El Adelantado de Segovia, 9 febrero, 2019. JESUS FUENTETAJA
Tengo amigos y vecinos vallisoletanos, incluso vecinos del mismo origen que también son amigos. Todos ellos son buena gente y espero que no se molesten con lo que aquí voy a decir, porque para nada pretendo meterme ni con Valladolid ni con sus ciudadanos. Confío que no lo vean como una afrenta a su tierra, igual que ningún madrileño podría haberse sentido aludido personalmente, cuando antaño se criticaba el centralismo del régimen franquista que tenía su epicentro en Madrid.
Lo que está ocurriendo con la capital de Castilla y León no es muy distinto de lo que sucede por ejemplo con Sevilla o con Toledo, o con cualquiera de las restantes capitales autonómicas. Por mor del desafortunado desarrollo del Título VIII de la Constitución hemos multiplicado un único sistema centralista por diecisiete. De esto y de otras cosas similares se quejaba Alberto Martín Baró, compañero en las páginas de opinión de este medio en su artículo del pasado sábado día 2 de febrero.
No podemos negar que el llamado Estado de las Autonomías ha jugado un papel importante en el desarrollo económico, social y cultural alcanzado en nuestro país en las últimas décadas. Pero también ha traído algunos inconvenientes y puede que unos de los mayores haya sido el de reproducir en el espacio de cada nueva autonomía los esquemas organizativos de la Administración Central. Esto ya se advertía como un grave inconveniente para el nuevo sistema en el llamado Informe de los Expertos de mayo de 1981, elaborado a demanda del gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo por el equipo de administrativistas dirigidos por el prestigioso profesor Eduardo García de Enterría (página 24): “Pero de ahí a entender que las Comunidades autónomas necesiten pertrecharse del mismo aparato público de que ha dispuesto el Estado centralizado, va un largo camino que no debe recorrerse en ningún caso”, terminaban diciendo los expertos consultados.
Ya hemos visto el poco caso que se hizo de esta recomendación y ahora podemos sentir cuales han sido las consecuencias. Prácticamente sin excepción alguna, no solo se han copiado los modelos del antiguo Estado centralizado sino que incluso, en algunos casos, han sido ampliados hasta la saciedad. Así, con un insostenible incremento del gasto público se ha configurado en cada Comunidad un sistema de aparatos administrativos piramidales y altamente jerarquizados que eleva la necesidad de ajustar cualquier decisión del rango que fuera, incluso las más simples, a la decisión del burócrata de turno cómodamente instalado en la capital de la autonomía, desde donde observa, contempla y domina todo el territorio sometido a su poder.
Es en este contexto en el que se han venido a producir las desafortunadas declaraciones del alcalde de Valladolid, rechazadas por el último Pleno de la Diputación de Segovia. Desafortunadas, no porque no sea lícito reclamar para su ciudad los mejores servicios y las mayores inversiones públicas, pues no sólo estaría en su derecho sino que por su cargo vendría obligado a pelear por ello. Pero no que lo haga a costa de despreciar a los demás y que exija que éstas se hagan en detrimento de los derechos de los restantes ciudadanos que malviven en la geografía autonómica. Cuando se vive en la abundancia se acostumbra uno fácilmente a no rebajar su nivel de vida y todo lo que no vaya en aumento se considera un retroceso. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas que sitúan a Valladolid en la única ciudad de Castilla y León que ha registrado un aumento en sus datos macroeconómicos desde la existencia de la autonomía.
No es de extrañar pues, que se levanten voces que denuncien el ominoso poder que se ejerce desde la capital de la región. Una de las que más alto ha clamado ha sido la del conocido escritor leonés Julio Llamazares, expresada en sendos artículos publicados en el diario El País los pasados días 2 de noviembre y 12 de enero. En el primero, con el título de “Osos y Centralismo” se quejaba que estando en León una de las facultades de Veterinaria más prestigiosas del país, por exigencias del procedimiento burocrático se hubieran trasladado a Valladolid los restos de un oso aparecidos en la propia provincia leonesa, para ser allí analizados. En el del mes de enero y con el título de “Ceausescu en Valladolid”, contestaba precisamente las declaraciones del alcalde al que nos venimos refiriendo, reiterando que la concentración de poder en las capitales autonómicas resulta ya obscena. En un sentido similar, el pasado día 3 de febrero la Gaceta de Salamanca se hacía eco de que el SACYL desde 2010 ha recortado la plantilla del Hospital Clínico de aquella ciudad en 146 plazas de sanitarios, mientras el de Valladolid la ha visto incrementada en 224 trabajadores más.
No vamos a echar más leña al fuego y menos desde Segovia, en donde todavía nos tienen en cuarentena por nuestra pasada rebeldía ante esta nueva división administrativa en la que fuimos metidos con calzador. Aunque aquí, entre otras cuestiones, también hemos visto recientemente como las ambulancias que operarán en la provincia de Segovia serán coordinadas desde la antigua capital del reino; y algo que puede que no todos conozcan: las cartas que se depositan en las oficinas de Correos de nuestra ciudad, aunque vayan dirigidas a domicilios segovianos, antes de ser repartidas son enviadas también a Valladolid para ser allí clasificadas.
