que vamos demasiado lejos con estas elucubraciones, y que solo son hijas de la pesadilla de una noche de verano de la que desearíamos despertar, a ser posible con el resplandor del último cohete imaginario que, al final del día, viniera a iluminar la angustiosa oscuridad que se cierne sobre Segovia.



miércoles, 25 de noviembre de 2020

Confundir el culo con las témporas

 Jesús Fuentetaja

El Adelantado de Segovia -23 junio, 2020


Conocemos el significado de la primera acepción del título de este artículo, pero ¿qué demonios son las segundas? Confieso que he procurado ilustrarme antes de escribir esto que les voy a contar. Al parecer, desde un punto de vista religioso, las témporas serían los breves ciclos de la liturgia dedicados principalmente a la penitencia, al final y al inicio de las nuevas estaciones. Por extensión se les ha atribuido alguna capacidad para predecir el tiempo meteorológico, al igual que ocurre con las populares Cabañuelas. Sin embargo cuando aparecen relacionadas con esa parte de la anatomía humana que he tenido la osadía de nombrar, no solo significan tiempo, sino también sienes, siendo esta la razón por la que se conocen como temporales los dos huesos ubicados a ambos lados de la cabeza. Confundir aquel con estas, puede tener dos significados donde el peor de ellos no es que se piense con el primero, sino que se complete el intercambio de funciones y se pueda llegar a evacuar por las segundas.


Personalmente creo aplicable este dicho popular en algunas de las novísimas incorporaciones lingüísticas que llevamos un tiempo padeciendo, especialmente las utilizadas con carácter excluyente más que inclusivo, con las que se pretenden marcar diferencias en esta cruzada de géneros en que se ha transformado el feminismo militante más radical, convertido en uno de los principales banderines de enganche de las actuales ideologías progresistas. Con maquiavélicas intenciones y otorgando más importancia al fin del mensaje que al academicismo de los medios de expresión utilizados, son escogidos aquellos términos que aporten mayor rotundidad expresiva a las intenciones finales que se persiguen, sin importar que no se respeten las normas gramaticales, o que etimológicamente no tenga nada que ver con el significado que se pretende realzar.


Hablando de utilización del lenguaje, me viene ahora a la memoria, la anécdota que se contaba de una discusión surgida en la reunión de un Consejo de Ministros de la época preconstitucional, en la que el dinámico titular de la cosa deportiva, pretendía ampliar las horas lectivas en el bachillerato dedicadas a la actividad física, en detrimento de la asignatura de latín, porque ¿para qué sirve el latín?, se preguntaba. La respuesta la obtuvo del ministro de Educación y puede que por aquel entonces también de Ciencia: “Para que los nacidos como usted en Cabra (Córdoba), se les pueda llamar egabrenses en lugar de c…”.


El conocimiento básico del latín puede evitarnos el riesgo de cometer más de una aberración lingüística, aunque ello poco importe, imbuidos como estamos en la cultura de la inmediatez política que se nos intenta imponer. Hace unos días, en un medio tan poco sospechoso como es el diario “El País”, Alex Grijelmo, periodista de esa casa y autor de una original gramática descomplicada de gran aceptación popular, sacaba los colores lingüísticos a la señora ministra de Igualdad por reivindicar y hacer suya la utilización del término monomaternal en sustitución de monoparental, para referirse a las familias con un solo progenitor o progenitora. Con finísimo sentido del humor venía a recordar a la ministra que monoparental no procede de padre sino de pariente, más en concreto de parens, parentis, participio de presente del verbo latino pario, peperi, partum, que significa parir, dar a luz, cualidad ésta que la naturaleza impide que pueda ser ejercida por ningún varón. Este es un claro ejemplo de confusión anatómica a la que antes quería referirme. Por supuesto la utilización de esa palabreja ya ha sido impuesta en todos los ámbitos coincidentes con la ideología de la titular de Igualdad, que como igual da que da lo mismo, ha sido recogida en un catálogo de buenos usos del denominado lenguaje inclusivo recientemente editado por el Ayuntamiento de Segovia.


Hablando ya en serio y como no puede ser de otra forma, estamos completamente de acuerdo con todo aquello que lleve a las sociedades actuales a la plena igualdad de derechos y obligaciones entre el hombre y la mujer, sin que pueda haber discriminación alguna por razón de sexo, tal y como se recoge en el artículo 14 de nuestra Constitución y repudiamos cualquier reminiscencia machista que aun persista entre nosotros. Pero esta ceremonia de la confusión en el lenguaje procedente de los sectores más radicales del feminismo, produce perplejidad y hasta a veces hilaridad, entre las personas sensatas que huyen de la confrontación entre géneros en la forma en que está planteada. Primero se arremetió contra las vocales a las que generalmente se las atribuyen la condición masculina y ahora, como muy bien destaca el periodista de “El País” la ha tocado el turno a la letra “P”, ya demonizada y sustituida por la “M”, a la que se quiere convertir en un nuevo signo de intolerancia. Pues bien, en este caso y si van a continuar poniéndose tan pesados o pesadas con su peculiar adaptación del lenguaje a la carta de sus intereses, mejor es que se vayan cuanto antes a utilizar esta última letra en todas sus acepciones, incluida, claro está, la fisiológica.

jueves, 18 de junio de 2020

La nueva censura

Jesús Fuentetaja – El Adelantado de Segovia, 16 junio, 2020.

Acabo de escuchar y también leer, que una distribuidora de películas ha retirado de su catálogo “Lo que el viento se llevó”, por considerar el larguísimo y para algunos —entre los que me encuentro— inaguantable film, como una apología del racismo. Confieso que con esta película me ha pasado como con algunos de los grandes clásicos de la literatura universal, que me ha costado horrores hincarles el diente. Es el caso de “Guerra y Paz”, de León Tolstói; de “La Montaña Mágica”, de Thomas Man; del “Ulises”, de James Joyce, y si me apuran y ya tirando más para casa, de “La Regenta”, de Leopoldo Alas Clarín, desarrollada en la Vetusta ovetense. Tanto la visualización de aquella, como la lectura de cualquiera de éstas, me ha llevado a identificarme con los sufrimientos de nuestro gran Perico Delgado, cuando le veíamos ascender en el mes de julio de cada año, el Tourmalet, el Alpe d’Huez o el mismísimo Puy-de-Dôme. Es decir, se me hacían cuesta arriba, no solo acabarlas, sino alcanzar siquiera las primeras rampas de su excesivo largometraje o de sus voluminosas páginas, quedándome rezagado y exhausto nada más vislumbrar la pronunciada revuelta que me esperaba tras el recodo.

Pero, no es esta la reflexión principal que pretendo ocupe el espacio que graciablemente me brinda la dirección del periódico. Porque una cosa es que uno no tenga capacidad, o a lo mejor puede que paciencia, para apreciar las grandes virtudes cinematográficas o literarias de las obras citadas, y otra muy distinta es que se limite y se condicione su acceso a quienes deseen libremente llegar al conocimiento de las mismas, porque alguien, con vocación de Gran Hermano, tendencia, por otra parte, que tanto se prodiga en estos tiempos, se haya dado cuenta ochenta años después, que su contenido resulta actualmente anacrónico, peligroso y políticamente incorrecto. Las nuevas tendencias de fiscalizar y dominar los gustos y la opiniones de los demás, principalmente a través del incontrolado mundo de las redes sociales, se basa en fijar ideologías y actos de conducta que van señalando el único camino que es posible transitar, si no quiere uno precipitarse en las fosas de la intolerancia de quienes van a tratar como enemigos incluso equidistantes a cualquiera que se aparte de la senda trazada por ellos. No creo que los millones de espectadores (algunos como en mi caso sufridos) que durante todos estos años, hayan podido finalmente llegar a contemplar el The End de la película de la discordia, realizada en el periodo de entre dos guerras mundiales y ambientada en medio de una contienda civil, salieran de los cines, la mayor parte de ellos, con el ardor guerrero desatado para militar en el Ku Klux Klan, sino más bien repudiando esa lacra en la historia de los seres humanos que ha constituido tanto la esclavitud como el racismo, elementos básicos, pero no únicos sobre los que se asienta la trama del film —historia viva de la cinematografía—, que se limita a poner todos estos elementos a la vista del espectador, quien se supone que sabrá discernir sobre lo que ha presenciado.

Decidir por los demás lo que estos pueden o no pueden ver o hacer, es propio de ideologías totalitarias que persiguen controlar, encaminar y dirigir las voluntades de las personas.

Liberticidas de la libertad de creación artística y del derecho a decidir lo que a cada uno le conviene. En los últimos días del franquismo a más de un nostálgico del régimen cuyo final ya se vislumbraba en el horizonte, se le oía decir como un constante sonsonete: ¿para esto hicimos una guerra? Y digo yo ahora, ¿para esto hicimos entre todos la transición de la dictadura hacia la libertad plena de los españoles?, para que se quieran implantar de nuevo sofisticados sistemas de censura, aunque sea con la excusa de amparar principios y derechos fundamentales que nadie niega, pero justificando con ellos que pueda limitarse el derecho a decidir, a pensar y a reflexionar por nosotros mismos. Poca diferencia hay entre la prohibición de proyectar en los cines de la época franquista “El Fantasma de la Libertad”, de Luis Buñuel; que intentar impedir ahora que no pueda verse “Lo que el viento se llevó”. ¿Qué será lo siguiente? Echar a la hoguera de la inquisición feminista las copias de “El hombre Tranquilo”, de John Ford, por exponer las ancestrales tradiciones machistas presentes en la vieja Irlanda. Incluir en el índice maldito de la lucha de clases el film “El Gatopardo” de Luchino Visconti, basado en la novela homónima de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, por presentar ente el espectador la decadente aristocracia italiana del siglo XIX, contraria, evidentemente, a la revolución de Garibaldi que se les venía encima. O arramblar en un oscuro rincón, cualquier obra de arte que hubiera tenido de mecenas a personajes históricos contrarios a las ideas que profese el nuevo censor.

