domingo, 29 de diciembre de 2019

En memoria de Carlos Zipfel y García


El Adelantado de Segovía, 21 octubre de 2019.

Carlos Arnanz Ruiz (*)

A los lectores de El ADELANTADO este nombre no les dirá nada. Tal vez algún avispado lector recuerde unos versos que este poeta dedicó a Segovia hace ya tiempo. Fueron publicados el 24 de noviembre de 1976 en este diario en la sección “Un minuto de poesía” y escritos en 1965.

Estos versos decían: “El viento baja y se va- baja y se va de la sierra:- Iluminando la tierra- que a su paso se le da.” = “Así también, como el viento,- baja el amor y se aleja:-Discreto llega y te deja-la brasa de su tormento.”=”Cuando despierta la aurora- tu corazón se hace mundo:-Nos deja y marcha errabundo,-entre los pinares llora”=“De la sierra baja el viento.-Baja y se va. De la Sierra”

Esta y otra poesía también relativa a Segovia y que tuvo la gentileza de dedicarme con letra impresa, están publicadas en su libro más importante titulado “De Paso y Travesía” (1970). Carlos Zipfel y García es uno de los poetas más destacados de Guatemala. Precisamente el venidero día 18 de noviembre de este año, se le hace un homenaje nacional que promueven la Universidad de San Carlos de Guatemala, La Dirección General de extensión Universitaria, la Biblioteca Central y la Editorial Universitaria.

Los actos se contienen en el Segundo Festival de Poesía que se le dedica con ocasión del Día Nacional del Escritor Guatemalteco. Como es conocida por los organizadores mi vinculación especial con este escritor a lo largo de más de cincuenta años, se me ha invitado a participar en la distancia porque a estas alturas de mi vida no anda uno para viajes de tan largo recorrido.

En otro momento si me hubiera desplazado, es más, siempre lo tuvimos mi esposa y yo como un sueño pendiente. Pero ahora que ésta ya no está, difícil me resultaría realizar un sueño que siempre estuvo concebido para los dos. Más, vayamos por partes.

Una tarde de finales de los cincuenta entré en el Antiguo Café de Levante, en La Puerta del Sol de Madrid, a la izquierda de la Real Casa de Correos que es la del reloj. Algunas mesas estaban ocupadas y la mayoría vacías. Tomé una. En otra, a mi izquierda, fumaba impasible una prostituta esperando sabe Dios a quien. A mi derecha y en otra mesa aledaña, un joven escribía apresuradamente en un papel.

Al cabo de unos instantes le pregunté si era escritor y me respondió que si. Andábamos ambos por los veinte años. Y a partir de entonces se inició medio siglo largo de amistad. Una amistad rota por su trágica muerte, hace dos años. Parece ser que un cortocircuito tuvo la culpa de que el poeta muriera calcinado en su casa.

Este importante escritor guatemalteco, nació en 1937 en la ciudad de Guatemala. Estudió en Guatemala, Italia y España y recibió numerosos premios literarios. Algunas de sus obras más importantes de su larga biografía son Elegía de Junio, Poesía sin Motivo, Carta de Amor para la Antigua Guatemala, Sobaré los Huertos del día y principalmente el magnífico y entrañable libro De Paso y Travesía con más de dos centenares de poemas.

En 1950 se inició en la literatura (curiosamente igual que yo, a los trece años) y en 1954 funda El Café Literario y la revista Guatemala Comercial. Este segundo título nunca me gustó. Pero tuve que acostumbrarme a él cuando sus páginas acogieron cálidamente mis primeros artículos. ¡Que experiencia ver mi nombre junto al premio Nobel Miguel Ángel Asturias! ¡Con cuanta expectación aguardaba la llegada de cada uno de los dos o tres números que Zipfel editaba al año! Hoy ambos títulos y el de la asociación Moira a la que perteneció son legendarios y podría decirse que hasta venerados.

Zipfel visitó Segovia en varias ocasiones y principalmente hablábamos de literatura. Recorrer la ciudad también tuvo su tiempo. Yo sabía que él andaba en pasos revolucionarios, de hecho a un hermano suyo le mataron los “milicos” a tiros y sus exilios de Guatemala fueron frecuentes. Pero mi culto a la amistad estuvo siempre por encima de las ideas, sean estas las que fueren. Y en este caso siempre nos mantuvimos al pairo. Y jamás me impuso censura.

Quiero recordar que, entre los artículos que publiqué en su revista, hubo uno titulado “Carta a los españoles del dolor y del llanto” que no tuvo respuesta contraria por nuestros queridos paisanos del exilio. Y llegó el momento en el que, para uno libro que titulé Relatos de la Desesperanza, le pedí un prólogo que me envió en abril del 89 desde San José de Costa Rica.

Este libro, aunque impreso por la Editorial Tierra de Fuego, de Madrid, lleva el sello de El Café Literario, publicaciones selectas. Guatemala-Costa Rica.

Mi esposa era una lectora asidua de sus poemas. También me acompañaba a veladas poéticas, preferentemente en Madrid. Sus hermosos ojos verdes solían inundarse con las rimas de Zipfel al que el reputado escritor guatemalteco César Brañas calificó de “verdadero poeta”.

En los primeros tiempos veinteañeros, Carlos Zipfel me invitó un 15 de septiembre a la recepción que la Embajada de Guatemala celebra con ocasión del Día Nacional de este país. Centenar y medio de personas conversaban animadamente en una sala no muy grande. Como no conocía a nadie me entretuve en mirar unas figuritas que había en una vitrina. Se me acercó una nena de unos cinco años y me preguntó que si me gustaban. Le dije que sí. Y me explicó su representación más genuina. En éstas, se acerco el embajador que era su padre y mantuvimos una animada conversación, tras la que me fue presentando a varias personas de la reunión.

Noté que allí todo el mundo era importante y curiosamente atrajo más la atención el hecho de ser segoviano que las demás circunstancias que pudieran revestirme. Tanto es así que un diplomático, cuyo nombre no recuerdo, así como el país al que por su parte representaba, se plantó delante de mí y me dijo que acababa de recibir de la editorial un libro con poemas suyos y que le gustaría escuchar algunos con la dicción de mi castellano de Segovia. Esto sería al finalizar la recepción.

Me pareció bien pero antes de ir a su casa con un grupo de personas de las allí presentes, tuvimos que cumplir con cierto ritual que consistía en “tomar la última” en un bar donde solía ir Unamuno de paso por Madrid.

Y claro cuando quisimos recordar eran las tantas. Y al llegar al domicilio del poeta en el Parque de las Avenidas que entonces andaba por donde Pinocho perdió el mechero, tuvimos que entrar como furtivos para no despertar a los patojos (1) Y así, con la mínima voz posible, comencé a leer los poemas del diplomático, con el agrado de la concurrencia.

Yo notaba un ruidillo a mi espalda pero concentrado en no distraerme no le di importancia. Solo al final me di cuenta de que nuestros propósitos de no hacer ruido habían fracasado y que, poco a poco, se habían ido incorporando, familiares, personal de servicio, patojos… Nunca se me olvidará que los aplausos que se me ofrecieron al final, fueron los primeros que he recibido en mi vida.

