lunes, 15 de febrero de 2016

Don Manuel, diez años ya.



[Centro de Estudios Castellanos: Fuente: El Norte de Castilla:- versión digital 15-02-2016.]

El Centro Segoviano de Madrid descubre una placa en la casa del abogado Manuel González Herrero, en el décimo aniversario de su muerte


En el centro, entre la placa, Julia González-Herrero (izqda.), Clara Luquero, Antonio Horcajo y Joaquín González-Herrero.


Fue el 14 de febrero de 2006 y parece que no ha pasado tanto tiempo. Aquel San Valentín amaneció triste en Segovia, con la noticia del fallecimiento de Manuel González Herrero, ilustre jurista e historiador que amó y enseñó a amar a su pequeña patria segoviana, a la que dedicó la vida entera. Ayer, décimo aniversario de la muerte de don Manuel, el Centro Segoviano de Madrid tuvo la delicadeza de dedicarle un sentido homenaje en la que fue su casa, en el corazón del barrio de Santa Eulalia, en cuya fachada se descubrió una placa conmemorativa.

Al acto, presidido por la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, acudieron los hijos del inolvidable letrado, además de numerosos amigos y un buen puñado de segovianos que desafiaron la lluvia y la nieve para poder asistir al homenaje. Al pie de la placa, Joaquín González-Herrero evocó la memoria de su padre, a quien definió como «investigador de archivos y líder de pensamiento». Por su parte, el presidente del Centro Segoviano de Madrid, Antonio Horcajo, abundó en el segovianismo de don Manuel: «Nos enseñó a saborear y vivir Segovia y no admitió tapujos en su defensa». Para Clara Luquero, con González Herrero «aprendimos a mantener viva la identidad de Segovia y a reconocernos en ella». No faltó el baile de ‘La entradilla’ de Agapito Marazuela, a cargo del grupo de danzas La Esteva.
Hijo Predilecto

El pensamiento de González Herrero, heredero de Anselmo Carretero y Nieva, Ignacio Carral, Celso Arévalo, Alfredo Marqueríe, Mariano Quintanilla o Antonio Bernaldo de Quirós, nos habla de la patria «como sostén moral y equilibrio del ser humano, sentimiento de unión espiritual con un lugar», y en este sentido, la patria segoviana era, para don Manuel, el lugar de encuentro «de los verdaderos segovianos».
González Herrero nació en Segovia en 1923. Doctor en Derecho y decano del Colegio de Abogados de Segovia durante veinticinco años, fue miembro del Consejo General de la Abogacía y presidente del Consejo de Abogados de Castilla y León. En los cuarenta dio con sus huesos en la cárcel, acusado de encabezar una célula antifranquista, y cumplió parte de la condena en las prisiones del Dueso y Ocaña. En el otoño de su vida, recibió el título de Hijo Predilecto de la Provincia de Segovia.

Como escritor e historiador dejó un ramillete de obras imprescindibles en cualquier biblioteca segoviana: ‘Fernán González y el pueblo castellano’ (1970), ‘Segovia, pueblo, ciudad y tierra. Horizonte histórico de una patria’ (1971), ‘Libro del Milenario de la Lengua Castellana’ (1979), ‘Castilla como necesidad’ (1980), ‘La entidad histórica de Segovia’ (1981), ‘El pinar de Balsaín. Una reivindicación historia de Segovia (1984), ‘Agapito Marazuela o el despertar del alma castellana’ (1985), ‘La sombra del enebro’ (1992), o ‘Segovia y la Reina Isabel I’ (2004).

domingo, 14 de febrero de 2016

Afirmación segovianista


[Centro de Estudios Castellanos: Fuente: Adelantado de Segovia:- versión digital 15-02-2016.]
 
 
El Centro Segoviano de Madrid homenajeó a Manuel González Herrero en el décimo aniversario de su muerte y también a las ocho comunidades de Villa y Tierra de la provincia, a las que entregó el premio ‘Fidelidad a la Tierra’.
 
 

Los presidentes de las comunidades de Villa y Tierra, y la de la Ciudad y Tierra de Segovia, con los premios ‘Fidelidad a la Tierra’ concedidos por el Centro Segoviano de Madrid. / M. Galindo

En una gélida mañana de invierno, justo el día en que se cumplían diez años del fallecimiento de Manuel González Herrero, el Centro Segoviano de Madrid, atribuyéndose la representación del pueblo de Segovia, organizó un homenaje doble, al líder del pensamiento segovianista y a las ocho comunidades de Villa y Tierra existentes en la provincia, incluyendo la de Ciudad y Tierra de Segovia.