Mala cosa es esta de no respetar la pluralidad de ideas, de creencias y de ideologías, pretendiendo, a cambio, establecer la igualdad de pensamiento que se nos quiere imponer para no sobrepasar la delgada línea roja que nos ubicaría, a sus ojos, en militantes del bando contrario. Con razón igualdad y libertad han sido siempre dos conceptos, que en el transcurso de la historia de la humanidad debieran haber sido complementarios, pero casi siempre se han mostrado como antagónicos. Ronald Cartland, político inglés nacido en 1907 y muerto en acción al principio de la Segunda Guerra Mundial, se planteaba si se debiera colocar a la libertad por encima de la igualdad, porque en su opinión, la igualdad implica subyugamiento y represión. Es decir, si admito la igualdad es para poderme sentir igualmente libre entre los demás. Pero especialmente preciso de la libertad para poder ejercer todos mis derechos, incluso el de equivocarme en escoger la película que me apetezca ver, o seleccionar el libro con el que incluso, pretenda aburrirme. Pero sin censura previa por favor. Que cada cual piense y opine lo que libremente se le ocurra, incluido sobre el contenido de este artículo, faltaría más.

miércoles, 17 de junio de 2020

Evocaciones navideñas: Radio Segovia y el camello cojito de Ismael

El Adelantado de Segovia, 6 enero, 2019.

JESUS FUENTETAJA

Me resulta imposible evocar las navidades de antaño sin recordar los ecos de las ondas amigas de Radio Segovia y de su programación especial para estas fiestas. Las cuñas publicitarias nos hacían llegar los mejores deseos de la industria y del comercio segovianos, entremezcladas con villancicos populares. A finales de los años sesenta y principio de la década de los setenta a los que se remontan mis recuerdos, la programación local ocupaba la mayor parte del horario de emisión y las verdaderas cuñas eran realmente las conexiones con las emisoras de ámbito nacional. Descontados los partes de RNE, de emisión obligatoria y algún que otro programa de entretenimiento de la SER, la casi totalidad de la parrilla diaria estaba dedicada a hablar de lo que aquí ocurría, de lo cotidiano. Este carácter entrañable se acentuaba en los días navideños, especialmente en torno al 25 de diciembre y al 1 de enero, en los que se repetía en los micrófonos de Radio Segovia la misma cantinela: “Felices Pascuas y Próspero Año Nuevo”, que venían a desear a sus oyentes el industrial o comerciante de turno, antes que sonara la música elegida para cada felicitación.

Radio Segovia siempre tuvo un excelente elenco de profesionales a su servicio, muchos de ellos harían luego carrera en los principales medios audiovisuales del país. Fue cantera de Televisión Española, donde acabaron trabajando, entre otros, que yo sepa y que me perdonen las posibles omisiones: Santiago y Javier Vázquez, Cirilo Rodríguez, Julio César Fernández, Emilio de Andrés y no sé si alguno más que no logro recordar. De aquí salió Pepe Castrillo, para dirigir algunas de las emisoras más importantes de la cadena SER y, aquí, quiso permanecer Alfredo Matesanz, para prestar su voz al pueblo de Segovia durante más de cuarenta años. Me van a disculpar todos ellos, pero el recuerdo de los sonidos de aquellas navidades tiene timbre femenino. Son las voces afectuosas y siempre reconocibles de Consuelito Muñoz y de Josefina García (ésta última paisana mía de Navafría, que luego se enfadan en mi pueblo si no lo digo) las que asocio con los villancicos y felicitaciones que se lanzaban al aire desde la antena de la calle de San Agustín, bien es verdad, que entre algún acople intempestivo con el rezo del santo rosario, que se retransmitía a diario desde el cercano convento de las Madres Dominicas.

Dejando aparte el Tamborilero de Raphael, tres eran los temas que más se repetían en aquellos días, posiblemente por ser segovianos sus intérpretes: El Tarantán, grabado por Agapito Marazuela, en 1969; los Airecillos de Belén, incluidos en el primer LP del Nuevo Mester de Juglaría de 1971 y el Camello Cojito, del Auto de los Reyes Magos de la poetisa Gloria Fuertes, al que puso música Ismael Peña, también en 1971. Por cierto, hablando de Josefina García y de Ismael, hay una curiosa entrevista de la locutora al cantante, creo recordar que en el mes de diciembre de 1973 y sobre las tablas del hoy desaparecido Teatro Cervantes, con motivo de la participación de este último en el festival del aniversario de la emisora, en la que le pone en un aprieto con sus preguntas por haberse atrevido a traspasar la delgada línea comercial en sus últimos trabajos. (Con toda seguridad se estaría refiriendo al álbum “Alzo la Voz”, grabado ese mismo año y que estaba funcionando con éxito en los circuitos del Gran Musical, el equivalente a los 40 Principales de ahora).

De los tres villancicos citados, es la bella historia del camello cojito cantada precisamente por el folklorista de Torreadrada, la que recuerdo con mayor afecto y emoción, además de parecerme la más apropiada para este día, en que se celebra la festividad de los Reyes Magos. Aquella birria de camello que vendieron a Baltasar en Oriente, se convierte en un suave y confortable muñeco de peluche en los brazos del Niño, que le prefiere al oro, al incienso y a la mirra que le ofrecen los tres Monarcas venidos de lugares tan lejanos. Es la moraleja con la que me quedo. Al final se trata de buscar la felicidad de lo inmediato, de lo posible. Soy de los que creen que la plenitud está llena de pequeños momentos, porque no existe la felicidad absoluta, sino sólo la relativa de cada instante. Regalemos pues momentos felices a los demás, hoy y todos los días del año recién estrenado, aunque nos valgamos para ello de cosas tan sencillas como un simple muñeco de trapo.

Termino, por ello, con las palabras que seguramente pronunciará Don Amando, el párroco de la Lastrilla y del Sotillo al concluir la misa de hoy, las mismas que viene repitiendo a sus feligreses domingo tras domingo: “SER FELICES Y A SER POSIBLE: CONTAGIARLO”. Ese es también mi deseo para todos los lectores del periódico.

Ojala los Reyes acierten con este último regalo.

lunes, 15 de junio de 2020

¿Otra versión del Canto de Bodas del Ofertorio?

El Adelantado de Segovia, 7 junio, 2020.

Jesús Fuentetaja Sanz (*)

Partitura Ofertorio.

Navegaba hace unos días por las socorridas aguas de Internet, con la intención de localizar cualquier información que me permitiera conocer la identidad del autor de un denso ensayo sobre el folklore musical castellano que hace años y por casualidad pude recuperar del fondo de una caja de cartón a las puertas de una entidad pública, destinada toda la caja, junto con su contenido, a convertirse en papel reciclado. Por la extensión y calidad de la obra deduje que el autor debía de ser una autoridad musical en la materia, pero dentro de ella no aparecía identificación alguna de su autoría, salvo una escueta referencia a una publicación anterior del mismo autor, reflejada en una de las numerosas notas a pie de página del voluminoso trabajo. Moviendo papeles en casa, volví a toparme con este viejo estudio y me volvieron a venir las ganas de conocer de una vez por todas quien había sido su redactor. La pista me conducía directamente a la prestigiosa revista musical “Ritmo” y sucedió lo que tantas veces acontece cuando uno pretende encontrar una cosa, que al final descubre otras tan interesantes como la del objeto de la búsqueda. También conseguí mi objetivo inicial, que de momento dejaré aparcado en el anonimato, pues tanto el protagonista como su obra, arrancada in extremis de las fauces de la trituradora de papel, muy bien merecerían la dedicación de una página en exclusiva por parte de este Instituto.

De los fondos editoriales de la revista Ritmo, depositados en la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica del Ministerio de Cultura, emergió un artículo con el título genérico de Folklore Castellano, contenido en el número 180, Año XV, del mes de octubre de 1944 (página 8), que estaba destinado en exclusiva a dar a conocer una de las tradiciones más genuinas de la provincia de Segovia, conservada en nuestros pueblos durante la celebración de las bodas y que era conocida como el canto del Ofertorio. En el artículo solamente se reflejaban las iniciales de su autor A.M. y enseguida la memoria me condujo, tanto hasta el Cancionero Segoviano de Agapito Marazuela, como hasta la propia interpretación de este tema por el folklorista de Valverde del Majano, en la grabación efectuada para la discográfica Colombia en el año 1969: “Folklore castellano de Segovia, Ávila y Valladolid”. ¿Podría tratarse de un artículo publicado por Agapito, puesto que las iniciales coincidían? Enseguida me di cuenta que ello no era posible, pues en octubre de 1944, Marazuela continuaba arrastrando las cadenas de la intolerancia por las cárceles de la postguerra, posiblemente en ese momento por la de Ocaña.

Pues si Agapito no podía ser el autor del artículo ¿a quién correspondían las iniciales de A.M.? Un nuevo rastreo por los índices de la revista Ritmo de aquellos días, me llevo a la conclusión que el autor del artículo de marras era el músico aragonés Ángel Mingote Lorente, nacido en la localidad zaragozana de Daroca en el año 1895 y fallecido en Madrid en 1961. Pianista, organista y sobre todo excelente compositor y musicólogo, autor de un importante catálogo de obras de diversos estilos, desde composiciones sinfónicas, escénicas, religiosas e incluso para bandas. Pero también fue un amante de la música popular y un consumado investigador del folklore, como demostró con su Cancionero Musical de la provincia de Zaragoza, publicado en el año 1950; también fue el autor de un importante ensayo con el nombre de “Tradicionalismo y matiz popular en la música española”.