Para terminar, les ofrezco unos humildes versos que he compuesto para mi intervención en el homenaje del día 18. Como no voy a viajar a Guatemala, he convenido en remitir un video con mi modesta aportación para el caso. Y como colofón sumo estos versos que no hace falta ser muy avezado para ver que están muy por debajo del arte de mi tocayo Carlos Zipfel y García. Pero, eso sí, llevan todo el sentimiento que el caso requiere.

A CARLOS ZIPFEL Y GARCÍA, VERDADERO POETA.- Siempre quisimos ir.- mi esposa y yo a Guatemala.- pero nunca pudo ser.- por diversas circunstancias.= Después de muchos años.-se presenta la ocasión.- pero Sita ya no vive.- y se quebró mi ilusión.= Se me pide mi adhesión.- a este homenaje suplido.-que Guatemala tributa.- a nuestro amigo perdido.= Carlos Zipfel y Garc ía.-poeta y escribidor. Cultivó también la amistad.- Fue mi primer editor.= No es posible enviar.- el cálido aplauso de Sita.- cuyos bellos ojos verdes.- fueron cauce de sus rimas.=Vayan en la distancia.-estos sentidos versos.-que de la obra de Zipfel.- apenas son un remedo.


(*) Académico Honorario de San Quirce.

(1) Patojo es como se le llama al niño en Guatemala.

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Escrito del CEC a Hunday


Sr D. Leopoldo Satrústegui
Director General de Hunday Motor España
Calle Quintanapalla, 2 – planta 2ª
28050 Madrid

Madrid, 15 de noviembre de 2019

Muy Sr. nuestro:

    En el Centro de Estudios Castellanos hemos recibido con satisfacción su decisión de ceder un vehículo eléctrico Hunday Kona (servicio VIVE) al municipio de Campisábalos (Guadalajara).

    Nos parece una decisión acertada por varios motivos.

    En primer lugar porque Campisábalos es un municipio que representa muy bien la “Castilla vaciada”, que tan necesitada está de servicios, como el que esa empresa pone a disposición de sus vecinos.

    En segundo lugar porque, sin duda, esa empresa ha tenido el acierto de elegir para ello el municipio con el aire más limpio de España, declarado por la Organización Mundial de la Salud en el año 2016 como uno de los lugares del planeta con menos contaminación.

    En tercer lugar porque, además, han tenido el acierto de elegir un municipio de Castilla, perteneciente en su día a la Comunidad de Villa y Tierra de Atienza (Guadalajara), una de las más afectadas por el fenómeno de la despoblación.

    Por último, porque han dado Vds. una lección extraordinaria a la administración pública española, marcándoles el camino a seguir en otros muchos municipios, que precisan de servicios básicos que ahora no tienen y de otras medidas de carácter económico, fiscal y de infraestructuras, que son imprescindibles para revitalizar la vida de tantos municipios castellanos, que se encuentran en la misma, o parecida, situación.

    Por todo ello, el Centro de Estudios Castellanos desea felicitarles por su acertada decisión y les ofrecemos nuestra sincera y desinteresada colaboración en ésta y otros tipos de medidas, que pudiesen adoptar en el futuro, agradeciéndoles sinceramente su actitud de solidaridad con los vecinos de Campisábalos que, seguro, les agradecerán.

    Le saluda atentamente,

 Centro de Estudios Castellanos

                             

martes, 24 de diciembre de 2019

Escrito del CEC al alcalde de Campisábalos (Guadalajara)


Sr. D. José María de Pablo Ricote
Alcalde-Presidente del Ayuntamiento
Plaza Mayor, 1
19275 Campisábalos  (Guadalajara)

Madrid, 15 de noviembre de 2019
Muy Sr. Nuestro:
    En el Centro de Estudios Castellanos hemos tenido noticia del vehículo eléctrico Hunday Kona (servicio VIVE) cedido por la empresa Hunday a los vecinos de Campisábalos.

    La alegría que sentimos por esta noticia se suma a la que Vd., como alcalde, y los vecinos de ese municipio, estamos seguros, sentirán también, pues han recibido un servicio de transporte gratuito con el que, probablemente, nunca habrían soñado; esto nos recuerda los servicios que, con carácter comunal, existieron en la Comunidad de Villa y Tierra de Atienza, de la Extremadura Castellana, en la que estuvo integrado el municipio de Campisábalos, que llegó a tener 640 habitantes, en 1877, descendiendo hasta los 58 actuales.

    Queremos resaltar la importancia que tiene para todos los que nos sentimos castellanos , que Campisábalos haya recibido este servicio de transporte, de disfrute comunal, de una empresa privada, como Hunday, a quien se lo hemos agradecido desde este Centro de Estudios Castellanos, con un escrito de esta misma fecha.

    Sin duda, una empresa privada como Hunday ha dado una lección y ha marcado el camino a los responsables de la administración pública, que no encuentran la forma de evitar la despoblación de nuestros pueblos castellanos. En este sentido nos permitimos enviarle adjunto el manifiesto que el Centro de Estudios Castellanos hizo público en Tiermes y Tarancueña, (en su día pertenecientes a la Comunidad de Villa y Tierra de Caracena), el pasado día 9 de agosto, en la celebración del simposio por el centenario del regionalismo castellano; en él se recogen algunas ideas que aliviarían el proceso de despoblación de nuestros pueblos castellanos , mejorando la calidad de vida de sus ciudadanos y solventando la ausencia de servicios básicos.

    Esta situación es más hiriente en el caso de Campisábalos, como el municipio con el aire más limpio de España, uno de los lugares del planeta con menos contaminación, según la declaración del año 2016 de la Organización Mundial se le Salud y, a pesar de eso, desatendido por la administración pública. Nos parece imprescindible promover una respuesta solidaria de las distintas entidades públicas para la dotación de servicios básicos en estas poblaciones.

    Desde el Centro de Estudios Castellanos invitamos a las entidades públicas a que estudien la organización territorial que en su día tuvo la Extremadura Castellana y la distribución de servicios de los que disponían los vecinos, para que sirviera de inspiración a la organización territorial actual, siguiendo el ejemplo que nos ha dado la empresa automovilística Hunday. Es necesario que se adopten medidas de carácter fiscal, económico y de infraestructuras que activen la permanencia y eleven la calidad de vida en estos pueblos, sobre todo en Campisábalos, donde ya han conseguido respirar el aire más limpio de España.

    No podemos olvidar tampoco la oportunidad que nos brinda la historia y el arte de estas tierras castellanas, para promover la visita de aquellos que quieran conocerlas, como es el caso de la iglesia románica de San Bartolomé, del siglo XII, con su galería porticada, símbolo del sistema social democrático de los pueblos y villas castellanas, o la belleza natural de la Sierra de Pela
.
    Desde el Centro de Estudios Castellanos queremos ofrecerle nuestra humilde disposición para promover el conocimiento de la historia, el arte y la cultura de Castilla.

    Un saludo afectuoso.


    Centro de Estudios Castellanos




  

domingo, 15 de diciembre de 2019

Una inundación desde dentro

El Adelantado de Segovia 30 septiembre de 2019.