Lo peor de todo es que más de uno nos tememos, que si nadie lo remedia, esto no ha hecho más que empezar, porque quien ostenta el poder difícilmente renuncia a su ejercicio de forma voluntaria.
viernes, 29 de mayo de 2020
martes, 26 de mayo de 2020
Una vieja reivindicación segoviana
El Adelantado de Segovia, 11 febrero, 2019.
JOSE-LUIS-SALCEDO-LUENGO
Hacía bastante tiempo que no salía a colación el desafuero sobre la injusticia que cometió el Tribunal Constitucional al incluir Segovia en el ente artificial de Castilla y León, que son dos regiones con sus diferencias idiosincráticas propias, como puede ser por ejemplo el reino Valencia y el condado de Cataluña.
Jesús Fuentetaja lo ha vuelto a recordar el día 9 de febrero corriente en un magnífico artículo publicado en El Adelantado de Segovia titulado “El Centralismo de Valladolid”. Siendo todo él interesantísimo voy a fijarme solamente en algunos párrafos, por ejemplo: “Por mor del desafortunado desarrollo del Título VIII de la Constitución hemos multiplicado un único sistema centralista por diecisiete”. “No es de extrañar pues, que se levanten voces que denuncien el ominoso poder que se ejerce desde la capital de la región (Valladolid)”. “Las desafortunadas declaraciones del alcalde de Valladolid, no porque no sea lícito reclamar para su ciudad las mayores inversiones públicas, pero no que lo haga a costa de despreciar a los demás y que exija que éstas se hagan en detrimento de los derechos de los restantes ciudadanos que malviven en la geografía autonómica”. “La inclusión de Segovia con calzador en esta autonomía”, etc. etc.
Allá por el año 1978, cuando se fraguaba torticeramente la partición de España en Reinos de Taifas, al incluir Segovia en la aciaga autonomía de Castilla y León, un grupo de segovianos amantes de nuestra tierra, vislumbramos con clarividencia, las consecuencias de aquel desaguisado que traería malas consecuencias para nuestra provincia. Se formó entonces un grupo comandado por los diputados Modesto Fraile y Carlos Gila y el prestigioso letrado Manuel González Herrero (Manolo para los amigos), todos ellos luctuosamente fallecidos, que abogamos por la autonomía uniprovincial, al igual que Santander o Logroño que sí la obtuvieron, llamándose hoy Cantabria y La Rioja respectivamente.
Viendo los negros nubarrones que se cernían sobre nuestras cabezas, organizamos un acto en la Plaza Mayor (que no recuerdo si se seguía llamando Plaza de Franco) en la cual no participaron ni el partido socialista, ni el comunista, que se manifestaron contrarios a este deseo autonómico. Entonces estos enemigos de la idea fraguaron la sibilina frase de “donde vais vosotros solos”, interpretando malévolamente nuestros deseos confundiéndolos con independencia, como es el caso de Cataluña. Esta idea siempre estuvo muy lejos de nuestro pensamiento. Nosotros solo pretendíamos la autonomía uniprovincial al igual que las otras siete provincias del solar hispano que la obtuvieron y que entonces hubieran sido ocho.
Se recurrió al Tribunal Constitucional y por razones de estado (es decir sin razón alguna) se nos incluyó por narices y con calzador en Castilla y León. Es decir una auténtica arbitrariedad.
Precisamente mi persona, junto al que fue senador mi gran amigo José María Herrero González, triste y prematuramente fallecido, nos encaramamos en un remolque de tractor colocado en la Plaza y pronunciamos sendos enardecidos mítines que fueron entusiásticamente celebrados por la multitudinaria audiencia que llenó la plaza a pesar de un intempestivo día de diciembre.
Entre otras cosas que presagié fue: “Valladolid aplicará a Segovia el derecho de pernada” que en román paladino quise decir que Valladolid bien nos jodería. Desgraciadamente el vaticinio se ha cumplido a rajatabla aplicándonos la ley del embudo, es decir: “lo bueno para Valladolid y las migajas y lo agusanado para Segovia” y para otras provincias de poca población de nuestra región.
Muy posterior algunos socialistas segovianos destacados han recapacitado y han elevado sus protestas al comprobar lo que yo predije del derecho de pernada, pero ya era tarde y no había remedio. Si a su tiempo se hubiera formado una piña con todos los segovianos sin distingos de color político, probablemente otro gallo nos hubiera cantado. Tal vez hoy Segovia y su provincia serían administradas con provecho y hubiéramos prosperado como cualquier otra autonomía uniprovincial y no estaríamos a expensas de las sobras que nos quiera enviar Valladolid.