Este notable músico era el autor del artículo sobre la citada tradición de la provincia de Segovia, hoy en día prácticamente desaparecida. Recientemente, el Nuevo Mester de Juglaría ha incorporado esta pieza a su repertorio de actuaciones en directo, aunque la muestran con cuentagotas, la última vez que tuve ocasión de presenciarla fue en el concierto del grupo en el Teatro Juan Bravo, con el que iniciaban la gira del 50 aniversario y reforzados para la ocasión por los dulzaineros de la tierra Jesús Costa, Carlos de Miguel y David López. La explicación de esta peculiar costumbre y el tratamiento escénico en que se representa coincide en lo fundamental con los datos que figuran en el Cancionero de Agapito. Y aquí se me abre otra nueva interrogante, puesto que Marazuela no publica su obra recopilatoria hasta el año 1964, es decir, veinte años después de la fecha del artículo.¿Podría haber tenido acceso el músico aragonés al primer Cancionero de nuestro folklorista, merecedor del Premio Nacional de Folklore en el año 1932? ¿O sería fruto de la propia investigación de campo desarrollada por Mingote y que hubiera llegado con sus pesquisas hasta la provincia de Segovia? Personalmente me inclino por esta última alternativa, puesto que en la partitura se hace constar de forma manuscrita que fue tomada al oído en varios pueblos de Segovia.

No obstante, para salir de dudas lo mejor sería comparar la partitura del canto del Ofertorio que aparece reflejada en el artículo de 1944, con la original que se recoge en el Cancionero Segoviano. Reconozco que carezco de los conocimientos musicales suficientes que me permitan llevar a cabo esta comprobación, para ver si existe algún matiz que pueda diferenciar una de otra. Por eso vamos a dejar testimonio gráfico de la primera en el presente trabajo y que los expertos decidan.

Finalmente y por su evidente interés, a continuación se reproducen algunas de las explicaciones sobre esta curiosa tradición de nuestro folklore provincial, que aparecen contenidas en el artículo de A.M. al que nos venimos refiriendo:

“Es costumbre en las bodas de los pueblos de la provincia de Segovia, reunirse familiares y amistades uno o más días a comer en compañía para celebrar el acontecimiento matrimonial; y entre otras costumbres merecedoras de conocerse (y a punto de extinguirse si no se sale pronto en su ayuda), se encuentra esta de que me ocupo.

El primer día después de la comida, existe la costumbre llamada del “Ofertorio”, que se realiza con la seriedad de que es tan peculiar en Castilla para esta clase de actos. Consiste en que cada asistente aporta su voluntad para ayudar a los novios económicamente, y esto se hace sin levantarse los comensales de la mesa, estando sentados los novios al lado de los padrinos y sus familiares más representativos. Para empezar, tiene un tema musical, que lo ejecuta primeramente con unos compases solo de tamboril; después entra la dulzaina tocando los temas que se detallan, y terminados los temas de dulzaina, varias mozas asistentes a la boda cantan el canto que sigue a los temas de dulzaina y tamboril.

Después de terminar las mozas, vuelven otra vez la danza y el tamboril a repetir los mismos temas, alternado los mozos y dulzainero sucesivamente, y continuando de esta manera distintas estrofas, que suelen ser la apología de la novia, y pasando una bandeja a los concurrentes, hasta que terminan de depositar lo que crean conveniente”.

——
(*) Miembro del Consejo Asesor del Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana “Manuel González Herrero”.

martes, 9 de junio de 2020

2013-2018: 150 artículos periodísticos desde el IGH

El Adelantado de Segovia, 6 enero, 2019.


Varios titulares de El Adelantado con Enraizado2.


El 13 de enero del 2013, Francisco Vázquez, Presidente de la Diputación de Segovia, firmaba el primero de los artículos periodísticos publicado desde el Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana “Manuel González Herrero” en una de las cabeceras de la prensa local: El Adelantado de Segovia. Bajo el sintético título “En el arranque del Instituto”, Vázquez aproximaba al lector a la creación de este organismo, justificando el nombre y los objetivos del mismo: la investigación y la “puesta a disposición de los ciudadanos del fruto de dichas investigaciones mediante publicaciones”. Seis años después, y de forma paralela a la concesión de más de 20 becas, la cifra de artículos periodísticos publicados en el medio citado supera los 150, siendo textos complementarios al resto de las publicaciones de la institución provincial —en numerosas ocasiones resultado de una investigación de campo o de archivo—, con periodicidad quincenal, y escritos por un 50 voces de expertos reunidos gracias a la Coordinación de dos periodistas con trayectorias profesionales ligadas a la documentación y divulgación de la Cultura Tradicional: Carlos Blanco (enero 2013-febrero 2016) y Esther Maganto (desde marzo 2016). Para su búsqueda, localización y seguimiento, los lectores pueden acudir a la página web del IGH (pestaña Publicaciones o al enlace directo http://www.institutogonzalezherrero.es/articulos).

Francisco Vázquez, Presidente de la Diputación de Segovia, quiso expresar personalmente y por escrito las razones de la denominación del Instituto de la Cultura Tradicional “Manuel González Herrero”, en el primero de los más de 150 artículos periodísticos publicados desde la creación de este organismo: “Si hay algo que haya definido con absoluta certeza el conjunto de la obra de González Herrero, esto ha sido su permanente intención de tender puentes intergeneracionales, por los que transcurra en un fluido constante, la razón de ser del pueblo segoviano. A la busca de su identidad colectiva se dedicó en cuerpo y alma, y ciego de amor por esta tierra, nos mostró que el segoviano tenía que saber quién era para poder ser él mismo. Por esto y por otras muchas razones, fue reconocido Don Manuel, como Hijo Predilecto de la Provincia de Segovia (25 de junio de 2004) y justifica, que el Instituto de la Cultura Tradicional que ahora se presenta, lleve su nombre”.

Coordinación de Carlos Blanco (2013-febrero 2016) Gracias a una filosofía de continuidad y compilación a lo largo del tiempo —como la “entrega” de toda una vida de Manuel González Herrero en su prolija obra sobre la Tradición segoviana, a la que también hacía referencia Vázquez en el primer artículo citado—, se fueron sumando textos escritos por diferentes plumas bajo la Coordinación del periodista Carlos Blanco, integrando en cada página o doble página el texto del colaborador, además de reseñas sobre segovianos ilustres, un rincón para la poesía, o datos sobre localidades segovianas recopiladas en obras de referencia como el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar, de Pascual Madoz (1845-1850).

Entre las colaboraciones gestionadas por Carlos Blanco durante el primer año —teniendo en cuenta la puesta en marcha del IGH como organismo dependiente de la Diputación de Segovia, la figura de Manuel González Herrero y los miembros del Consejo Asesor del IGH—, figuraron Sara Dueñas, a comienzos del 2013, Directora del IGH; el propio M. González Herrero, a través de textos recopilatorios de su obra, y de su hijo Joaquín González (pupilo de Agapito Marazuela); el folklorista Joaquín Díaz, los antropólogos Luis Díaz Viana, Jose Luis Alonso Ponga y Honorio M. Velasco, junto a los músicos Luis Martín y Carmelo Gozalo, o Jesús Fuentetaja, todos ellos miembros del citado Consejo; y textos firmados por el propio Blanco, como el que sirvió para recordar a la sociedad segoviana en febrero del 2013, los “Treinta años sin el maestro” —dedicado a A. Marazuela—.

En esta primera etapa, la llegada de colaboraciones de expertos en materias específicas, se iniciaron con la del historiador Alberto Herreras, la arquitecta Ana Marazuela, el músico Feliciano Ituero y las tres firmas de los primeros becados por el IGH: Carlos A. Porro, Ángeles Rubio y Esther Maganto. Sumándose a todos ellos, y ya en el segundo año, el musicólogo Pablo Zamarrón, la periodista Ana San Romualdo, los historiadores Ana Valtierra y Mariano Gómez de Caso, la Directora del Centro de Interpretación del Folklore/Museo del Paloteo, Arantza Rodrigo, la dulzainera Elena de Frutos, el organizador de distintos eventos folklóricos, Francisco del Caño, y el periodista Guillermo Herrero. Como nuevas firmas del tercer año de andadura del IGH, el empresario Antonio Horcajo, el antropólogo Jorge Herrero, el artista Justino Santos, el filólogo Fermín de los Reyes, el fotógrafo Diego Gómez, el periodista Luis Besa y el artesano J. Alberto de Lucas.

En palabras de Carlos Blanco

Cualquier nacimiento es incierto, de modo que desde el primer momento el grupo fundador del Instituto se propuso dar un fuerte tirón que demostrara la seriedad y solidez de sus planteamientos. Y su compromiso con los objetivos de conocimiento, comprensión y comunicación de la cultura popular segoviana. Además, la provincia de Segovia era una de las pocas que aún no tenía un centro de estas características surgidos, en su mayoría, en los tiempos lejanos de las preautonomías en busca de hechos diferenciadores. En Segovia, pasado aquel sarampión, se trataba de conocer, investigar y divulgar la excelencia de su cultura popular.

La primera publicación fue un disco libro sobe el maestro Agapito Matazuela que contenía grabaciones inéditas de Agapito Marazuela recogidas en los años 70 del pasado siglo y la reedición por vez primera de los discos grabados por el maestro para la discográfica Parlophon con interpretaciones como la famosa entradilla. Junto con textos de personas que conocieron y trataron a Marazuela como persona entrañable y eminente intérprete y recopilador de las tradiciones artísticas de Segovia y Castilla.

Esta iniciativa tuvo una gran acogida por parte de los medios de comunicación locales y regionales y contribuyó al conocimiento del Instituto. El rigor y calidad de los textos que enseguida dieron frutos en forma de nuevos proyectos fueron decisivos para el nacimiento del Instituto Manuel González Herrero.

Coordinación de E. Maganto: desde marzo del 2016 Tras cinco colaboraciones en la primera etapa, y con la llegada de la Revista Digital enraiza2, Esther Maganto asumió el reto de mantener autores y aumentar el número de colaboradores y materias presentes en las páginas quincenales editadas por el IGH. De esta forma, los textos presentaron en muchas ocasiones una doble vía de publicación, impresa y online, con el fin de alcanzar a diferentes audiencias y reducir distancias en la brecha digital generacional. Asimismo, y con la publicación impresa del I y II Anuario de enraiza2, las colaboraciones anuales han quedado compiladas en dos obras disponibles para los lectores en las librerías segovianas.

