Jesus Fuentetaja - El Adelantado de Segovia - 28 mayo, 2019.
Los problemas con la alimentación de los niños expósitos en 1917, por la falta de nodrizas disponibles en la provincia
El próximo día 30 de mayo la Diputación de Segovia celebrará el Día de la Provincia del presente año 2019, con una gala en el teatro Juan Bravo, en cuyo transcurso se hará entrega entre otros galardones, de la Medalla de Oro de la Provincia a la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y al Centro Segoviano de Madrid, que ahora cumplen los cien años de su fundación.
Al igual que se hizo el año anterior, la Diputación ha editado un librito conmemorativo del Día de la Provincia, de cuyo contenido nos hemos vuelto a responsabilizar Diego Conte Bragado y quien esto les cuenta. Aparte de exponer las semblanzas de las dos instituciones citadas y de los demás galardonados: Ismael, Álvaro Gil Robles y Pilar Cernuda, el hilo conductor de la publicación se centra en las dos efemérides referidas, trasladando el foco retrospectivo de la narración cien años atrás, para dar a conocer los cometidos, competencias y servicios públicos que prestaba a los habitantes de la provincia la institución que ahora ha reconocido los méritos de las dos centenarias entidades, en el mismo momento en que éstas nacían. Todo ello con la intención de dar respuesta a la pregunta: ¿A qué se dedicaba la Diputación de Segovia hace un siglo?
Una de las competencias asignadas a las diputaciones provinciales desde el mismo momento de su creación en 1812 por las Cortes de Cádiz, fue la de la Beneficencia Provincial y dentro de ella era el mantenimiento del Hospicio la que mayores recursos detraía del presupuesto corporativo. Según cuenta Enrique Orduña Rebollo en su libro “Evolución Histórica de Diputación Provincial de Segovia 1833-1990” y que nos ha servido de guía para nuestra introspección, en el transcurso del año 1917 surgieron serios y muy graves problemas con la manutención de los niños expósitos y de los demás acogidos en los centros benéficos, registrándose un notable incremento en la mortalidad infantil de aquellos días, debido, principalmente, a la carencia de nodrizas y de amas de cría que pudieran ser contratadas por la Diputación.
La causa de la escasez de mujeres disponibles para esta básica función nutricia, residía, al parecer, en que eran reclutadas por ciertos individuos para que prestaran sus servicios en otra provincia, que aunque no se concreta en la información consultada, casi con toda seguridad pudiera tratarse de la de Madrid. Que los niños madrileños se alimentaran con leche segoviana, no resultaría nada extraño visto desde la perspectiva de nuestros días, en donde la capital y la provincia se han convertido en uno de los principales comederos de los hijos y nietos de aquellos primeros mamones. ¿Será la querencia láctea de entonces, la que les lleve a llenar nuestros restaurantes los fines de semana, cien años después?
Lo cierto es que este grave problema obligó a la Corporación provincial en el año 1917, a implantar una serie de medidas, como fueron limitar a un número de lactantes fijos y reducir el periodo de destete a cinco años (sic), así como dotar al Hospicio de un sistema de lactancia artificial, principalmente a través de la llamada “Gota de Leche”, contando para ello con alguna de las vacas que poseía la institución.
Para paliar esta situación, la Diputación adopta en el mes de octubre de 1917, el siguiente y muy curioso acuerdo:
“Primero.- Interesar a todos los señores Alcaldes de los pueblos de la provincia que rueguen a los Sres. Médicos Titulares respectivos tengan la bondad de reconocer anualmente a todas las amas que posean para en lactancia niños procedentes del Establecimiento provincial de Beneficencia de Segovia y remitan a esta Diputación un certificado de aquel reconocimiento. Segundo.- Preparar un medio de lactancia artificial para lo cual se consignará en el presupuesto del año 1918 la cantidad necesaria con destino a la adquisición de un aparato esterilizador de leche. Tercero.- Procurar que las amas de esta provincia que se dedican a la lactancia de niños expósitos no salgan a prestar sus servicios a otra Diputación Provincial.”
Conclusión: Que la leche que brote de los pechos segovianos, sólo llegue a las bocas de los lactantes segovianos. O, como diría el gaucho Martín Fierro: “Cada lechón en su teta, que es el modo de mamar”.
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