Coincido con Jesús Fuentetaja en cuanto a las buenas amistades que yo también tengo en Valladolid, e incluso una cuñada, entre otros fui amigo de Godofredo Garabito, fallecido también, que fue un importante personaje intelectual de pro en Valladolid y es más, allá por noviembre y diciembre del año 85, colaboré con el grupo teatral vallisoletano “Amigos de la Zarzuela”, cuyo presidente era Godofredo, representando con este grupo uno de los personajes principales de la opereta “El Conde de Luxemburgo” en los teatros de Logroño, Valladolid y Palencia. Sin yo solicitar emolumento alguno me recompensaron generosamente por mi trabajo. Por mi intermediación este grupo colaboró con el Cuadro Lírico Julián Gayarre cuando hicimos una representación de “La Picarona” en el Teatro Juan Bravo.
Espero que algún día, que por desgracia yo no conoceré por mi avanzada edad, volverán las aguas a su cauce y Segovia adquirirá la personalidad uniprovincial que por su tradición y vieja historia la pertenecen.
JOSE-LUIS-SALCEDO-LUENGO
Hacía bastante tiempo que no salía a colación el desafuero sobre la injusticia que cometió el Tribunal Constitucional al incluir Segovia en el ente artificial de Castilla y León, que son dos regiones con sus diferencias idiosincráticas propias, como puede ser por ejemplo el reino Valencia y el condado de Cataluña.
Jesús Fuentetaja lo ha vuelto a recordar el día 9 de febrero corriente en un magnífico artículo publicado en El Adelantado de Segovia titulado “El Centralismo de Valladolid”. Siendo todo él interesantísimo voy a fijarme solamente en algunos párrafos, por ejemplo: “Por mor del desafortunado desarrollo del Título VIII de la Constitución hemos multiplicado un único sistema centralista por diecisiete”. “No es de extrañar pues, que se levanten voces que denuncien el ominoso poder que se ejerce desde la capital de la región (Valladolid)”. “Las desafortunadas declaraciones del alcalde de Valladolid, no porque no sea lícito reclamar para su ciudad las mayores inversiones públicas, pero no que lo haga a costa de despreciar a los demás y que exija que éstas se hagan en detrimento de los derechos de los restantes ciudadanos que malviven en la geografía autonómica”. “La inclusión de Segovia con calzador en esta autonomía”, etc. etc.
Allá por el año 1978, cuando se fraguaba torticeramente la partición de España en Reinos de Taifas, al incluir Segovia en la aciaga autonomía de Castilla y León, un grupo de segovianos amantes de nuestra tierra, vislumbramos con clarividencia, las consecuencias de aquel desaguisado que traería malas consecuencias para nuestra provincia. Se formó entonces un grupo comandado por los diputados Modesto Fraile y Carlos Gila y el prestigioso letrado Manuel González Herrero (Manolo para los amigos), todos ellos luctuosamente fallecidos, que abogamos por la autonomía uniprovincial, al igual que Santander o Logroño que sí la obtuvieron, llamándose hoy Cantabria y La Rioja respectivamente.
Viendo los negros nubarrones que se cernían sobre nuestras cabezas, organizamos un acto en la Plaza Mayor (que no recuerdo si se seguía llamando Plaza de Franco) en la cual no participaron ni el partido socialista, ni el comunista, que se manifestaron contrarios a este deseo autonómico. Entonces estos enemigos de la idea fraguaron la sibilina frase de “donde vais vosotros solos”, interpretando malévolamente nuestros deseos confundiéndolos con independencia, como es el caso de Cataluña. Esta idea siempre estuvo muy lejos de nuestro pensamiento. Nosotros solo pretendíamos la autonomía uniprovincial al igual que las otras siete provincias del solar hispano que la obtuvieron y que entonces hubieran sido ocho.
Se recurrió al Tribunal Constitucional y por razones de estado (es decir sin razón alguna) se nos incluyó por narices y con calzador en Castilla y León. Es decir una auténtica arbitrariedad.
Precisamente mi persona, junto al que fue senador mi gran amigo José María Herrero González, triste y prematuramente fallecido, nos encaramamos en un remolque de tractor colocado en la Plaza y pronunciamos sendos enardecidos mítines que fueron entusiásticamente celebrados por la multitudinaria audiencia que llenó la plaza a pesar de un intempestivo día de diciembre.
Entre otras cosas que presagié fue: “Valladolid aplicará a Segovia el derecho de pernada” que en román paladino quise decir que Valladolid bien nos jodería. Desgraciadamente el vaticinio se ha cumplido a rajatabla aplicándonos la ley del embudo, es decir: “lo bueno para Valladolid y las migajas y lo agusanado para Segovia” y para otras provincias de poca población de nuestra región.
Muy posterior algunos socialistas segovianos destacados han recapacitado y han elevado sus protestas al comprobar lo que yo predije del derecho de pernada, pero ya era tarde y no había remedio. Si a su tiempo se hubiera formado una piña con todos los segovianos sin distingos de color político, probablemente otro gallo nos hubiera cantado. Tal vez hoy Segovia y su provincia serían administradas con provecho y hubiéramos prosperado como cualquier otra autonomía uniprovincial y no estaríamos a expensas de las sobras que nos quiera enviar Valladolid.