 Ante la fachada de la casa de González Herrero, en la Plaza de Somorrostro, se llevó a cabo un sencillo acto en recuerdo del insigne abogado e historiador. Un miembro del grupo La Esteva bailó ‘La Entradilla’, la danza de honor típica de Segovia, ante una lápida coronada con el busto de González Herrero. A continuación, su hija Julia y la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, procedieron a descubrir la inscripción. “En esta casa vivió, laboró y murió el excelentísimo señor Manuel González Herrero (1923-2006), que nos enseñó a conocer, comprender, amar y defender la Tierra de Segovia. El Centro Segoviano de Madrid le dedica el perdurable homenaje de gratitud y recuerdo con ocasión del X aniversario de su Memorial”, se puede leer. Tal piedra, de grandes dimensiones, ha sido diseñada por el arquitecto Joaquín Roldán, y cuenta con dos bronces, obra del académico de San Quirce José Luis Parés.


 Desde un pequeño escenario, instalado en la Plaza de Somorrostro, se pronunciaron los discursos, comenzando por el de Joaquín González-Herrero, en representación de su familia. Agradeció el homenaje del pueblo de Segovia y, a renglón seguido, recordó algunos momentos de la vida de su padre y varios episodios históricos en los que participó, entre ellos la fallida autonomía uniprovincial, subrayando que entonces “no se respetó la voluntad de los segovianos”. A su juicio, “nuevas amenazas se ciernen sobre esta tierra zaherida, incluida la división comarcal artificial y sin razón, que viene de donde bien sabemos”, en implícita referencia a Valladolid. González-Herrero arremetió por último contra “la partitocracia, sucedáneo de la democracia”, agregando que frente a ella “debemos decir que, en lo esencial, nuestro partido es Segovia”.
A continuación, el presidente del Centro Segoviano de Madrid, Antonio Horcajo, se dirigió a los asistentes con la intención de explicar el relevante papel jugado por González Herrero en el mantenimiento de la identidad segoviana. Para Horcajo, en la trayectoria del homenajeado hay cuatro verbos fundamentales: conocer, comprender, amar y defender. “Él nos enseñó a conocer Segovia, a comprenderla; y así surge un amor que lleva a la defensa de esta tierra”, dijo. “Se defiende lo que se ama, se ama lo que se comprende, y se comprende lo que se conoce”, continuó.


 Horcajo calificó a González Herrero como un hombre “generoso y comprensivo”, además de entregado a la causa segoviana. Por esto último, advirtió que fue “intransigente” con las injusticias sufridas por la provincia a lo largo de su historia. Haciendo suyas unas palabras del propio González Herrero, pidió a los presentes que “no caigamos en el error de la tolerancia con la mentira que se nos quiere imponer”. Y acabó con otra frase de su maestro y amigo: “No olvidemos los ultrajes y las rapiñas, no para enfrentarnos a nadie sino para ser leales con nosotros mismos”.
En una breve intervención —el agua arreciaba en ese momento— la alcaldesa de Segovia quiso mostrar su reconocimiento y gratitud a “uno de los hombres más destacados que ha dado nuestra tierra”. Sin entrar en detalles de su biografía, sí consideró que “brilló en todas las facetas de la vida”, recordando que fue “uno de los letrados más relevantes de la Segovia del siglo XX” y, al tiempo, llegó a director de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce. “Cuantos le conocieron le definen como una buena persona”, prosiguió Luquero, señalando, a modo de ejemplo de esa bonhomía, un detalle, el de que en la posguerra ofreció defensa gratuita a los más desfavorecidos. La alcaldesa de Segovia citó también el continuo peregrinar de González Herrero por los pueblos segovianos, charlando animadamente con labradores o pastores. “Para él —sentenció— todo el mundo era importante”.


Entrelazado con el homenaje al paladín de Segovia se dio otro, a las comunidades de Villa y Tierra, consideradas por González-Herrero hijo, en su discurso de ayer, como “una de las instituciones medievales más originales de Europa (...), la expresión más genuina del genio político de los castellanos”. Horcajo hizo subir al escenario a los presidentes de las comunidades de Villa y Tierra de Coca, Fresno de Cantespino, Fuentidueña, Maderuelo, Pedraza y Sepúlveda —faltó el de la de Cuéllar, Jesús García— y a la de Ciudad y Tierra de Segovia. Y allí entregó a cada uno un pergamino, con el texto “Como reconocimiento y gratitud por su amor y defensa de los municipios que forman (la Comunidad de...) y las gentes que la habitan, manteniendo desde su fundación secular el espíritu democrático que distingue la histórica identidad segoviana”.