No obstante, en numerosas ocasiones los textos se han escrito ex profeso para su publicación en el diario El Adelantado, en aras a seguir la lógica de la agenda social y la agenda institucional, completándose siempre con una columna de Agenda, e invitando y sugiriendo al lector conciertos, exposiciones, conferencias, presentaciones de publicaciones o discos, contenidos de Proyectos de Formación o Difusión del IGH o las sucesivas fechas de manifestaciones festivas y festivo-religiosas que se conservan en la provincia de Segovia a lo largo del año.

Sin duda alguna, el camino andado adquiere ya una relevante perspectiva de análisis, puesto que las miradas de los distintos y crecientes autores evidencian la implicación de numerosas ciencias y dedicaciones profesionales en la proyección social de la Cultura Tradicional en su nueva conceptualización, Patrimonio Cultural Inmaterial, de cara a los Planes Nacionales implantados desde instituciones como el IPCE (Instituto del Patrimonio Cultural de España) y la documentación resultante de las distintas convenciones celebradas por la UNESCO.

En este sentido, y ejemplificándose los nuevos autores y materias, se deben citar: los musicólogos Fuencisla Álvarez y Víctor Sanz, los músicos José Manuel Herrero Martín “Michel” y Juan de la Cruz, el profesor y dulzainero Carlos de Miguel, el periodista Juan Andrés Sáiz Garrido, el historiador Rafael Ruiz, la dulzainera Carmen Riesgo, la Directora artística de Grupo Bieldo, Mª Eugenia González; el archivero Rafael Cantalejo, la arqueóloga Isabel Marqués, el antropólogo Pedro J. Cruz, la periodista Reyes Sanz, el músico Jaime Lafuente, el folklorista Ismael Peña, el documentalista Juan Pedro Velasco Sayago, la profesora universitaria Clara Beltrán y la investigadora independiente Mª Ángeles López Piqueras.
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(*) (1) Periodista.
(*) (2) Doctora en CC. de la Información. Responsable de Contenidos de la Revista Digital enraiza2.

jueves, 4 de junio de 2020

Ismael

Jesús Fuentetaja – El Adelantado de Segovia --13 enero, 2019.


Desde su norte hasta su sur, en metro y medio y poco más; árbol torcido, casi cruz, con flor hoyada en el ojal. Así dice Ismael que es él, en su auto retrato musical con el que va desgranado su fisonomía al mismo tiempo que desnuda su alma. Su cara es tierra de labor, con surcos que marcó el azar, los pozos llenos de dolor y un manantial para gritar. Ismael Peña Poza que hoy, día 13 de enero de 2019, hace tres años que trepó hasta la rama número ochenta del árbol de su vida, merece ser traído a esta sección en donde cada domingo estamos intentado hablar de nosotros mismos, porque entre los nuestros siempre hemos de considerarle. Fue aquel niño que un día en Castilla (en Torreadrada) en plena guerra rompió una flor. Se hizo amigo de los arroyos, de las montañas y de un ciprés. En la amistad fue encontrando apoyos y de la verdad conoció el revés, sigue diciendo Ismael. Él, que cambió de cielo y de perfil, dejó su paso en tierra y mar y volvió con paz y sin fusil, para volar con su canto al palomar. Así, considera él que es Ismael.

¿Y quién es para los segovianos de hoy Ismael? Pues al menos para los que amamos las tradiciones y la música popular, el decano de los folkloristas de Segovia. Fue, además, el puente tendido en el arroyo del tiempo que separaba generacionalmente a Agapito Marazuela del Nuevo Mester de Juglaría, así como de todos los que luego fueron acudiendo a comer de la rica mesa de nuestro folklore. Cuando gozaba Ismael de fama y notoriedad, siendo un veterano al que aún le quedaba juventud por gastar. Cuando se encontraba en la cúspide de su carrera musical como autor y como intérprete.

Cuando en los años setenta, junto a la Banda del Mirlitón, se inventó un programa mítico en Televisión Española (no había otra), que enseñó a los niños de entonces a querer y a respetar el folklore de todos los rincones patrios. Cuando alternaba la dirección de este programa con la composición e interpretación musical. Cuando todo esto hacía y nada debía a Segovia, puesto que de aquí ya hacía tiempo que había salido, decidió en 1976 rendir tributo a la tierra que le vio nacer, agrupando en torno al maestro Marazuela a todos los folkloristas segovianos para grabar con ellos, pero editando y produciendo a su costa, a la suya, a la de Ismael, el disco Segovia Viva: “Me siento feliz y doy las gracias por haber tenido la posibilidad de cumplir con la obligación de hijo de una tierra y de hermano de mis hermanos. De poder ofrecer, en fin, esta muestra de Segovia viva”, dejó dicho en la contraportada del álbum.

¿Y qué debía Ismael a Segovia? Más bien poco, por no decir nada. Las represalias de la dura posguerra le obligaron a seguir a su madre en el destierro como maestra nacional, concretamente hasta Labajos. No salía de la provincia pero si abandonaba el entorno familiar y los paisajes y lugares donde viera la primera luz. Luego, partió joven a Madrid a cursar estudios universitarios que enseguida abandonó para iniciar una carrera musical que le llevaría a dar con su menudo cuerpo en el Paris existencialista y transcultural de la década de los sesenta, donde fue testigo del mítico mayo del 68. En la capital de Francia realizó sus primeras grabaciones: “Canciones del pueblo, canciones del rey”, con la que obtuvo el Grand Prix International du disque de 1965, de la prestigiosa Academia Charles Cros; “Florilegio de España” y “Aprés le silence”. Luego en 1969 anunció el regreso a nuestro país con el álbum “Ismael en España”, donde prestó su voz y su música a un buen puñado de nuestros poetas, incluido el chileno Pablo Neruda. Después inició un fructífera carrera comercial con discos como “Así soy yo” (1971) y “Alzo la voz” (1973). Cansado de subirse a los escenarios de medio mundo fue apartándose de la interpretación para dedicarse a recopilar obras de arte, instrumentos musicales, juguetes, bordados, piezas de cerámica popular, marionetas, libros, tratados y grabaciones foklóricas, y otros muchos objetos que componen una colección de un alto valor etnográfico, que poco a poco ha ido depositando en su casa de Sevilla la Nueva. Hasta en eso se ha mantenido fiel, puesto que decidió fijar su residencia en esta población, que antaño perteneciera a la Tierra de Segovia.

En el avanzado otoño de su vida pretende Ismael que estas colecciones pasen a formar parte del patrimonio cultural de alguna administración pública, preferentemente de su tierra, para que no ocurra lo mismo que sucedió con sus marionetas, que finalmente acabaron viajando a Cádiz, casi al mismo tiempo que otra colección de títeres gaditanos partían hacia Segovia. En ello últimamente se desespera, porque siente que para él el tiempo transcurre a una mayor velocidad. Por lo que a mí respecta, amigo Ismael, sólo me queda desearte lo mejor y que pueda volver a felicitarte otros muchos treces de enero más. Un fuerte abrazo.

martes, 2 de junio de 2020

La histórica comunidad de regantes de San Lorenzo y la histriónica actuación de administraciones y políticos

Jesús Fuentetaja, El Adelantado de Segovia, 27 enero, 2019.

A finales del año recientemente concluido nos anunciaron, casi a bombo y platillo, que la Comisión de Cultura de las Cortes de Castilla y León había aprobado la propuesta de los procuradores socialistas segovianos, para que la Junta inicie la tramitación del expediente administrativo que debe concluir con la declaración de la denominada “Acequia de San Lorenzo” de la ciudad de Segovia, como Bien de Interés Cultural (en adelante BIC). Según lo expresado en la nota de prensa posterior, allí se puso de manifiesto que la “Cacera de Regantes” constituye un singular elemento cultural de carácter etnológico asociado al paisaje y parte fundamental del patrimonio inmaterial de la ciudad de Segovia, para que pueda ser declarado BIC, y que debería actuarse con total rapidez en su protección para evitar quede en el olvido toda la cultura hortelana.

Es de agradecer esta iniciativa y se agradecería mucho más que el Parlamento Autonómico la tramitara a la mayor urgencia posible, porque, por lo que luego haremos referencia, en estos momentos existe un grave riesgo de que la Confederación Hidrográfica del Duero, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, declare extinguida, si no lo ha hecho ya, la histórica concesión de aprovechamiento de las aguas del río Eresma a la Comunidad de Regantes de San Lorenzo, constituida a esta finalidad y de la que forma parte el propio Ayuntamiento de Segovia, quien posee terrenos en el barrio que también se benefician de este derecho de riego. Al parecer, coincidiendo con la grave enfermedad del anterior presidente de la entidad concesionaria, que terminaría en un fatal desenlace, debió obviarse algún trámite burocrático que hizo entender a los sesudos rectores del organismo de Cuenca que dicho aprovechamiento ya no tenía uso y que, por consiguiente, procedería declararle extinguido.

Si esta extinción llegara a producirse, se habría puesto fin a una instalación hidráulica con casi mil años de existencia, puesto que pese a que documentalmente no ha sido posible datarla más allá del siglo XV, en la época de Enrique IV, lo cierto es que todos los historiadores coinciden en ampliar el uso inveterado de este peculiar sistema de regadío, como muy tarde a los inicios de la segunda repoblación de Segovia, acontecida en el primer tercio del siglo XI. Téngase en cuenta que uno de los principales benefactores del uso del agua para el riego de sus huertas ha sido siempre el convento cisterciense de San Vicente el Real, que ya estaba construido en el siglo anterior. Pero no sólo se habría extinguido otro reducto más de nuestra historia, sino que ello acarrearía consecuencias desastrosas en los ámbitos, sociales y económicos del popular barrio segoviano, y sobre todo afectaría a la conservación paisajística de la mitad norte del cinturón verde que con gran belleza ciñe el casco antiguo de la ciudad de Segovia y que precisa de la derivación del caudal del Eresma para que pueda seguir manteniendo su vegetación.