Carlos Arnanz Ruiz (*)

Las imágenes que recientemente nos han ofrecido los telediarios con ocasión de las lluvias torrenciales caídas en el sureste de España, me inducen a escribir estas líneas que tratan de relatar el paralelismo entre estos sucesos y otros acontecidos hace 62 años.

El 14 de octubre de 1957, cien litros de agua por metro cuadrado anegaron toda la cuenca del río Turia que terminó por inundar la capital valenciana con sus aguas desbocadas. Dar cifras no conduce a nada, si acaso, las 81 víctimas mortales que la riada se llevó por delante. España entera se volcó en la ayuda y un servidor fue enviado como telegrafista comisionado, un día después, para reforzar los deteriorados servicios telegráficos.

En la estación madrileña de Atocha me junté con otros diez o doce compañeros con los que hice el viaje en un tren nocturno. Éramos todos muy jóvenes, con la oposición recién aprobada. Después supe que fuimos unos 50, prácticamente uno por provincia.

Ya amanecido, llegamos a Alcira, donde el convoy tuvo que detenerse por haber desaparecido las vías. Como llevábamos muchas horas fuera de casa y aun teníamos que esperar a que un autobús nos llevara a Valencia, aprovechamos el tiempo para acercarnos a la oficina de Telégrafos de Alcira y poner a nuestras familias una “Nota”: telegrama de coste reducido para funcionarios de la “casa”.

Cuando el jefe de la estación comprobó mis datos, me dijo que era segoviano y que conocía a mi padre que también fue telegrafista. Charlamos brevemente y se me ofreció para lo que fuera necesario. Volvimos al lugar de donde debería salir el autobús y al cabo de unos instantes, proseguimos el viaje a Valencia.

El panorama, desde la carretera, era desolador y recuerdo la imagen de las vías del tren como si fueran una valla, volteadas por el agua. Todos los viajeros que íbamos en el bus, unos cuarenta, éramos personal de apoyo para reforzar los quebrados servicios oficiales de la provincia. Debimos de ser de los primeros en llegar.

Una vez en Valencia, nos dedicamos a buscar alojamiento. Y no sé cómo fuimos a parar a una pensión llamada Ruzafa, detrás del edificio de Telégrafos, en la Plaza de España. Este establecimiento hotelero era muy popular en la ciudad por ser hospedaje habitual de las compañías de teatro y variedades que acudían a la capital. Por esta razón, las puertas de las habitaciones estaban llenas de agujeros por los que los mirones pretendían ver a las artistas. Aquellos agujeros estaban, a la sazón, taponados pero nos contaron que la plastilina con que se tapaban era de quita y pon.

Formamos un grupo de cuatro huéspedes para las cuatro camas de una habitación muy amplia. Y una vez instalados, acudimos a presentarnos al Jefe de la sala de aparatos de la central telegráfica valenciana. Las líneas tanto telegráficas como telefónicas estaban averiadas. Y los primeros arreglos fueron para los servicios de emergencia. Por lo tanto comenzamos a trabajar sin hilos y los telegramas, en grandes cantidades, porque todo el mundo quería enviar y recibir noticias, los manipulábamos “en local“ y se cursaban por avión desde el cercano aeropuerto de Manises al de Barajas, en Madrid y al del Prat, en Barcelona.

Hacíamos jornadas de 16 horas y ocho para descansar. No obstante empleamos parte de este tiempo de descanso para ver la ciudad y valorar por nosotros mismos la magnitud de un desastre que, en un principio, solo conocíamos por lo que nos contaban los compañeros y poco más. Cuando fuimos estableciendo contacto con la realidad nos dimos cuenta de que todo lo que se decía era poco al contemplar en directo la catástrofe de una ciudad sumergida. El río Turia se había tragado literalmente los barrios bajos y anegaba el centro.

Vi el campo de futbol de Mestalla como si fuera una gran piscina. Montañas de barro eran retiradas por maquinaria pesada. La desolación se extendía por doquier. Hubo mucha solidaridad. Bastantes de nuestros compañeros telegrafistas fueron damnificados, padeciendo grandes pérdidas, incluso de familiares.

Las sirenas de las ambulancias se escuchaban de día y de noche. Los hospitales no daban abasto. Se especuló con la rotura de la presa de Tous. Era cosa digna de ver como las ventanas de los sótanos de los edificios públicos, como el de Telégrafos, chupaban cuanto arrastraba la corriente y quedaba retenido por los barrotes. No obstante el agua invadió los archivos y los almacenes del material, dejándo todo inservible.

Tuve ocasión de ver una sala de baile, ubicada en los bajos de un edificio céntrico, destrozada por la humedad. Acababa de ser rehabilitada con vistas a la nueva temporada. Y en medio de tanta desgracia, entonces en blanco y negro, nuestra juventud ponía su nota de color entre “guardía” y “guardía” e, incluso, dentro de ellas.
Un día, al salir de servicio, notamos que alguien había corrido las camas de nuestra habitación y había metido otra. Cosa que se repitió varias veces. Y aun hubo quien quiso traer su colchón y ponerle en el suelo. Se decía que nuestro dormitorio era muy divertido.

Durante una de estas “guardias” el jefe de personal de la Dirección General de Telégrafos en Madrid puso su mano en mi hombro cuando “pegaba” mensajes oficiales urgentes y me dijo: ”Puedes avisar a tus compañeros de que el Director General me acaba de comunicar que se ha subido la dieta de 60 pesetas a 90 para que podáis hacer frente a los gastos”. Y es que por aquel entonces la dieta era inferior a los costes, no de hotel, sino de una modesta pensión. Pero esta subida no sería definitiva y solo tendría vigencia durante el tiempo que durase la comisión. De todas formas nos alegramos mucho.

Cuando la situación fue normalizándose, me encontré cierta tarde a una chica valenciana que veraneaba en Segovia. Había paseado varias veces con ella en el verano anterior por el Salón. Entonces el paseo se celebraba, de acá para allá y de allá para acá, en verano, por El Salón, junto a los edificios y en invierno por la acera del Ayuntamiento.

Esta muchacha se brindó gentilmente a enseñarme lo más significativo de la ciudad. Todo estaba cerrado y solo permanecía abierta la catedral. A la puerta se estaba celebrando una sesión del “Tribunal de las Aguas”, nos colocamos en primera línea para ver mejor y al instante, el moderador se dirigió a mí y me dijo: -“Parle vosté”. Le contesté que yo no parlaba nada, que era forastero y que simplemente contemplaba la asamblea.

Al cabo de un rato pasamos al interior de la catedral donde realizamos una visita rápida. Luego subimos al Miguelete desde el que el paisaje era aun más dantesco. Ensimismados en el mismo noté que, de pronto, mi “cicerona” me daba un beso. Aquello me dejó perplejo porque en aquella época el que una chica te diera un beso sin haberte acreditado como novio formal y con el título de ingeniero de canales, caminos y puertos bajo el brazo, era algo impensable. Debió de ser que aquel espantoso panorama la ofuscó.