Coincido con Jesús Fuentetaja en cuanto a las buenas amistades que yo también tengo en Valladolid, e incluso una cuñada, entre otros fui amigo de Godofredo Garabito, fallecido también, que fue un importante personaje intelectual de pro en Valladolid y es más, allá por noviembre y diciembre del año 85, colaboré con el grupo teatral vallisoletano “Amigos de la Zarzuela”, cuyo presidente era Godofredo, representando con este grupo uno de los personajes principales de la opereta “El Conde de Luxemburgo” en los teatros de Logroño, Valladolid y Palencia. Sin yo solicitar emolumento alguno me recompensaron generosamente por mi trabajo. Por mi intermediación este grupo colaboró con el Cuadro Lírico Julián Gayarre cuando hicimos una representación de “La Picarona” en el Teatro Juan Bravo.
Espero que algún día, que por desgracia yo no conoceré por mi avanzada edad, volverán las aguas a su cauce y Segovia adquirirá la personalidad uniprovincial que por su tradición y vieja historia la pertenecen.
sábado, 23 de mayo de 2020
La autonomía regional, ejemplo de “lealtad desde la discrepancia”
El Adelantado de Segovia, 11 febrero, 2019.
La presidenta de las Cortes regionales explicó a los alumnos del Colegio Claret el proceso autonómico a través del libro ‘Segovia en la construcción de Castilla y León’.
De izquierda a derecha, el director del Colegio Claret Juan José Raya, la presidenta de las Cortes Silvia Clemente, la periodista Teresa Sanz, coordinadora del libro y el profesor del centro Carlos García Fuentetaja, durante la charla ante los alumnos en el salón de actos. / KAMARERO
La presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente, ha animado a los jóvenes a acercarse al Estatuto para descubrir, además de los derechos y obligaciones de los castellanos y leoneses, cómo ha evolucionado la Comunidad. Clemente mantuvo un encuentro con los estudiantes del Colegio Claret de Segovia a los que ha presentado el libro ‘Segovia en la construcción de la Comunidad’, una publicación que recoge cómo se produjo la incorporación de la provincia segoviana a la Comunidad.
Clemente señaló que la aprobación del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, no fue fácil ni exenta de complicaciones; siendo las principales discrepancias las relacionadas con el ámbito territorial de la Comunidad, por el número de procuradores a elegir por cada provincia y a la proporción de representación que deberían tener y por la sede de las instituciones autonómicas y la capitalidad.
Además, a estas se añadió el problema suscitado desde Segovia, donde desde muchos ayuntamientos surgió un movimiento a favor de la uniprovincialidad, de la misma forma que regiones como Murcia, Cantabria o La Rioja.
Tras resolver estos problemas, la construcción de la autonomía de Castilla y León ha sido, en palabras de Silvia Clemente un ejemplo de “lealtad desde la discrepancia”, que ha dado frutos importantes para la comunidad en los 35 años que lleva funcionando.
Para reforzar esta tesis, comparó la situación del ‘procés’ catalán con el de los albores de la construcción autonómica en la región, y aseguró que los políticos independentistas “rompieron la legalidad” al legislar en contra de la Constitución, que marca la unidad de España.
Asimismo, indicó que la situación catalana “no está dentro del marco de Derecho” aseguró que esta es la diferencia sustancial que se observa con respecto al proceso de construcción de la autonomía de Castilla y León, “frente a cómo una comunidad autónoma que quiere romper el Estado de Derecho por la fuerza y fuera de la legalidad”.
Por otra parte, durante su charla y coloquio sobre el Estatuto de Autonomía con los alumnos, ha animado a las futuras generaciones a que adquieran el conocimiento necesario sobre la organización del Estado democrático y de las autonomías que es España, así como las obligaciones y derechos que establece la norma fundamental de la Comunidad. “Para defender algo con convencimiento y criterio propio, es necesario conocerlo y valorarlo”, ha destacado.
La presidenta del Parlamento autonómico ha afirmado que es importante que las instituciones transmitan a los jóvenes la importancia del trabajo que realizan. Éste está siendo, como ha destacado Silvia Clemente, el objetivo del Parlamento autonómico con motivo de la conmemoración del XXXV aniversario del Estatuto, acercar lo que ha supuesto para todas las provincias de la Comunidad estos 35 años.
UN TESTIMONIO HISTÓRICO
El encuentro con los estudiantes del Claret sirvió como marco para presentar el libro ‘Segovia en la construcción de Castilla y León’, una publicación fruto de la jornada que se celebró, bajo el mismo título, el pasado 2 de marzo, dentro de los actos de conmemoración del XXXV Aniversario del Estatuto de Autonomía.