Qué curioso, que casi coincidiendo en el tiempo con el inicio de la tramitación de BIC de la cacera, la Confederación Hidrográfica del Duero, también desde Valladolid, haya decidido instruir otro expediente administrativo, en este caso sancionador, para multar a la citada Comunidad de Regantes con la cantidad de 3.000 euros, según consta en la propuesta de sanción: “Por derivación no autorizada de aguas del río Eresma a través de un azud, para uso ornamental en el paraje del barrio de San Lorenzo”. Si no fuera un tema tan serio, quizá debería tomarse a broma el histrionismo que rezuma la actuación del organismo de Cuenca. Primero, porque en 2007 la propia Confederación, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Segovia, financiados por Fondos FEDER, invirtieron cerca de nueve millones de euros para el proyecto de “Tratamiento del entorno de los ríos Eresma y Cigüeñula entre el barrio de San Lorenzo y el puente de San Lázaro”, con algunas actuaciones expresamente dedicadas al mantenimiento y reparación de la cacera, que ahora pretende declararse extinguida.

No causa menos hilaridad el motivo para imponer la sanción por utilizar un azud, que si su uso hubiera sido eliminado, habría correspondido a la propia Administración actuante adoptar todas las medidas necesarias para garantizar la ejecución de sus actos, como hubiera sido el sellado o precinto de la acometida para evitar con ello la captación del caudal no autorizado, que dicho sea de paso resulta devuelto aguas abajo del río Eresma, si no llega a utilizarse. Sólo en el supuesto que los regantes hubieran violentado o levantado los precintos, es cuando podrían haber sido sancionados. La Administración no puede hacer responsable a los demás de su propia negligencia, puesto que es ella quien vendría obligada a eliminar el azud para impedir con ello, que el caudal derivado desde el río pueda seguir su curso por los canales de distribución de la histórica aceña, por el mismo lugar por donde ha venido transcurriendo desde tiempo inmemorial.

Si finalmente, la concesión hubiera sido efectivamente anulada por la Confederación, como se desprende del procedimiento sancionador antes aludido, tampoco resultaría menos histriónico el papel de las Cortes autonómicas, tramitando la declaración de BIC de un aprovechamiento de riego que ya no existiría, al haber sido declarado extinguido por otra Administración. Señores representantes de los ciudadanos de Segovia, se agradece mucho esta loable iniciativa pero no creen que si tanta importancia tiene la acequia de San Lorenzo -que la tiene- para la actual configuración paisajística de una ciudad que es patrimonio universal de la humanidad, donde deberían haber centrado todos sus esfuerzos es en conseguir convencer a la Confederación Hidrográfica del Duero para que anule la posible extinción de la concesión, por cierto, organismo público éste último, del mismo signo político que el de los instigadores de la bien intencionada declaración ante la administración autonómica. Luego, una vez logrado este esencial objetivo, si quieren la declaran BIC o lo que mejor les parezca. Y si no lo consiguen, la otra alternativa sería que cada político, fuera del color que fuera, acudiera a diario provisto de gaseosas para regar con ellas huertas, prados y arboledas. De esta forma es posible que hasta se encharcaran.

viernes, 29 de mayo de 2020

El centralismo de Valladolid

El Adelantado de Segovia, 9 febrero, 2019. JESUS FUENTETAJA

Tengo amigos y vecinos vallisoletanos, incluso vecinos del mismo origen que también son amigos. Todos ellos son buena gente y espero que no se molesten con lo que aquí voy a decir, porque para nada pretendo meterme ni con Valladolid ni con sus ciudadanos. Confío que no lo vean como una afrenta a su tierra, igual que ningún madrileño podría haberse sentido aludido personalmente, cuando antaño se criticaba el centralismo del régimen franquista que tenía su epicentro en Madrid.

Lo que está ocurriendo con la capital de Castilla y León no es muy distinto de lo que sucede por ejemplo con Sevilla o con Toledo, o con cualquiera de las restantes capitales autonómicas. Por mor del desafortunado desarrollo del Título VIII de la Constitución hemos multiplicado un único sistema centralista por diecisiete. De esto y de otras cosas similares se quejaba Alberto Martín Baró, compañero en las páginas de opinión de este medio en su artículo del pasado sábado día 2 de febrero.

No podemos negar que el llamado Estado de las Autonomías ha jugado un papel importante en el desarrollo económico, social y cultural alcanzado en nuestro país en las últimas décadas. Pero también ha traído algunos inconvenientes y puede que unos de los mayores haya sido el de reproducir en el espacio de cada nueva autonomía los esquemas organizativos de la Administración Central. Esto ya se advertía como un grave inconveniente para el nuevo sistema en el llamado Informe de los Expertos de mayo de 1981, elaborado a demanda del gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo por el equipo de administrativistas dirigidos por el prestigioso profesor Eduardo García de Enterría (página 24): “Pero de ahí a entender que las Comunidades autónomas necesiten pertrecharse del mismo aparato público de que ha dispuesto el Estado centralizado, va un largo camino que no debe recorrerse en ningún caso”, terminaban diciendo los expertos consultados.

Ya hemos visto el poco caso que se hizo de esta recomendación y ahora podemos sentir cuales han sido las consecuencias. Prácticamente sin excepción alguna, no solo se han copiado los modelos del antiguo Estado centralizado sino que incluso, en algunos casos, han sido ampliados hasta la saciedad. Así, con un insostenible incremento del gasto público se ha configurado en cada Comunidad un sistema de aparatos administrativos piramidales y altamente jerarquizados que eleva la necesidad de ajustar cualquier decisión del rango que fuera, incluso las más simples, a la decisión del burócrata de turno cómodamente instalado en la capital de la autonomía, desde donde observa, contempla y domina todo el territorio sometido a su poder.

Es en este contexto en el que se han venido a producir las desafortunadas declaraciones del alcalde de Valladolid, rechazadas por el último Pleno de la Diputación de Segovia. Desafortunadas, no porque no sea lícito reclamar para su ciudad los mejores servicios y las mayores inversiones públicas, pues no sólo estaría en su derecho sino que por su cargo vendría obligado a pelear por ello. Pero no que lo haga a costa de despreciar a los demás y que exija que éstas se hagan en detrimento de los derechos de los restantes ciudadanos que malviven en la geografía autonómica. Cuando se vive en la abundancia se acostumbra uno fácilmente a no rebajar su nivel de vida y todo lo que no vaya en aumento se considera un retroceso. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas que sitúan a Valladolid en la única ciudad de Castilla y León que ha registrado un aumento en sus datos macroeconómicos desde la existencia de la autonomía.

No es de extrañar pues, que se levanten voces que denuncien el ominoso poder que se ejerce desde la capital de la región. Una de las que más alto ha clamado ha sido la del conocido escritor leonés Julio Llamazares, expresada en sendos artículos publicados en el diario El País los pasados días 2 de noviembre y 12 de enero. En el primero, con el título de “Osos y Centralismo” se quejaba que estando en León una de las facultades de Veterinaria más prestigiosas del país, por exigencias del procedimiento burocrático se hubieran trasladado a Valladolid los restos de un oso aparecidos en la propia provincia leonesa, para ser allí analizados. En el del mes de enero y con el título de “Ceausescu en Valladolid”, contestaba precisamente las declaraciones del alcalde al que nos venimos refiriendo, reiterando que la concentración de poder en las capitales autonómicas resulta ya obscena. En un sentido similar, el pasado día 3 de febrero la Gaceta de Salamanca se hacía eco de que el SACYL desde 2010 ha recortado la plantilla del Hospital Clínico de aquella ciudad en 146 plazas de sanitarios, mientras el de Valladolid la ha visto incrementada en 224 trabajadores más.

No vamos a echar más leña al fuego y menos desde Segovia, en donde todavía nos tienen en cuarentena por nuestra pasada rebeldía ante esta nueva división administrativa en la que fuimos metidos con calzador. Aunque aquí, entre otras cuestiones, también hemos visto recientemente como las ambulancias que operarán en la provincia de Segovia serán coordinadas desde la antigua capital del reino; y algo que puede que no todos conozcan: las cartas que se depositan en las oficinas de Correos de nuestra ciudad, aunque vayan dirigidas a domicilios segovianos, antes de ser repartidas son enviadas también a Valladolid para ser allí clasificadas.

Lo peor de todo es que más de uno nos tememos, que si nadie lo remedia, esto no ha hecho más que empezar, porque quien ostenta el poder difícilmente renuncia a su ejercicio de forma voluntaria.

martes, 26 de mayo de 2020

Una vieja reivindicación segoviana

El Adelantado de Segovia, 11 febrero, 2019.

JOSE-LUIS-SALCEDO-LUENGO

Hacía bastante tiempo que no salía a colación el desafuero sobre la injusticia que cometió el Tribunal Constitucional al incluir Segovia en el ente artificial de Castilla y León, que son dos regiones con sus diferencias idiosincráticas propias, como puede ser por ejemplo el reino Valencia y el condado de Cataluña.

Jesús Fuentetaja lo ha vuelto a recordar el día 9 de febrero corriente en un magnífico artículo publicado en El Adelantado de Segovia titulado “El Centralismo de Valladolid”. Siendo todo él interesantísimo voy a fijarme solamente en algunos párrafos, por ejemplo: “Por mor del desafortunado desarrollo del Título VIII de la Constitución hemos multiplicado un único sistema centralista por diecisiete”. “No es de extrañar pues, que se levanten voces que denuncien el ominoso poder que se ejerce desde la capital de la región (Valladolid)”. “Las desafortunadas declaraciones del alcalde de Valladolid, no porque no sea lícito reclamar para su ciudad las mayores inversiones públicas, pero no que lo haga a costa de despreciar a los demás y que exija que éstas se hagan en detrimento de los derechos de los restantes ciudadanos que malviven en la geografía autonómica”. “La inclusión de Segovia con calzador en esta autonomía”, etc. etc.