Al cabo de un rato bajamos de la torre y al salir ya se había disuelto el “Tribunal de las aguas”. Nos despedimos porque yo tenía que reintegrarme al trabajo y no nos volvimos a ver más ya que entonces no se habían inventado los móviles, los telegramas, dadas las circunstancias, tardaban en llegar, mis turnos eran largos y cambiantes y ni siquiera en los veranos siguientes apareció por Segovia.

A los pocos días y después de quince de comisión me dieron el cese y regresé a Segovia con una carga de tristeza difícil de olvidar. Cuando, pasado el tiempo, veo imágenes de inundaciones, los recuerdos se avivan, incluso con sonidos y olores.

Las reiteradas inundaciones de la ciudad de Valencia terminaron con la construcción del llamado Plan Sur que consistió en desviar las aguas del rio Turia desde Quart de Poblet hasta al norte de Pinedo. Dicho de otro modo: dejando a la ciudad por encima del río y dando al nuevo cauce amplitud suficiente. El 22 de julio de 1958 se aprobaron las obras y el 22 de diciembre del 1969 las inauguró oficialmente el entonces jefe del Estado Francisco Franco. El antiguo cauce del río Turia es hoy un parque urbano de 110 Ha. llamado Jardín del Turia.


(*) Académico Honorario de San Quirce.

viernes, 4 de octubre de 2019

VALDERREDIBLE ¿Es la cuna del castellano? Y si fuera verdad?


Por Emilio Jorrín.

Glosas Emilianenses


A modo de introducción en este tema de verdadera importancia y trascendencia indico seguidamente que en el pueblo de San Millán de la Cogolla, un pequeño pueblo riojano,  se guardan en sus cenobios las Glosas Emilianenses, las primeras palabras escritas en castellano.

En torno a este pueblo de San Millán, se sitúan los monasterios de Suso y Yuso, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.  San Millán vivió  por aquellos recónditos parajes,  en pleno valle del río Cárdena, a pie de la Sierra de la Demanda, lleno de robledales, brezos y retamas, en la zona que ocupa el Monasterio de Suso, situado en la parte alta.


Reflejo también el texto recogido en la enciclopedia Wikipedia, que dice:

“Las Glosas Emilianenses son pequeñas anotaciones manuscritas a un códice en latín, realizadas en varias lenguas: entre ellas el propio latín, un romance hispánico (bien español medieval con rasgos riojanos, bien navarro-aragonés en su variedad riojana12​) y euskera. Se encuentran entre las líneas del texto principal y en los márgenes de algunos pasajes del códice Aemilianensis 60 a finales del siglo X o a principios del siglo XI. La intención del monje copista era probablemente la de aclarar el significado de algunos pasajes del texto latino.



Hacia el 1.040, un monje de San Millán hizo una aclaración al margen de un texto, ya en castellano antiguo, en lugar del latín. Fue el primer chispazo escrito de una lengua de origen latino, con resonancias sonoras vascas, que habría de dar gloria a la literatura universal.





Página 72 del Códice Emilianense 60 (que se encuentra hoy día en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia). En ella puede apreciarse el texto de una homilía en latín a la que el monje copista hizo sus propias anotaciones (glosas) en navarro-aragonés entre líneas y al margen del texto

La importancia filológica de estas glosas, que no fue advertida hasta el siglo XX, es la de contener el testimonio escrito más temprano del que se tenía noticia hasta entonces, en forma arcaica, pero claramente reconocible, de un romance hablado en el área actual del idioma español; al parecer, era la lengua vernácula hablada por entonces en la zona, a pesar del predominio del latín en muchos ámbitos cultos y registros escritos. De las Glosas Emilianenses, que suman más de mil en total, unas cien están en ese romance riojano y poseen el interés añadido de incluir dos anotaciones en euskera, siendo este el primer testimonio escrito conocido, no epigráfico, en dicha lengua. 


El nombre se debe a que fueron compuestas en el Monasterio de San Millán de la Cogolla (Millán o Emiliano procede del latín Aemilianus), perteneciente a La Rioja y por aquel entonces parte del Reino de Navarra. Su valor se descubrió en 1911, cuando Manuel Gómez-Moreno, que estudiaba la arquitectura mozárabe del Monasterio de Suso, transcribió todas las glosas, alrededor de mil, y las envió a Ramón Menéndez Pidal.

San Millán de la Cogolla (y La Rioja por extensión) reciben a menudo el sobrenombre de «cuna del castellano» gracias a ellas; no obstante, varios autores sostienen que las glosas no están escritas exactamente en un castellano antiguo, sino en navarro-aragonés3​ en su variedad riojana. A día de hoy se han encontrado algunos textos más antiguos que pueden considerarse protocastellanos; el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua (ILCYL),4​ dató los Cartularios de Valpuesta junto con la Nodicia de Kesos, como algunos de los registros con rasgos de las lenguas castellana y leonesa más antiguos que se conocen.567​ En noviembre de 2010, la Real Academia Española avaló los cartularios, escritos en «una lengua latina asaltada por una lengua viva», como los primeros documentos en los que aparecen palabras escritas en castellano, anteriores a las Glosas Emilianenses. Sin embargo, la diferencia más destacable entre estos dos documentos y las Glosas Emilianenses, es que las glosas presentan estructura gramatical romance, algo que no se da en los Cartularios de Valpuesta y la Nodicia de Kesos, los cuales son textos escritos en latín y de gramática latina en los que se incluyen algunas palabras romances. Por tanto, las Glosas Emlianenses son los textos en romance ibérico (del área geográfica actual de lengua castellana) más antiguos de los que se tiene noticia, en los que están presentes todos los niveles lingüísticos”. 

Recientemente, Gregory Kaplan, filólogo norteamericano, director del Departamento de Lenguas y Literaturas Extranjeras Modernas de la Universidad de Tennessee, Estados Unidos asegura que la cuna del idioma castellano hay que situarla, en las ermitas rupestres de Valderredible,Kaplan,sostiene su teoría en su libro «El culto de San Millán en Valderredible», publicado en colaboración con la Consejería de Cultura de Cantabria .Sostiene Kaplan que Gonzalo de Berceo en su libro «Vida de San Millán de la Cogolla», basado en otra anterior de San Braulio, obispo de Zaragoza, suprimió ciertos pasajes en los que se relacionaba a San Millán con Valderredible y potenció otros que lo vinculaban a San Millán de la Cogolla.El estudio asegura que San Millán, pasó los últimos años de su larga vida (474-574) en Santa María de Valverde y que allí fue donde se fraguó el castellano como una lengua romance a partir de la vulgarización del latín.

La huella del santo eremita en la Vieja Cantabria, queda bien de manifiesto también por una serie de milagros que en esa tierra efectuó el santo ermitaño                         
En el siglo VI, antes de la caída de los cántabros en Amaya ante las tropas visigodas de Leovigildo, San Millán ya dedicaba su vida a la evangelización cristiana en Valderredible utilizando cavidades excavadas en roca como eremitorios rupestres. Según se indica en los textos de San Braulio que describen la vida de San Millán, éste tenía un gran número de seguidores y gentes que se desplazaban hasta su presencia por la fama de sus milagros.
Indica Gregory Kaplan basándose en los textos de San Braulio, que San Millán pudo morir en Valderredible y sus restos permanecer en un oratorio rupestre hasta ser trasladados en una fecha anterior al siglo X en que se constata la presencia de éstos en el Monasterio riojano.