Coordinado por la periodista segoviana Teresa Sanz Tejero, el libro reune el testimonio a través de cuatro entrevistas con otros tantos destacados personajes de la construcción autonómica vinculados a la provincia como fueron el exalcalde José Antonio López Arranz, el que fuera ministro del Interior en la época Rodolfo Martín Villa, el primer diputado socialista por Segovia Luis Solana Madariaga y el exdelegado territorial de la Junta Luis Pérez de Cossío
Además, cuenta con artículos firmados por la propia coordinadora del libro, Jesús Fuentetaja Sanz y Carlos Blanco Álvaro, así como con una recopliación de documentos relevantes de la época. La publicación tiene una tirada de un millar de ejemplares, que se distribuirán en los municipios segovianos y en los de la región de más de 20.000 habitantes, a los centros educativos, asociaciones de vecinos, red de bibliotecas, etc. y puede consultarse en la web de las cortes de Castilla y León.
La presidenta de las Cortes regionales explicó a los alumnos del Colegio Claret el proceso autonómico a través del libro ‘Segovia en la construcción de Castilla y León’.
De izquierda a derecha, el director del Colegio Claret Juan José Raya, la presidenta de las Cortes Silvia Clemente, la periodista Teresa Sanz, coordinadora del libro y el profesor del centro Carlos García Fuentetaja, durante la charla ante los alumnos en el salón de actos. / KAMARERO
La presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente, ha animado a los jóvenes a acercarse al Estatuto para descubrir, además de los derechos y obligaciones de los castellanos y leoneses, cómo ha evolucionado la Comunidad. Clemente mantuvo un encuentro con los estudiantes del Colegio Claret de Segovia a los que ha presentado el libro ‘Segovia en la construcción de la Comunidad’, una publicación que recoge cómo se produjo la incorporación de la provincia segoviana a la Comunidad.
Clemente señaló que la aprobación del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, no fue fácil ni exenta de complicaciones; siendo las principales discrepancias las relacionadas con el ámbito territorial de la Comunidad, por el número de procuradores a elegir por cada provincia y a la proporción de representación que deberían tener y por la sede de las instituciones autonómicas y la capitalidad.
Además, a estas se añadió el problema suscitado desde Segovia, donde desde muchos ayuntamientos surgió un movimiento a favor de la uniprovincialidad, de la misma forma que regiones como Murcia, Cantabria o La Rioja.
Tras resolver estos problemas, la construcción de la autonomía de Castilla y León ha sido, en palabras de Silvia Clemente un ejemplo de “lealtad desde la discrepancia”, que ha dado frutos importantes para la comunidad en los 35 años que lleva funcionando.
Para reforzar esta tesis, comparó la situación del ‘procés’ catalán con el de los albores de la construcción autonómica en la región, y aseguró que los políticos independentistas “rompieron la legalidad” al legislar en contra de la Constitución, que marca la unidad de España.
Asimismo, indicó que la situación catalana “no está dentro del marco de Derecho” aseguró que esta es la diferencia sustancial que se observa con respecto al proceso de construcción de la autonomía de Castilla y León, “frente a cómo una comunidad autónoma que quiere romper el Estado de Derecho por la fuerza y fuera de la legalidad”.
Por otra parte, durante su charla y coloquio sobre el Estatuto de Autonomía con los alumnos, ha animado a las futuras generaciones a que adquieran el conocimiento necesario sobre la organización del Estado democrático y de las autonomías que es España, así como las obligaciones y derechos que establece la norma fundamental de la Comunidad. “Para defender algo con convencimiento y criterio propio, es necesario conocerlo y valorarlo”, ha destacado.
La presidenta del Parlamento autonómico ha afirmado que es importante que las instituciones transmitan a los jóvenes la importancia del trabajo que realizan. Éste está siendo, como ha destacado Silvia Clemente, el objetivo del Parlamento autonómico con motivo de la conmemoración del XXXV aniversario del Estatuto, acercar lo que ha supuesto para todas las provincias de la Comunidad estos 35 años.
UN TESTIMONIO HISTÓRICO
El encuentro con los estudiantes del Claret sirvió como marco para presentar el libro ‘Segovia en la construcción de Castilla y León’, una publicación fruto de la jornada que se celebró, bajo el mismo título, el pasado 2 de marzo, dentro de los actos de conmemoración del XXXV Aniversario del Estatuto de Autonomía.
Coordinado por la periodista segoviana Teresa Sanz Tejero, el libro reune el testimonio a través de cuatro entrevistas con otros tantos destacados personajes de la construcción autonómica vinculados a la provincia como fueron el exalcalde José Antonio López Arranz, el que fuera ministro del Interior en la época Rodolfo Martín Villa, el primer diputado socialista por Segovia Luis Solana Madariaga y el exdelegado territorial de la Junta Luis Pérez de Cossío
Además, cuenta con artículos firmados por la propia coordinadora del libro, Jesús Fuentetaja Sanz y Carlos Blanco Álvaro, así como con una recopliación de documentos relevantes de la época. La publicación tiene una tirada de un millar de ejemplares, que se distribuirán en los municipios segovianos y en los de la región de más de 20.000 habitantes, a los centros educativos, asociaciones de vecinos, red de bibliotecas, etc. y puede consultarse en la web de las cortes de Castilla y León.
viernes, 15 de mayo de 2020
Así en la tierra como en el cielo de Pedraza
Jesús Fuentetaja – El Adelantado de Segovia -- 15 mayo, 2020.