Allá por el año 1978, cuando se fraguaba torticeramente la partición de España en Reinos de Taifas, al incluir Segovia en la aciaga autonomía de Castilla y León, un grupo de segovianos amantes de nuestra tierra, vislumbramos con clarividencia, las consecuencias de aquel desaguisado que traería malas consecuencias para nuestra provincia. Se formó entonces un grupo comandado por los diputados Modesto Fraile y Carlos Gila y el prestigioso letrado Manuel González Herrero (Manolo para los amigos), todos ellos luctuosamente fallecidos, que abogamos por la autonomía uniprovincial, al igual que Santander o Logroño que sí la obtuvieron, llamándose hoy Cantabria y La Rioja respectivamente.

Viendo los negros nubarrones que se cernían sobre nuestras cabezas, organizamos un acto en la Plaza Mayor (que no recuerdo si se seguía llamando Plaza de Franco) en la cual no participaron ni el partido socialista, ni el comunista, que se manifestaron contrarios a este deseo autonómico. Entonces estos enemigos de la idea fraguaron la sibilina frase de “donde vais vosotros solos”, interpretando malévolamente nuestros deseos confundiéndolos con independencia, como es el caso de Cataluña. Esta idea siempre estuvo muy lejos de nuestro pensamiento. Nosotros solo pretendíamos la autonomía uniprovincial al igual que las otras siete provincias del solar hispano que la obtuvieron y que entonces hubieran sido ocho.

Se recurrió al Tribunal Constitucional y por razones de estado (es decir sin razón alguna) se nos incluyó por narices y con calzador en Castilla y León. Es decir una auténtica arbitrariedad.

Precisamente mi persona, junto al que fue senador mi gran amigo José María Herrero González, triste y prematuramente fallecido, nos encaramamos en un remolque de tractor colocado en la Plaza y pronunciamos sendos enardecidos mítines que fueron entusiásticamente celebrados por la multitudinaria audiencia que llenó la plaza a pesar de un intempestivo día de diciembre.

Entre otras cosas que presagié fue: “Valladolid aplicará a Segovia el derecho de pernada” que en román paladino quise decir que Valladolid bien nos jodería. Desgraciadamente el vaticinio se ha cumplido a rajatabla aplicándonos la ley del embudo, es decir: “lo bueno para Valladolid y las migajas y lo agusanado para Segovia” y para otras provincias de poca población de nuestra región.

Muy posterior algunos socialistas segovianos destacados han recapacitado y han elevado sus protestas al comprobar lo que yo predije del derecho de pernada, pero ya era tarde y no había remedio. Si a su tiempo se hubiera formado una piña con todos los segovianos sin distingos de color político, probablemente otro gallo nos hubiera cantado. Tal vez hoy Segovia y su provincia serían administradas con provecho y hubiéramos prosperado como cualquier otra autonomía uniprovincial y no estaríamos a expensas de las sobras que nos quiera enviar Valladolid.

Coincido con Jesús Fuentetaja en cuanto a las buenas amistades que yo también tengo en Valladolid, e incluso una cuñada, entre otros fui amigo de Godofredo Garabito, fallecido también, que fue un importante personaje intelectual de pro en Valladolid y es más, allá por noviembre y diciembre del año 85, colaboré con el grupo teatral vallisoletano “Amigos de la Zarzuela”, cuyo presidente era Godofredo, representando con este grupo uno de los personajes principales de la opereta “El Conde de Luxemburgo” en los teatros de Logroño, Valladolid y Palencia. Sin yo solicitar emolumento alguno me recompensaron generosamente por mi trabajo. Por mi intermediación este grupo colaboró con el Cuadro Lírico Julián Gayarre cuando hicimos una representación de “La Picarona” en el Teatro Juan Bravo.

Espero que algún día, que por desgracia yo no conoceré por mi avanzada edad, volverán las aguas a su cauce y Segovia adquirirá la personalidad uniprovincial que por su tradición y vieja historia la pertenecen.

sábado, 23 de mayo de 2020

La autonomía regional, ejemplo de “lealtad desde la discrepancia”

El Adelantado de Segovia, 11 febrero, 2019.

La presidenta de las Cortes regionales explicó a los alumnos del Colegio Claret el proceso autonómico a través del libro ‘Segovia en la construcción de Castilla y León’.


De izquierda a derecha, el director del Colegio Claret Juan José Raya, la presidenta de las Cortes Silvia Clemente, la periodista Teresa Sanz, coordinadora del libro y el profesor del centro Carlos García Fuentetaja, durante la charla ante los alumnos en el salón de actos. / KAMARERO

La presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente, ha animado a los jóvenes a acercarse al Estatuto para descubrir, además de los derechos y obligaciones de los castellanos y leoneses, cómo ha evolucionado la Comunidad. Clemente mantuvo un encuentro con los estudiantes del Colegio Claret de Segovia a los que ha presentado el libro ‘Segovia en la construcción de la Comunidad’, una publicación que recoge cómo se produjo la incorporación de la provincia segoviana a la Comunidad.

Clemente señaló que la aprobación del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, no fue fácil ni exenta de complicaciones; siendo las principales discrepancias las relacionadas con el ámbito territorial de la Comunidad, por el número de procuradores a elegir por cada provincia y a la proporción de representación que deberían tener y por la sede de las instituciones autonómicas y la capitalidad.

Además, a estas se añadió el problema suscitado desde Segovia, donde  desde muchos ayuntamientos surgió un movimiento a favor de la uniprovincialidad, de la misma forma que regiones como Murcia, Cantabria o La Rioja.

Tras resolver estos problemas, la construcción de la autonomía de Castilla y León ha sido, en palabras de Silvia Clemente un ejemplo de “lealtad desde la discrepancia”, que ha dado frutos importantes para la comunidad en los 35 años que lleva funcionando.

Para reforzar esta tesis, comparó la situación del ‘procés’ catalán con el de los albores de la construcción autonómica en la región, y aseguró que los políticos independentistas “rompieron la legalidad” al legislar en contra de la Constitución, que marca la unidad de España.

Asimismo, indicó que la situación catalana “no está dentro del marco de Derecho” aseguró que esta es la diferencia sustancial que se observa con respecto al proceso de construcción de la autonomía de Castilla y León, “frente a cómo una comunidad autónoma que quiere romper el Estado de Derecho por la fuerza y fuera de la legalidad”.

Por otra parte, durante su charla y coloquio sobre el Estatuto de Autonomía con los alumnos, ha animado a las futuras generaciones a que adquieran el conocimiento necesario sobre la organización del Estado democrático y de las autonomías que es España, así como las obligaciones y derechos que establece la norma fundamental de la Comunidad. “Para defender algo con convencimiento y criterio propio, es necesario conocerlo y valorarlo”, ha destacado.

La presidenta del Parlamento autonómico ha afirmado que es importante que las instituciones transmitan a los jóvenes la importancia del trabajo que realizan. Éste está siendo, como ha destacado Silvia Clemente, el objetivo del Parlamento autonómico con motivo de la conmemoración del XXXV aniversario del Estatuto, acercar lo que ha supuesto para todas las provincias de la Comunidad estos 35 años.

UN TESTIMONIO HISTÓRICO

El encuentro con los estudiantes del Claret sirvió como marco para presentar el libro ‘Segovia en la construcción de Castilla y León’, una publicación fruto de la jornada que se celebró, bajo el mismo título, el pasado 2 de marzo, dentro de los actos de conmemoración del XXXV Aniversario del Estatuto de Autonomía.
Coordinado por la periodista segoviana Teresa Sanz Tejero, el libro reune el testimonio a través de cuatro entrevistas con otros tantos destacados personajes de la construcción autonómica vinculados a la provincia como fueron el exalcalde José Antonio López Arranz, el que fuera ministro del Interior en la época Rodolfo Martín Villa, el primer diputado socialista por Segovia Luis Solana Madariaga y el exdelegado territorial de la Junta Luis Pérez de Cossío

Además, cuenta con artículos firmados por la propia coordinadora del libro, Jesús Fuentetaja Sanz y Carlos Blanco Álvaro, así como con una recopliación de documentos relevantes de la época. La publicación tiene una tirada de un millar de ejemplares, que se distribuirán en los municipios segovianos y en los de la región de más de 20.000 habitantes, a los centros educativos, asociaciones de vecinos, red de bibliotecas, etc. y puede consultarse en la web de las cortes de Castilla y León.

viernes, 15 de mayo de 2020

Así en la tierra como en el cielo de Pedraza

Jesús Fuentetaja –  El Adelantado de Segovia -- 15 mayo, 2020.

En estos tiempos de confinamiento a que nos ha condenado la sala especial del coronavirus, tribunal supremo de la salud pública, uno va cumpliendo día tras día con la condena principal y con las penas accesorias necesarias para mantener la cárcel del hogar en perfecto estado de revista, ahora con una mayor exigencia al tener que permanecer constantemente en ella. Las principales tareas las vengo compartiendo con mi compañera de celda y ahora también jueza interina de vigilancia penitenciaria.

No podemos ir tachando días en el calendario del tiempo que lentamente transcurre, porque la pena principal está sometida a constantes revisiones y es posible que sólo pueda obtenerse una reducción por buena conducta, cuando este comportamiento llegue a ser colectivo, es decir, cuando nadie quebrante la condena, lo que ya estamos viendo que no resulta fácil. De momento seguimos recluidos, especialmente en Segovia, esperando el ansiado auto de libertad, que nos tememos sea sólo condicional, con la misma necesidad con la que se espera el agua en el mes de mayo que estamos viendo transcurrir desde el interior de nuestras casas.