Estas investigaciones, según Kaplan, pueden dar un vuelco a la historia puesto que basándose en datos históricos se refuerza la hipótesis sobre de la vinculación de San Millán a Valderredible y su influencia en la proliferación de iglesias rupestres y la peregrinación cristiana desde el siglo VI. La gran importancia de estas peregrinaciones y continuo avance de la cristianización tras la muerte de San Millán que prácticamente coincide con la invasión visigoda le confieren una importancia histórica a Valderredible. 


Vincula la proliferación de las iglesias rupestres de la zona a su presencia y, tras su muerte en alguno de estos santuarios, a su culto hasta mediados del siglo VII. Este sería el origen de las primeras rutas de peregrinación del cristianismo primitivo en España, la “Ruta Románica”, que posteriormente pasaría a formar parte del “Camino de Santiago”, cuyo origen se remonta al siglo IX con la aparición, en Compostela, de la tumba del apóstol.
El autor no descarta trasladar el origen del castellano a esta zona del alto Ebro y a unos siglos más tempranos a la aparición de los primeros documentos escritos en las conocidas como glosas emilianenses. Esos manuscritos son de principios del siglo IX, cuando se fundó el monasterio de Cogolla a base del traslado de los restos de Millán. Las iglesias rupestres de Valderredible habían formado ya un foco de peregrinaje tres siglos antes, y es de suponer que la lengua que se hablaba allí entre el año 650 y principios del siglo X (más o menos el año 930) era ya el castellano primitivo.
 Kaplan: “Lo teorizó porque sabemos por los llamados juramentos de Estrasburgo (Francia) que el francés ya se hablaba a principios del siglo IX, y es de suponer que en Valderredible, que era un foco relevante de peregrinaje entonces (antes de que naciera el monasterio de La Cogolla), se hubiera hablado el castellano primitivo”.El Gobierno de Cantabria ha trasladado al Ayuntamiento de Valderredible su disposición de apoyar el proyecto para la ejecución de un centro de interpretación sobre el origen del castellano y el arte rupestre, ubicado en la localidad de San Andrés de Valdelomar. El cual, serviría además, para promocionar la riqueza en arte rupestre del Valle, un "activo único en Europa" que el municipio quiere que sea declarado Patrimonio de la Humanidad.


VALDERREDIBLE, es un valle de la Merindad de Campoo, situado al sur de Cantabria, lindante con las provincias de Burgos y Palencia, surcado por el río Ebro.
Lugar de frecuente visita por el ermitaño San Millán y que dejara amplia huella por aquellas tierras y que sus seguidores años más tarde dejaron constancia con la construcción de un buen número de iglesias rupestres.

Compuesto por 51 pueblos con historia propia: Allén del Hoyo, Arantiones, Arenillas de Ebro, Arroyuelos, Bárcena de Ebro, Bustillo del Monte, Cadalso, Campo de Ebro, Castrillo de Valdelomar, Cejancas, Coroneles, Cubillo de Ebro, Espinosa de Bricia, La Puente del Valle, La Serna de Ebro, Loma Somera, Montecillo, Navamuel, Otero del Monte, La Población de Abajo, La Población de Arriba, Polientes (la capital), Quintanasolmo, Quintanilla de An, Quintanilla de Rucandio, Rasgada, Rebollar de Ebro, Renedo de Bricia, Repudio, Revelillas, Riopanero, Rocamundo, Ruanales, Rucandio, Ruerrero, Ruijas, Salcedo, San Andrés de Valdelomar, San Cristóbal del Monte, San Martín de Elines, San Martín de Valdelomar, Santa María de Hito, Santa María de Valverde, Sobrepenilla, Sobrepeña, Soto Rucandio, Susilla, Villaescusa de Ebro, Villamoñico, Villanueva de la Nía, Villaverde de Hito y Villota de Elines.


Es el municipio más extenso de Cantabria. Surcado por varios ríos, siendo el Ebro el más importante y del que deriva su nombre: Val de Ripa Hibre (Valle del río Ebro).
Sus primeras referencias escritas datan del s. X. Fue repoblado desde el sur tras la invasión árabe y misionado por monjes visigodos.
En el siglo XV, fue una de las siete Hermandades de la Merindad Mayor de Campoo, de la que se segregó en 1.635. En 1.835, formó un único Ayuntamiento.

Cuenta el municipio con parajes naturales de extraordinaria belleza y de un valor ecológico importante, como el Monte Hijedo, la Aliseda de Riopanero, el Robledal de Bustillo del Monte...etc.
Dispone también de una magnífica colección de iglesias rupestres y múltiples ejemplares del románico, entre los que destaca la Colegiata de San Martín de Elines.
Es frecuente en sus pueblos una buena arquitectura rural, con una estructura tradicional, es decir, con la iglesia, la taberna, la bolera, la fuente y el pilón, la casa concejo...
A nivel popular se le conoce como “El Valle”, y a sus habitantes “vallucos” si habitan en la zona baja, en las vegas del Ebro, con su fama de buenas patatas, y “matorrizos” a los habitantes de la zona alta, llena de buenos bosques.
Son de gran interés turístico y cultural las rutas: Ruta del románico; ruta de las iglesias rupestres; ruta de los rebollos centenarios.


Dentro de la crónica política y social, fue destacable el hecho de que cuando los hombres se iban a otras tierras a trabajar como “abañadores”, las mujeres se hacían cargo de la administración de los pueblos correspondientes.


IGLESIAS RUPESTRES.


El patrimonio de las iglesias rupestres de Valderredible y su entorno, por sus características, magnitud, singularidad en origen e importancia histórica supone el mayor y más impresionante conjunto rupestre de la Península Ibérica.
En cuanto al origen de las iglesias rupestres de Valderredible, tradicionalmente se creía que eran pequeñas cuevas ocupadas por ermitaños desde la época de dominio musulmán y se mostraban los arcos de herradura como ejemplo de influencia mozárabe. Sin embargo, desde hace algunos años los investigadores han prestado especial atención a su gran importancia histórica y en sucesivos estudios se han ido catalogado y estudiado en profundidad gracias a personas como González Echegaray, García Guinea, Iñiguez, Monreal, Carrión Irún, Madariaga, Bolado Gutiérrez, la Universidad de Cantabria, Julián Berzosa y Gregory Kaplan.

Actualmente parece claro que el origen de los eremitorios rupestres de Valderredible es de época visigoda, desde los inicios de las corrientes evangelizadoras del cristianismo en Cantabria. Esto es conforme con los nuevos estudios de la Universidad de Cantabria y con las investigaciones de Gregory Kaplan, donde un detallado informe de las medidas de los arcos presentes en las iglesias rupestres demuestra sin lugar a dudas que concuerdan con las dimensiones de arcos de herradura visigodos.