En estos tiempos de confinamiento a que nos ha condenado la sala especial del coronavirus, tribunal supremo de la salud pública, uno va cumpliendo día tras día con la condena principal y con las penas accesorias necesarias para mantener la cárcel del hogar en perfecto estado de revista, ahora con una mayor exigencia al tener que permanecer constantemente en ella. Las principales tareas las vengo compartiendo con mi compañera de celda y ahora también jueza interina de vigilancia penitenciaria.
No podemos ir tachando días en el calendario del tiempo que lentamente transcurre, porque la pena principal está sometida a constantes revisiones y es posible que sólo pueda obtenerse una reducción por buena conducta, cuando este comportamiento llegue a ser colectivo, es decir, cuando nadie quebrante la condena, lo que ya estamos viendo que no resulta fácil. De momento seguimos recluidos, especialmente en Segovia, esperando el ansiado auto de libertad, que nos tememos sea sólo condicional, con la misma necesidad con la que se espera el agua en el mes de mayo que estamos viendo transcurrir desde el interior de nuestras casas.
No obstante, dicen que no hay mal que por bien no venga, y este mal de la reclusión forzosa nos ha traído el bien del tiempo libre (luego de superar el orden de revista antes aludido), que los aficionados al cine estamos aprovechando para volver a visionar alguna de las viejas películas en VHS, que permanecían cubiertas de polvo en los altillos de los anaqueles, a los que el plumero de la inspección no llegaba nunca a alcanzar. Una de estas cintas recientemente revisadas, ha sido la escatológica pero divertidísima obra de José Luis Cuerda, “Así en cielo como en la tierra”. No quiero entrar en muchos detalles técnicos de la cinta, porque son sobradamente conocidos, dentro de la peculiar filmografía de este particular director, recientemente fallecido por cierto. La película vino a completar la trilogía iniciada por “El Bosque Animado”, continuada por “Amanece que no es poco” y completada con el ya citado film. Únicamente recordar que el papel de un dubitativo Dios
Padre es asumido por Fernando Fernán Gómez, muy pendiente de que no se escapara el palomo de la jaula, para que no volviera a dejar encinta a ninguna virgen. Que el atribulado personaje de Dios Hijo, emperrado en poner en marcha el apocalipsis final sobre la tierra, que resultó todo un fracaso, le encarna el actor Jesús Bonilla y que la función de San Pedro la desempeña Paco Rabal, convenientemente convertido en sargento de la Guardia Civil, con tricornio y todo.
Lo que realmente viene al caso al que quiero referirme, es que el cielo de la película se extendía sobre la villa de Pedraza, que aportó su esplendoroso conjunto monumental como el mejor de los escenarios posibles para imaginarnos que si el cielo puede hallarse en la tierra, no hay mejor lugar para ello, que este bello rincón de nuestra provincia. No en vano, en Pedraza se han rodado un buen número de excelentes películas del cine español y la villa ha gozado siempre de gran predicamento en la localización de exteriores. Esta repetida demanda de utilizar sus calles y rincones como escenarios llevó a su Ayuntamiento, con muy buen criterio, a establecer una tasa por el aprovechamiento especial del dominio público del que gozaban las producciones cinematográficas, con una tarifa fija por cada día que durase el rodaje. Algo similar ha establecido recientemente el Ayuntamiento de Segovia.
A medida que iba viendo la película y disfrutando con la originalidad de muchas de sus escenas, me iba acordando que la productora de la misma intentó hacer un “sinpa” al Ayuntamiento, dejándole a deber por el citado concepto de rodaje, la cantidad de 2.000.000 de las antiguas pesetas del año 1995. El Alcalde, hombre templado, se hartó de realizar viajes a Madrid para reclamar a la empresa el importe debido, que para un Ayuntamiento como el de Pedraza resultaba de vital importancia. Día tras día regresaba con tan buenas palabras como escaso compromiso de pago. Hasta que la corporación municipal decidió delegar en los Servicios Tributarios de la Diputación la gestión de dicho cobro. Bastaron un par de llamadas telefónicas, una al responsable de la productora, muy conocido en el mundillo deportivo y otra al asesor jurídico de la empresa, para convencerles de la procedencia de liquidar la deuda contraída con el Ayuntamiento de Pedraza, lo que vinieron a cumplir en un tiempo prudencial. Si el apocalipsis de la película no tuvo mucho éxito en su visita a la tierra, en el caso de la reclamación de este pago, bastó con anunciarles el embargo cautelar de las subvenciones públicas pendientes de percibir por la productora, para que se les despejaran todas sus dudas sobre la conveniencia de proceder a la cancelación del tributo debido a Pedraza.
El amparo prestado a los Ayuntamientos para que puedan obtener los ingresos de derecho público que les corresponda percibir, es otro de los servicios esenciales que la Diputación realiza a favor de los municipios de su provincia y que suelen pasar a menudo desapercibidos. Para muestra este botón, del que puedo dar personalmente fe, antes de regresar a mi forzada reclusión domiciliaria.