No obstante, dicen que no hay mal que por bien no venga, y este mal de la reclusión forzosa nos ha traído el bien del tiempo libre (luego de superar el orden de revista antes aludido), que los aficionados al cine estamos aprovechando para volver a visionar alguna de las viejas películas en VHS, que permanecían cubiertas de polvo en los altillos de los anaqueles, a los que el plumero de la inspección no llegaba nunca a alcanzar. Una de estas cintas recientemente revisadas, ha sido la escatológica pero divertidísima obra de José Luis Cuerda, “Así en cielo como en la tierra”. No quiero entrar en muchos detalles técnicos de la cinta, porque son sobradamente conocidos, dentro de la peculiar filmografía de este particular director, recientemente fallecido por cierto. La película vino a completar la trilogía  iniciada por “El Bosque Animado”, continuada por “Amanece que no es poco” y completada con el ya citado film. Únicamente recordar que el papel de un dubitativo Dios

Padre es asumido por Fernando Fernán Gómez, muy pendiente de que no se escapara el palomo de la jaula, para que no volviera a dejar encinta a ninguna virgen. Que el atribulado personaje de Dios Hijo, emperrado en poner en marcha el apocalipsis final sobre la tierra, que resultó todo un fracaso, le encarna el actor Jesús Bonilla y que la función de San Pedro la desempeña Paco Rabal, convenientemente convertido en sargento de la Guardia Civil, con tricornio y todo.

Lo que realmente viene al caso al que quiero referirme, es que el cielo de la película se extendía sobre la villa de Pedraza, que aportó su esplendoroso conjunto monumental como el mejor de los escenarios posibles para imaginarnos que si el cielo puede hallarse en la tierra, no hay mejor lugar para ello, que este bello rincón de nuestra provincia. No en vano, en Pedraza se han rodado un buen número de excelentes películas del cine español y la villa ha gozado siempre de gran predicamento en la localización de exteriores. Esta repetida demanda de utilizar sus calles y rincones como escenarios llevó a su Ayuntamiento, con muy buen criterio, a establecer una tasa por el aprovechamiento especial del dominio público del que gozaban las producciones cinematográficas, con una tarifa fija por cada día que durase el rodaje. Algo similar ha establecido recientemente el Ayuntamiento de Segovia.

A medida que iba viendo la película y disfrutando con la originalidad de muchas de sus escenas, me iba acordando que la productora de la misma intentó hacer un “sinpa” al Ayuntamiento, dejándole a deber por el citado concepto de rodaje, la cantidad de 2.000.000 de las antiguas pesetas del año 1995. El Alcalde, hombre templado, se hartó de realizar viajes a Madrid para reclamar a la empresa el importe debido, que para un Ayuntamiento como el de Pedraza resultaba de vital importancia. Día tras día regresaba con tan buenas palabras como escaso compromiso de pago. Hasta que la corporación municipal decidió delegar en los Servicios Tributarios de la Diputación la gestión de dicho cobro. Bastaron un par de llamadas telefónicas, una al responsable de la productora, muy conocido en el mundillo deportivo y otra al asesor jurídico de la empresa, para convencerles de la procedencia de liquidar la deuda contraída con el Ayuntamiento de Pedraza, lo que vinieron a cumplir en un tiempo prudencial. Si el apocalipsis de la película no tuvo mucho éxito en su visita a la tierra, en el caso de la reclamación de este pago, bastó con anunciarles el embargo cautelar de las subvenciones públicas pendientes de percibir por la productora, para que se les despejaran todas sus dudas sobre la conveniencia de proceder a la cancelación del tributo debido a Pedraza.

El amparo prestado a los Ayuntamientos para que puedan obtener los ingresos de derecho público que les corresponda percibir, es otro de los servicios esenciales que la Diputación realiza a favor de los municipios de su provincia y que suelen pasar a menudo desapercibidos. Para muestra este botón, del que puedo dar personalmente fe, antes de regresar a mi forzada reclusión domiciliaria.

jueves, 14 de mayo de 2020

Con resignado acatamiento

Jesús Fuentetaja

El Adelantado de Segovia - 3 abril, 2019.

Se mostraba contrariado Juan Bautista Mullor en las páginas de este periódico del pasado domingo 31 de marzo, por la sentencia de la Audiencia Provincial de Segovia que ha exonerado de responsabilidad penal a los antiguos dirigentes de la extinta Caja Segovia por el tema de las prejubilaciones millonarias, cuyas cuantías considera inmorales. No le falta razón en su queja a este veterano luchador del movimiento vecinal, enconado defensor de este tipo de asociacionismo como el mejor medio de control de los desafueros que a veces se cometen en las Administraciones, principalmente en los Ayuntamientos, cuando se anteponen los intereses políticos de los partidos a las necesidades reales de los vecinos.

Por esa vocación de servicio público a los demás, es natural que le haya dolido en el alma lo que ha terminado ocurriendo con nuestra Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, de la que además fue empleado durante tantos años. Aquella Cajita a la que en un doble sentido, tanto hemos debido los segovianos y cuya desaparición compara Juan acertadamente, con el mayor de los expolios cometidos con Segovia desde que Carlos III decidiera arrebatarnos los pinares de Valsaín. Porque sin la Caja quedó gripado el principal motor económico de la provincia. Sin ella desapareció la primera referencia cultural y social a la que acudían los segovianos en demanda de ayuda. Además, al buque insignia de su Obra Social y no me refiero precisamente al equipo profesional de futbol sala que nos mal enseñó a vivir por encima de nuestras posibilidades, sino al Colegio Universitario Domingo de Soto, le debemos cientos de segovianos haber podido estudiar sin necesidad de movernos de nuestra tierra, lo que posibilitó que nos pudiéramos quedar luego a vivir aquí, en el lugar en donde habíamos nacido y en el que hemos querido ser y no solo existir.

Había motivos más que justificados para que se disparara la alarma social y cundiera el desánimo entre la población civil, sobre todo cuando una vez confirmada la extinción de la Caja, trasciende a la opinión pública que los directivos se marchan a sus casas con los dos riñones bien cubiertos. Y si a ello unimos que las acciones preferentes que nos invitaron adquirir desde la entidad que vino a sustituirla se convierten en papel mojado de la noche a la mañana, el cabreo termina por generalizarse y el sentimiento de repudia alcanza cotas temerarias. En esta situación es inevitable que se vuelva la vista hacia la única institución que puede corregir tantos desmanes, por eso cuando se hizo público el procesamiento de los altos directivos de Caja Segovia que se habían beneficiado de tan jugosas prejubilaciones, un sentimiento de revancha contenida se extendió por toda Segovia. De ahí la decepción con la que ha sido recibido el fallo judicial recientemente conocido.

Pero siendo cierto todo lo anterior, debemos ser justos -aunque parezca una tautología- con la Justicia. Este anhelo de justicia (ahora con minúscula) nos ha llevado a exigir a la Audiencia Provincial de Segovia, que se pronunciara sobre algo que procesalmente no estaba al alcance de su mano, porque únicamente tenía jurisdicción para enjuiciar el asunto que se llevó a su conocimiento y éste no era otro que el de condenar o absolver a los imputados de los delitos por los que se han visto sentados en el banquillo: los de apropiación indebida y de administración desleal. Una vez celebrado el juicio oral, oídas las conclusiones de las partes y a la vista de los hechos que han resultado probados en sede judicial y sólo en sede judicial, y no en los procesos paralelos que hubieran podido seguirse fuera de ella, la Audiencia viene a rechazar que las conductas enjuiciadas en este procedimiento sean constitutivas de los delitos imputados y, en consecuencia y en razón de los bien argumentados Fundamentos de Derecho, que en número de ocho constituyen la base jurídica de su fallo, resuelve absolver a todos los acusados de la comisión de los citados delitos.

Desde luego no era este el juicio que esperaban los segovianos, que deseaban y desean ver sometido al control judicial la causa originaria de tanto desafuero, que no es otra que la propia extinción de Caja Segovia. La prejubilaciones no son más que otra nefasta consecuencia de ésta. La Caja no desaparece porque se hayan tenido que pagar las astronómicas cantidades a que ascienden las prejubilaciones de sus directivos. Ni siquiera está claro que en caso de no haberse satisfecho, sus importes hubieran pasado a engrosar las cuentas de la Fundación de Caja Segovia, creada en el momento de extinción de la Caja, sino que es más lógico que formaran parte del activo que junto con su pasivo y en compensación de éste, debía integrarse en la entidad resultante de la fusión. Es decir, quien podría haberse sentido realmente perjudicada en su patrimonio podría haber sido Bankia, tan legitimada como la que más para constituirse en acusación particular en este proceso. Si no lo hizo es porque seguramente no tendría dudas de la legalidad del Plan de Prejubilaciones de la antigua Caja, aprobado por su Consejo de Administración antes de la fusión, máxime, cuando las cantidades desembolsadas resultaban garantizadas con cargo a la póliza suscrita a tal fin con la aseguradora CASER.

Caja Segovia finalmente desapareció para nuestra desgracia, porque se vio obligada a fusionarse por las autoridades monetarias ante la falta de perspectivas reales para sobrevivir en los actuales sistemas financieros, cada vez más globalizados y que dejaban prácticamente inoperativo el funcionamiento de la mayoría de las antiguas Cajas de Ahorros, tan apegadas a lo local y lastradas además en aquellos momentos, por el peso de sus abultadas carteras de negocios inmobiliarios, y sobre todo, por los desmanes inversores a que las llevaron las decisiones adoptadas en sus respectivos Consejos de Administración, preocupados más de satisfacer las necesidades políticas de sus consejeros que de actuar con arreglo a criterios profesionales. No son desconocidas las grandes y faraónicas inversiones públicas que las Cajas se vieron obligadas a financiar para satisfacer más de un ego del político de turno presente en el Consejo y, además, sin exigir las debidas garantías para su devolución. A nadie se le escapa que el principio del fin de las antiguas Cajas de Ahorros se produce cuando se llenan sus órganos de gobierno con miembros a los que no se les exige poseer los conocimientos profesionales adecuados al negocio crediticio. Así se explica que, en no pocas ocasiones, llegaran incluso a convertirlas en el juguete más práctico para satisfacer sus caprichos. Aquellos polvos trajeron estos lodos ¿o fue al revés? Este es el verdadero proceso que los ciudadanos esperaban que se abriera. Pero este asunto me temo que pertenece a otra jurisdicción.

domingo, 10 de mayo de 2020

El Día de la Provincia reivindica la identidad territorial de Segovia


El Adelantado de Segovia, 21 mayo, 2019.