Cadalso

La iglesia rupestre se encuentra próxima al pueblo de Cadalso. La iglesia esta
normalmente cerrada pero se puede ver bastante bien a través de las rejas de la puerta y ventanas 



Santa Maria de Valverde


La llamada catedral de las rupestres

Se encuentra junto al pueblo de Santa María de Valverde (Valderredible) junto al nuevo Centro de Interpretación del Rupestre. Está excavada directamente sobre la roca arenisca y tras sucesivas ampliaciones hoy acoge a una iglesia abierta al culto de 18 por 10 metros de superficie. En el interior, muy irregular, destaca la talla polícroma de una Virgen amamantando al Niño, y en el exterior una gran espadaña del siglo XII.




cAMPO DE EBRO

La iglesia rupestre se encuentra en el mismo pueblo de Campo de Ebro detrás de la iglesia parroquial de San Millán



ARROYUELOS


La iglesia rupestre se encuentra junto al pueblo de Arroyuelos 



VILLASCUSA DE EBRO

Es el último pueblo de Cantabria que baña el Ebro. En él se halla el antiguo poblado de San Andrés; en el lugar conocido como El Tobazo, hay tres cuevas, una de las cuales es una iglesia rupestre.





SAN MIGUEL DE PRESILLAS


La iglesia rupestre de Presillas pertenece a la provincia de Burgos aunque se encuentra a tan sólo a 3 kilómetros de la iglesia rupestre de Arroyuelos y se puede considerar dentro de la misma zona rupestre de Valderredible. 


domingo, 8 de septiembre de 2019

Comentarios inspirados por una foto familiar

EL ADELANTADO| 30 agosto, 201978

Carlos Arnanz Ruiz (*)

El pasado 22 de agosto y con el título MARIANO QUINTANILLA VIVE, Javier García Núñez publicó un artículo en este periódico que ilustró con una magnífica foto de familia. En ella, aparecen Mariano Quintanilla, su esposa Elena y sus hijos Mariano, Rosa, Elena y Carmen. Bella estampa de la que no tenía noticia pero que me llenó de emoción y que ustedes comprenderán si continúan leyendo.

Corresponde esta foto a una época en la que el que esto escribe era amigo del jovencísimo Marianito, hijo, tal vez un año mayor que yo.Por esta razón fui algunas veces a su casa en la Plaza Mayor; el primer edificio que la cierra a la izquierda del Ayuntamiento. Recuerdo un salón grande del piso primero donde nos tirábamos en el suelo y nos entreteníamos con sellos de Austria, Alemania y otros países. En un lateral, una vejecita, ignoro si madre de D. Mariano o de su esposa, asistía impasible a nuestros juegos en un sillón.

También salíamos por ahí y un día acordamos ir a bañarnos a los Tres chorros. Nos hallábamos en medio de la charca y noté, de repente, que un torbellino me arrastraba hacia el fondo. Entonces, mi Amigo Mariano tiró de mí no sé cómo ni de dónde y me arrastró hacia la orilla.

No pude entender lo sucedido porque, no sabiendo entonces nadar, era bastante miedica a la hora de meterme en el agua. Y así fue cómo mi amigo me salvó de perecer ahogado. Todavía hoy puedo recordar con bastante precisión las características del remolino e incluso el ruido que producía.

Podría quitar dramatismo al asunto introduciendo aquí y ahora una gracieta: de haberme ahogado, hubiera librado a los lectores de mis elucubraciones literarias. Pero no fue así, y aquí estoy de nuevo, tal vez, dándoles la badila.

Con D. Mariano Quintanilla no tuve ningún trato. Si, acaso, algún que otro saludo ocasional. Pero con Doña Elena, su esposa, si lo tuve porque me quería mucho. Mi amistad con su hijo Mariano fue grande y sincera. Compañera de estudios de mi esposa fue Rosa y ha sido a la que más hemos tratado regularmente.

Un día Marianito me llevó a la Catedral y me mostró un cuadro en la parte derecha de la Capilla del Sagrario donde aparecía un clérigo antepasado suyo. Por mi parte y enfrente, le llevé ante el Cristo de Lozoya comentándole que en la decoración cerámica había participado mi padre durante su estancia en el taller de D. Daniel Zuloaga en la Fábrica de Loza La Segoviana.

Fue D. Manuel Gónzález Herrero un gran admirador de D. Mariano Quintanilla. En varias ocasiones me dijo que fue “La madre de muchas iniciativas segovianas”. La centenaria Sociedad Filarmónica de Segovia le debe no poco, al igual que la también centenaria Universidad Popular, devenida Real Academia de Historia y Arte de San Quirce.

Por los años 70, D. Manuel González Herrero tenía una finca frente a las instalaciones del Restaurante Lago, en la carretera de La Granja. Y una tarde invitó a varias personas a pasar una velada. Recuerdo a D. Manuel y su esposa Julita, como anfitriones, a mi esposa Fuensanta y a doña Elena viuda ya de Don Mariano Quintanilla que aun me recordaba. Otros invitados nos acompañaron pero se me han borrado de la memoria. Esta finca sería posteriormente expropiada al configurarse el polígono de Nueva Segovia, pero sigue como solar esperando el momento de acoger alguna edificación en su superficie.

D. Mariano Quintanilla es, sin duda, el personaje que más veces me he visto obligado a mencionar en artículos, libros, conferencias y otros etceteras. Jamás hubiera podido pensar que el mayor mérito de este ilustre segoviano hubiera sido, para mí, ser el padre de la persona que me ha permitido seguir viviendo y, por ende, escribiendo.


(*) Académico Honorario de San Quirce.

viernes, 30 de agosto de 2019

Algo sobre la nueva cocina castellana

EL ADELANTADO| 3 junio, 2019154

Carlos Arnanz Ruiz (*)

El domingo 26 de septiembre de 2010 y en la sección TRIBUNA de este mismo diario, pudo leerse: “UN HOTEL CENTENARIO: EL RITZ, DE MADRID”. Y a continuación, un artículo firmado por un servidor cuyas primeras palabras eran: “Ha caído en mis manos un magnífico libro de 162 páginas que presenta en la primera de éstas una orla con el siguiente texto: “En el año del centenario de nuestro hotel, nos complace compartir con nuestro colaborador (luego diré el nombre escrito a mano en un espacio a propósito) la historia de estos primeros 100 años del Hotel Ritz. Diciembre de 2009”.

Pues bien, se trataba del libro “HOTEL RITZ MADRID”, co-escrito por Andreas Augustín y Thomas Cane. Y el nombre reseñado en este ejemplar, Rubén Arnanz, el más joven de los empleados, adscrito a la cocina del su restaurante Goya.

Mi artículo hacía referencia, obviamente, al contenido de este libro. Y poco más sobre el citado hotel, buque insignia de la hostelería española cuya inauguración corrió a cargo del rey Alfonso XIII.

Nueve años después y hace tan solo unos días, cae en mis manos el libro “ANCHA ES CASTILLA, nueva cocina castellana”. Lo escribe el joven chef Rubén Arnanz que, desde los tiempos del Ritz, ha pasado por la grata experiencia de haber recibido una estrella Michelín y dos soles Repsol.