En estos tiempos de confinamiento a que nos ha condenado la sala especial del coronavirus, tribunal supremo de la salud pública, uno va cumpliendo día tras día con la condena principal y con las penas accesorias necesarias para mantener la cárcel del hogar en perfecto estado de revista, ahora con una mayor exigencia al tener que permanecer constantemente en ella. Las principales tareas las vengo compartiendo con mi compañera de celda y ahora también jueza interina de vigilancia penitenciaria.
No podemos ir tachando días en el calendario del tiempo que lentamente transcurre, porque la pena principal está sometida a constantes revisiones y es posible que sólo pueda obtenerse una reducción por buena conducta, cuando este comportamiento llegue a ser colectivo, es decir, cuando nadie quebrante la condena, lo que ya estamos viendo que no resulta fácil. De momento seguimos recluidos, especialmente en Segovia, esperando el ansiado auto de libertad, que nos tememos sea sólo condicional, con la misma necesidad con la que se espera el agua en el mes de mayo que estamos viendo transcurrir desde el interior de nuestras casas.
No obstante, dicen que no hay mal que por bien no venga, y este mal de la reclusión forzosa nos ha traído el bien del tiempo libre (luego de superar el orden de revista antes aludido), que los aficionados al cine estamos aprovechando para volver a visionar alguna de las viejas películas en VHS, que permanecían cubiertas de polvo en los altillos de los anaqueles, a los que el plumero de la inspección no llegaba nunca a alcanzar. Una de estas cintas recientemente revisadas, ha sido la escatológica pero divertidísima obra de José Luis Cuerda, “Así en cielo como en la tierra”. No quiero entrar en muchos detalles técnicos de la cinta, porque son sobradamente conocidos, dentro de la peculiar filmografía de este particular director, recientemente fallecido por cierto. La película vino a completar la trilogía iniciada por “El Bosque Animado”, continuada por “Amanece que no es poco” y completada con el ya citado film. Únicamente recordar que el papel de un dubitativo Dios
Padre es asumido por Fernando Fernán Gómez, muy pendiente de que no se escapara el palomo de la jaula, para que no volviera a dejar encinta a ninguna virgen. Que el atribulado personaje de Dios Hijo, emperrado en poner en marcha el apocalipsis final sobre la tierra, que resultó todo un fracaso, le encarna el actor Jesús Bonilla y que la función de San Pedro la desempeña Paco Rabal, convenientemente convertido en sargento de la Guardia Civil, con tricornio y todo.
Lo que realmente viene al caso al que quiero referirme, es que el cielo de la película se extendía sobre la villa de Pedraza, que aportó su esplendoroso conjunto monumental como el mejor de los escenarios posibles para imaginarnos que si el cielo puede hallarse en la tierra, no hay mejor lugar para ello, que este bello rincón de nuestra provincia. No en vano, en Pedraza se han rodado un buen número de excelentes películas del cine español y la villa ha gozado siempre de gran predicamento en la localización de exteriores. Esta repetida demanda de utilizar sus calles y rincones como escenarios llevó a su Ayuntamiento, con muy buen criterio, a establecer una tasa por el aprovechamiento especial del dominio público del que gozaban las producciones cinematográficas, con una tarifa fija por cada día que durase el rodaje. Algo similar ha establecido recientemente el Ayuntamiento de Segovia.
A medida que iba viendo la película y disfrutando con la originalidad de muchas de sus escenas, me iba acordando que la productora de la misma intentó hacer un “sinpa” al Ayuntamiento, dejándole a deber por el citado concepto de rodaje, la cantidad de 2.000.000 de las antiguas pesetas del año 1995. El Alcalde, hombre templado, se hartó de realizar viajes a Madrid para reclamar a la empresa el importe debido, que para un Ayuntamiento como el de Pedraza resultaba de vital importancia. Día tras día regresaba con tan buenas palabras como escaso compromiso de pago. Hasta que la corporación municipal decidió delegar en los Servicios Tributarios de la Diputación la gestión de dicho cobro. Bastaron un par de llamadas telefónicas, una al responsable de la productora, muy conocido en el mundillo deportivo y otra al asesor jurídico de la empresa, para convencerles de la procedencia de liquidar la deuda contraída con el Ayuntamiento de Pedraza, lo que vinieron a cumplir en un tiempo prudencial. Si el apocalipsis de la película no tuvo mucho éxito en su visita a la tierra, en el caso de la reclamación de este pago, bastó con anunciarles el embargo cautelar de las subvenciones públicas pendientes de percibir por la productora, para que se les despejaran todas sus dudas sobre la conveniencia de proceder a la cancelación del tributo debido a Pedraza.
El amparo prestado a los Ayuntamientos para que puedan obtener los ingresos de derecho público que les corresponda percibir, es otro de los servicios esenciales que la Diputación realiza a favor de los municipios de su provincia y que suelen pasar a menudo desapercibidos. Para muestra este botón, del que puedo dar personalmente fe, antes de regresar a mi forzada reclusión domiciliaria.
jueves, 14 de mayo de 2020
Con resignado acatamiento
Jesús Fuentetaja
El Adelantado de Segovia - 3 abril, 2019.