El presidente de la Diputación, en el centro, junto a algunos de los galardonados.

El Teatro Juan Bravo de Segovia acogerá la ceremonia el próximo jueves 30 de mayo en la que se entregarán las Medallas de Oro y los títulos de Hijos Predilecto y Adoptivo

El Teatro Juan Bravo de Segovia acogerá el próximo jueves 30 de mayo la celebración del Día de la Provincia, que organiza la Diputación con un acto de marcado carácter institucional. Con ello la institución quiere reivindicar un año más la identidad provincial de Segovia, el orgullo de sentirse segoviano y de pertenecer a un territorio con innumerables valores tradicionales, culturales y paisajísticos. El presidente de la Diputación, Francisco Vázquez, ha desvelado en rueda de prensa el programa de actos del Día de la Provincia de 2019. La presente edición estará dedicada a las personas que han destacado en la defensa de la identidad segoviana y sobre todo en el cariño a Segovia. “En concreto, a los que tuvieron la fortuna de poder quedarse, a los que tuvieron que irse y a los que han tenido el acierto de elegir la provincia de Segovia como la mejor de sus moradas”, apunta el presidente.

Los actos comenzarán hacia las ocho menos cuarto de la tarde del jueves, cuando la corporación provincial al completo, junto a los galardonados con las Medallas de Oro de la Provincia y los Títulos de Hijos Predilecto y Adoptivo, se dirigirá desde el Palacio Provincial hasta la Plaza Mayor, en un desfile que abrirá la Banda de Dulzainas constituida para la ocasión, bajo la coordinación de Joaquín González Herrero. A las puertas del Teatro serán recibidos por el Grupo de danzas de San Pedro de Gaíllos, que ofrecerá una muestra representativa del repertorio tradicional más auténtico. Ya dentro de la sala se irán entregando los diferentes títulos siguiendo lo establecido en el Reglamento de Honores y Distinciones de la Diputación.

El presidente ha recordado que los centenarios de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y del Centro Segoviano de Madrid han venido a facilitar el reconocimiento unánime de la Diputación a la labor emprendida por estas instituciones genuinamente segovianas, que han sido merecedoras de la Medalla de Oro de la Provincia. Con ambas instituciones y junto a ellas, el folklorista Ismael Peña Poza, o el cantante Ismael, recibirá el título de Hijo Predilecto de la provincia de Segovia uno de los segovianos de la égida, siempre identificado con las tradiciones de esta provincia, las mismas que mamó desde niño en su Torreadrada natal.

Con la concesión de los títulos de Hijos Adoptivos de la provincia a Álvaro Gil Robles y a Pilar García-Cernuda Lago, se ha querido reconocer a las personas no nacidas en Segovia, “pero que han decido formar parte de nosotros mismos y que, con sus testimonios, expresados más allá de nuestros límites provinciales, se convierten en los mejores divulgadores de cuanto somos”, ha señalado el presidente.

En la primera parte del acto se entregarán las medallas de la Diputación a tres alcaldes y una alcaldesa de la provincia que han cumplido 25 años ininterrumpidos desempeñando su cargo “como ejemplo de entrega, dedicación y generosidad”. En concreto, la recibirán el alcalde de Collado Hermoso y vicepresidente de la Diputación, Miguel Ángel de Vicente Martín; la de Fuente de Santa Cruz, María Luisa Gil Pastor; el de Cobos de Fuentidueña, Mariano Iglesias Sanz; y el de Valleruela de Sepúlveda, Domingo Huerta Barrio.

En la rueda informativa también han estado presentes el diputado de Administración y Personal José Luis Sanz Merino, como presidente de la comisión organizadora del Día de la Provincia y tres de los homenajeados: el director de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, Rafael Cantalejo, el presidente del Centro Segoviano de Madrid, Antonio Horcajo y el cantante Ismael. Los tres homenajeados han mostrado su agradecimiento al presidente de la Diputación por sendos reconocimientos.

También en esta edición del Día de la Provincia se repartirá entre los asistentes una cuidadosa publicación, elaborada por Jesús Fuentetaja y Diego Conte. El libreto, de 64 páginas, incluye una semblanza de todos los premiados, y la relación de las distinciones concedidas a lo largo de su historia por la Diputación, tanto en la modalidad de Medalla de Oro, como de Hijos Predilectos e Hijos Adoptivos.

El libro, con abundantes fotografías, incorpora otros cuatro artículos. El primero, un análisis del escudo de la Diputación con una detallada explicación sobre los cuarteles que lo componen; el segundo aborda la evolución de las diputaciones desde las Cortes de Cádiz hasta el proyecto de estatuto provincial de 1925; el tercero se centra en las competencias de la Diputación hace un siglo y el último, lleva por título ‘Segovia hace un siglo a través de los mapas de Julio Roldán’.

El presidente ha explicado que, por la proximidad de los recientes procesos electorales, no ha sido posible extender la fiesta a otro rincón de la provincia, como ya se hiciera en Cuéllar el año anterior, con un señalado éxito de participación popular. “La coyuntura de ahora no debería impedir que estos festejos tuvieran continuidad en años sucesivos para poder mantener el carácter popular de las celebraciones de los Días de la Provincia que hayan de venir. Así lo espero y deseo en mi despedida como presidente de su Diputación”, ha indicado.

Para terminar, agradeció el trabajo de los miembros de la comisión organizadora del Día de la Provincia, encabezados por su presidente, el diputado José Luis Sanz Merino, a Alberto Orejas, Noelia Gómez, Jesús Martínez, Diego Conte y el secretario Francisco Lacaba y los asesores del Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana Manuel González Herrero Jesús Fuentetaja y Joaquín González Herrero.

viernes, 8 de mayo de 2020

Los problemas de alimentación de los niños expósitos

Jesus Fuentetaja - El Adelantado de Segovia - 28 mayo, 2019.

Los problemas con la alimentación de los niños expósitos en 1917, por la falta de nodrizas disponibles en la provincia

El próximo día 30 de mayo la Diputación de Segovia celebrará el Día de la Provincia del presente año 2019, con una gala en el teatro Juan Bravo, en cuyo transcurso se hará entrega entre otros galardones, de la Medalla de Oro de la Provincia a la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y al Centro Segoviano de Madrid, que ahora cumplen los cien años de su fundación.

Al igual que se hizo el año anterior, la Diputación ha editado un librito conmemorativo del Día de la Provincia, de cuyo contenido nos hemos vuelto a responsabilizar Diego Conte Bragado y quien esto les cuenta. Aparte de exponer las semblanzas de las dos instituciones citadas y de los demás galardonados: Ismael, Álvaro Gil Robles y Pilar Cernuda, el hilo conductor de la publicación se centra en las dos efemérides referidas, trasladando el foco retrospectivo de la narración cien años atrás, para dar a conocer los cometidos, competencias y servicios públicos que prestaba a los habitantes de la provincia la institución que ahora ha reconocido los méritos de las dos centenarias entidades, en el mismo momento en que éstas nacían. Todo ello con la intención de dar respuesta a la pregunta: ¿A qué se dedicaba la Diputación de Segovia hace un siglo?

Una de las competencias asignadas a las diputaciones provinciales desde el mismo momento de su creación en 1812 por las Cortes de Cádiz, fue la de la Beneficencia Provincial y dentro de ella era el mantenimiento del Hospicio la que mayores recursos detraía del presupuesto corporativo. Según cuenta Enrique Orduña Rebollo en su libro “Evolución Histórica de Diputación Provincial de Segovia 1833-1990” y que nos ha servido de guía para nuestra introspección, en el transcurso del año 1917 surgieron serios y muy graves problemas con la manutención de los niños expósitos y de los demás acogidos en los centros benéficos, registrándose un notable incremento en la mortalidad infantil de aquellos días, debido, principalmente, a la carencia de nodrizas y de amas de cría que pudieran ser contratadas por la Diputación.

La causa de la escasez de mujeres disponibles para esta básica función nutricia, residía, al parecer, en que eran reclutadas por ciertos individuos para que prestaran sus servicios en otra provincia, que aunque no se concreta en la información consultada, casi con toda seguridad pudiera tratarse de la de Madrid. Que los niños madrileños se alimentaran con leche segoviana, no resultaría nada extraño visto desde la perspectiva de nuestros días, en donde la capital y la provincia se han convertido en uno de los principales comederos de los hijos y nietos de aquellos primeros mamones. ¿Será la querencia láctea de entonces, la que les lleve a llenar nuestros restaurantes los fines de semana, cien años después?

Lo cierto es que este grave problema obligó a la Corporación provincial en el año 1917, a implantar una serie de medidas, como fueron limitar a un número de lactantes fijos y reducir el periodo de destete a cinco años (sic), así como dotar al Hospicio de un sistema de lactancia artificial, principalmente a través de la llamada “Gota de Leche”, contando para ello con alguna de las vacas que poseía la institución.

Para paliar esta situación, la Diputación adopta en el mes de octubre de 1917, el siguiente y muy curioso acuerdo:

“Primero.- Interesar a todos los señores Alcaldes de los pueblos de la provincia que rueguen a los Sres. Médicos Titulares respectivos tengan la bondad de reconocer anualmente a todas las amas que posean para en lactancia niños procedentes del Establecimiento provincial de Beneficencia de Segovia y remitan a esta Diputación un certificado de aquel reconocimiento. Segundo.- Preparar un medio de lactancia artificial para lo cual se consignará en el presupuesto del año 1918 la cantidad necesaria con destino a la adquisición de un aparato esterilizador de leche. Tercero.- Procurar que las amas de esta provincia que se dedican a la lactancia de niños expósitos no salgan a prestar sus servicios a otra Diputación Provincial.”

Conclusión: Que la leche que brote de los pechos segovianos, sólo llegue a las bocas de los lactantes segovianos. O, como diría el gaucho Martín Fierro: “Cada lechón en su teta, que es el modo de mamar”.