Este libro ha sido presentado en Madrid en la Escuela de Hostelería y Turismo Master D. Y como ha generado un amplio despliegue mediático, me hace suponer que falta poco por decir. No obstante, intentaré añadir algo que pueda interesar a los lectores de este diario.

El hecho de ser su autor nieto mío no debe prejuzgar ningún trato de favor. Diré, al respecto, lo que me parezca, dentro de los más estrictos cánones de sinceridad, veracidad y rigor.

Abre este libro un prólogo debido a Martín Berasátegui y David de Jorge, afamados cocineros que no precisan de presentación. Y pasando de largo sobre el preceptivo trato favorable hacia el autor, no dejaré de subrayar las alabanzas que de Segovia y Castilla hacen e incluso, implícitamente de España.

“ANCHA ES CASTILLA, nueva cocina castellana” irrumpe en un momento de creciente interés por cuanto tiene relación con este pilar de la cultura humana de todos los tiempos. Expertos en nutrición estudian precisamente en Segovia durante estos días sus posibilidades de mejora.

El hambre, en cualquier parte del mundo, empaña estas líneas y su erradicación sigue siendo algo más que una asignatura pendiente. Pero debemos volver indefectiblemente al libro, a sus propuestas y a sus recetas.

Existe una arraigada idea de que comer bien es comer mucho. De su lectura se deduce que la cuestión está no en comer mucho, sino mejor. Que es conviente elegir entre calidad y cantidad.

Recordemos que D. Quijote le dijo a Sancho: “Come poco y cena más poco, que la salud del cuerpo se forja en la oficina del estómago”. Ahora lo podemos mejorar de manera saludable, equilibrando proteínas, lípidos, azúcares, hidratos…

De la misma manera que Víctor Hugo nos enseñó que “viajar era nacer y morir a cada paso” la buena comida puede trascender la artesanía. Una buena cultura gastronómica dirige ya sus pasos hacia la DEGUSTACIÓN.

Rubén insiste en la identidad territorial e histórica, en este caso de Castilla. Recuerda que el pan y el vino son ejes de nuestra cultura. “Se anda el camino”, hemos oído decir en numerosas ocasiones. Y nos habla de las propiedades organolépticas de los productos aunando cantidad, calidad y tradición.

Si somos lo que comemos y comemos lo que da nuestra tierra necesariamente tenemos que ser diferentes a los habitantes de otras zonas del globo. Pero hoy en día los inmigrantes traen sus costumbres. Y es fácil, por otro lado, adquirir productos originarios de lejanas tierras.

El chef Arnanz se inclina por la producción local de elaboración lenta, frente a la rápida de modas importadas. Y por otra parte recomienda conocer las recetas de otras culturas cuya variedad nos enriquece. Él mismo lo ha hecho, visitando medio centenar de países en los que come y a veces, cocina.

No entra el autor en detalles sobre la identidad de Castilla. Hay una gran confusión al respecto. Pero no es este el lugar ni el momento adecuado para dar clases de geografía e historia.

La frase popular de Ancha es Castilla se acuñó con el desconocimiento porque Castilla no es ancha, sino larga. Hay más distancia entre Requena y Utiel (hoy en Valencia) y Santander (hoy en Cantabria) que entre Aragón y Extremadura. Pero como también se habla de la trashumancia que llevó la caldereta fuera del país propiamente castellano…

No fueron capaces de acordar entre Cándido López, mesonero mayor de Castilla y Camilo J. Cela, el encumbrar a la alta Castilla como capital de la archidiócesis de su nombre. Aunque pareciera buena la idea, no creo que, después de todo, fuera necesario. Aun quedan objetivos más importantes que alcanzar.

Cumple el autor con su deseo de escribir lo que cocina. Y ofrece a quien lea el libro 120 recetas. Hay una que titula “La pera bella Fuensanta”. Es una creación en honor de su abuela Fuensanta, fallecida al día siguiente de verse agraciado con la estrella Michelín.

“ANCHA ES CASTILLLA” invita, pues, a escuchar un canto a la cultura de la buena mesa y la alimentación, con un santuario levantado en el corazón de la vieja Segovia.
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(*) Académico Honorario de San Quirce.

sábado, 24 de agosto de 2019

DECLARACIÓN DEL SIMPOSIO. Tiermes – Caracena - Tarancueña, 9 de Agosto 2019



DECLARACIÓN DEL SIMPOSIO.

Tiermes – Caracena - Tarancueña, 9 de Agosto  2019

El Centro de Estudios Castellanos ha celebrado este Simposio bajo el título: HACE 100 AÑOS:  REGIONALISMO EN CASTILLA, en el Yacimiento Arqueológico de la  ciudad celtíbero-romana de Tiermes y en la Villa de Caracena, cabeza de una Comunidad de Villa y Tierra, uno de los territorios más despoblados  de la España despoblada. Lo ha hecho recordando la memoria de Luis Carretero y Nieva,  al cumplirse el Centenario de la composición de su libro sobre “la Cuestión Regional de Castilla la Vieja – El regionalismo Castellano” en la aldea de Tarancueña,  en 1917,  y que es considerado el Padre del Regionalismo Castellano; haciendo memoria, igualmente, de los trabajos posteriores  de su hijo  Anselmo Carretero Jiménez y Manuel González Herrero que continuaron su pensamiento.
La mirada al Regionalismo de cien años atrás, al proceso de formación de la España de las Autonomías y al momento actual, nos lleva a afirmar:
1. La necesidad de luchar por la recuperación cultural, cívica y material del pueblo castellano; el reconocimiento, afirmación y desarrollo de la personalidad de Castilla como entidad colectiva – toda y sola Castilla - en el conjunto de los pueblos de España. Seguimos pensando que fue un error y una injusticia la creación de  Comunidades como Castilla y León  y Castilla-La Mancha, que no respetan la identidad y unidad de Castilla, y que han provocado que Cantabria, La Rioja y Madrid formaran su propia Comunidad Autónoma; y que las otras provincias Castellanas fueran anexionadas unas al  Reino de León y otras al de Toledo-La Mancha, quedando así, Castilla, dividida en cinco trozos.
2.     Han pasado más de treinta años de la España de las Autonomías, y es tiempo de revisar para ver lo que se hizo mal, corregir excesos de los nacionalismos cada vez más en el resbaladero del separatismo, y buscar un mejor equilibrio entre la legítima afirmación de la propia identidad y la necesaria solidaridad en la unidad de España.
En el momento actual, se levantan voces clamando por la revisión del Estado Autonómico. Piden estas voces: “reordenar el modelo autonómico” y “evitar la destrucción de la unidad estatal”. Y esto, no sólo por necesidad económica, sino por la propia supervivencia de nuestra democracia que necesita conjugar mejor los principios de autonomía y solidaridad, y salvaguardar la libertad y los derechos de todos. Nuestra Autonomía de Castilla y León no ha solucionado los problemas de las provincias más pobres y despobladas, sino que nos ha traído un nuevo centralismo son sede en Valladolid.
3.     Se oye hablar de suprimir las Diputaciones. Por el contrario, desde Soria y desde el estudio de nuestra identidad castellana, nosotros pensamos que en Castilla la mejor solución al centralismo hubiera sido – y puede ser en el futuro, tras una revisión del Estado de las Autonomías - una unión o federación de Diputaciones. Las Diputaciones son imprescindibles en un territorio en el que los municipios apenas si tienen  una mínima capacidad de gestión por si mismos y en donde la Corporación Provincial se constituye en la práctica, en el Ayuntamiento de todos los Ayuntamientos de su provincia. No en vano, el Presidente y los Diputados tienen que ser, por imperativo legal, necesariamente Alcaldes o Concejales de sus respectivos municipios.
Otras cuestiones de no menor importancia nos llevan a mantenernos firmes en su defensa, porque las provincias actuales, con sus Diputaciones, cumplen actualmente una función vital, como elemento de compensación territorial para equilibrar la acción disgregadora de las Comunidades Autónomas. Frente a éstas que tienden a profundizar en aquello que nos diferencia y persiguen resquebrajar finalmente el Estado, las provincias y las Diputaciones con ellas, siguen manifestándose fieles al todo en el que están integradas y al Estado del que forman parte desde  su formación en el año 1833. No existe vocación separadora en las provincias, por el contrario sirven al Estado con la clara intención de cohesionarle, como siempre han hecho. Son los nudos más sólidos de la red estatal. Si se quiere descoser finalmente la nación española el mejor procedimiento sería el de eliminar la provincia como división territorial y con ello su función mediadora y de contrapeso al  mayor empuje disgregador, si no secesionista, de las Comunidades Autónomas actuales.

4.     Se ha cumplido también, en este año, el centenario de la redacción de las Bases de Segovia, que fueron aprobadas en esa ciudad el día 25 de enero de 1919, por los representantes de las Diputaciones Provinciales de Ávila, Burgos, Logroño, Santander, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora. En ella se declaraba  su oposición a que ninguna región obtuviese cualquier tipo de autonomía que mermase la soberanía española. Pero también en aquellos acuerdos se clamaba, al mismo tiempo, por la descentralización económica y administrativa a favor de los municipios y de las provincias. De esta manera se introdujeron en su redacción, fórmulas que garantizaban el derecho a la autonomía municipal, provincial y regional. Por ello, con ocasión de conmemorarse dicha efeméride y en consonancia con el espíritu inspirador de aquellas Bases, el Centro de Estudios Castellanos considera necesaria la aplicación del principio de subsidiariedad, como  consecuencia inmediata, además de los de descentralización, desconcentración y coordinación establecidos en el articulo 103.1 de la Constitución, para que los servicios públicos sean prestados de forma autónoma por las Administraciones más cercanas a los ciudadanos, traspasándose para ello las competencias y recursos que fueren necesarios. Especialmente, demandamos el uso de las Diputaciones Provinciales como elementos de ejecución de las políticas implantadas por las Comunidades Autónomas, como así se aconsejaba en el Informe de los Expertos de mayo de 1981.

5.     Hemos celebrado este Simposio en uno de los territorios más desiertos de la desertizada provincia de Soria. La división provincial actual se creó al servicio del centralismo del Estado, y trajo consigo la desaparición  de la histórica organización territorial castellana, en Comunidades de Villa y Tierra y Merindades, la mejor representación  de nuestra identidad socio-económica y cultural.
Fueron estas comunidades el instrumento político, jurisdiccional, económico y social, en que se apoyó la ingente tarea de repoblar y colonizar los territorios reconquistados al Islam. Las que en otro tiempo fueron baluartes fundamentales de la Castilla histórica son hoy meras agrupaciones residuales, que han perdido aquel significado político, quedando limitadas a la administración de sus bienes, aquellas que han mantenido algo de su extenso patrimonio común.

Sin embargo, algo queda en las poblaciones integradas en sus antiguos territorios: sus habitantes han heredado del pasado ese carácter solidario que otorga la utilización de los bienes comunales, aquellos que son de todos porque a todos han pertenecido y todos tienen el mismo derecho a su aprovechamiento y a su disfrute. Es el nexo común que ha unido a los castellanos de cualquier  época. Es el espíritu colectivo de pertenencia a un  pueblo, ahormado por el recuerdo subconsciente del paso de la historia que jamás podrán arrebatarle y que se resume en el conocido aforismo de que “nadie es más que nadie”.
6.     Desde el Centro de Estudios Castellanos, pretendemos recuperar este espíritu solidario y comunero, que aún pervive en las viejas Comunidades y creemos necesaria su recuperación para que participen en la vida política y social de la Castilla que añoramos y en la que creemos, como el baluarte más sólido de su historia y referencia de lo que no deberíamos dejarnos arrebatar. Por ello nos preguntamos ¿Cuál podría ser el papel actualizado de estas añejas instituciones? ¿Ubicadas en un escalón intermedio entre los Ayuntamientos y las Diputaciones? Respetando esta premisa, se las debería dotar de las infraestructuras y de los recursos adecuados, para que retornaran a su seno aquellos usos y costumbres democráticos que constituyeron sus señas de identidad más reconocibles. No debería desdeñarse la utilidad de las Comunidades de Villa y Tierra y Merindades castellanas, como organización territorial histórica, en la lucha contra el mal de la despoblación que asola a la mayor parte de Castilla. La propia Constitución Española de 1978, en su Título VIII, plantea la posibilidad de crear agrupaciones de Municipios, distintos a la Provincia, mencionando incluso el régimen de “concejo abierto”, tan  arraigado en Castilla.

7.     Desde el Centro de Estudios Castellanos, exigimos que todas las Administraciones públicas aúnen esfuerzos para estudiar las soluciones que puedan ponerse en práctica, no ya para luchar contra la despoblación de Castilla, que es una batalla posiblemente ya perdida, al haberse convertido en un hecho consumado, sino para implantar nuevas y dinámicas políticas que fomenten una nueva repoblación de los pueblos castellanos. ¿La tercera repoblación de la historia? Alguna de las medidas utilizadas en el pasado podrían ser efectivas en el presente, como fue por ejemplo, la dispensa en el pechar de los antiguos repobladores, lo que hoy vendría a ser el establecimiento de beneficios fiscales para los nuevos moradores.

8.     Por último y como conclusión, en el Centro de Estudios Castellanos nos reafirmamos en que lo que Castilla precisa es recuperar la esencia de su historia y reagrupar todos aquellos territorios que siempre han formado parte integradora de su ser. Recuperar la antigua Castilla, unida, foral y comunera, sería el mejor servicio que podría prestarse a la nación española. Sirva el ejemplo de Segovia, como último baluarte en la defensa de la genuina personalidad castellana que se vio forzada a participar en una autonomía en la que no creía porque se desnaturalizaba la esencia de Castilla, herida en el alma al comprobar cómo se aventaban sus despojos territoriales a los cuatro vientos. Recuperar todo lo que hace más de treinta y cinco años se perdió. Madrid incluido, - sin que obste que la ciudad tenga su Carta de Capitalidad- que debería convertirse en la locomotora de  la Castilla del norte y del sur de la cordillera central, y en el bastión más sólido de la unidad de los pueblos que integran la nación española.