Se mostraba contrariado Juan Bautista Mullor en las páginas de este periódico del pasado domingo 31 de marzo, por la sentencia de la Audiencia Provincial de Segovia que ha exonerado de responsabilidad penal a los antiguos dirigentes de la extinta Caja Segovia por el tema de las prejubilaciones millonarias, cuyas cuantías considera inmorales. No le falta razón en su queja a este veterano luchador del movimiento vecinal, enconado defensor de este tipo de asociacionismo como el mejor medio de control de los desafueros que a veces se cometen en las Administraciones, principalmente en los Ayuntamientos, cuando se anteponen los intereses políticos de los partidos a las necesidades reales de los vecinos.
Por esa vocación de servicio público a los demás, es natural que le haya dolido en el alma lo que ha terminado ocurriendo con nuestra Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, de la que además fue empleado durante tantos años. Aquella Cajita a la que en un doble sentido, tanto hemos debido los segovianos y cuya desaparición compara Juan acertadamente, con el mayor de los expolios cometidos con Segovia desde que Carlos III decidiera arrebatarnos los pinares de Valsaín. Porque sin la Caja quedó gripado el principal motor económico de la provincia. Sin ella desapareció la primera referencia cultural y social a la que acudían los segovianos en demanda de ayuda. Además, al buque insignia de su Obra Social y no me refiero precisamente al equipo profesional de futbol sala que nos mal enseñó a vivir por encima de nuestras posibilidades, sino al Colegio Universitario Domingo de Soto, le debemos cientos de segovianos haber podido estudiar sin necesidad de movernos de nuestra tierra, lo que posibilitó que nos pudiéramos quedar luego a vivir aquí, en el lugar en donde habíamos nacido y en el que hemos querido ser y no solo existir.
Había motivos más que justificados para que se disparara la alarma social y cundiera el desánimo entre la población civil, sobre todo cuando una vez confirmada la extinción de la Caja, trasciende a la opinión pública que los directivos se marchan a sus casas con los dos riñones bien cubiertos. Y si a ello unimos que las acciones preferentes que nos invitaron adquirir desde la entidad que vino a sustituirla se convierten en papel mojado de la noche a la mañana, el cabreo termina por generalizarse y el sentimiento de repudia alcanza cotas temerarias. En esta situación es inevitable que se vuelva la vista hacia la única institución que puede corregir tantos desmanes, por eso cuando se hizo público el procesamiento de los altos directivos de Caja Segovia que se habían beneficiado de tan jugosas prejubilaciones, un sentimiento de revancha contenida se extendió por toda Segovia. De ahí la decepción con la que ha sido recibido el fallo judicial recientemente conocido.
Pero siendo cierto todo lo anterior, debemos ser justos -aunque parezca una tautología- con la Justicia. Este anhelo de justicia (ahora con minúscula) nos ha llevado a exigir a la Audiencia Provincial de Segovia, que se pronunciara sobre algo que procesalmente no estaba al alcance de su mano, porque únicamente tenía jurisdicción para enjuiciar el asunto que se llevó a su conocimiento y éste no era otro que el de condenar o absolver a los imputados de los delitos por los que se han visto sentados en el banquillo: los de apropiación indebida y de administración desleal. Una vez celebrado el juicio oral, oídas las conclusiones de las partes y a la vista de los hechos que han resultado probados en sede judicial y sólo en sede judicial, y no en los procesos paralelos que hubieran podido seguirse fuera de ella, la Audiencia viene a rechazar que las conductas enjuiciadas en este procedimiento sean constitutivas de los delitos imputados y, en consecuencia y en razón de los bien argumentados Fundamentos de Derecho, que en número de ocho constituyen la base jurídica de su fallo, resuelve absolver a todos los acusados de la comisión de los citados delitos.
Desde luego no era este el juicio que esperaban los segovianos, que deseaban y desean ver sometido al control judicial la causa originaria de tanto desafuero, que no es otra que la propia extinción de Caja Segovia. La prejubilaciones no son más que otra nefasta consecuencia de ésta. La Caja no desaparece porque se hayan tenido que pagar las astronómicas cantidades a que ascienden las prejubilaciones de sus directivos. Ni siquiera está claro que en caso de no haberse satisfecho, sus importes hubieran pasado a engrosar las cuentas de la Fundación de Caja Segovia, creada en el momento de extinción de la Caja, sino que es más lógico que formaran parte del activo que junto con su pasivo y en compensación de éste, debía integrarse en la entidad resultante de la fusión. Es decir, quien podría haberse sentido realmente perjudicada en su patrimonio podría haber sido Bankia, tan legitimada como la que más para constituirse en acusación particular en este proceso. Si no lo hizo es porque seguramente no tendría dudas de la legalidad del Plan de Prejubilaciones de la antigua Caja, aprobado por su Consejo de Administración antes de la fusión, máxime, cuando las cantidades desembolsadas resultaban garantizadas con cargo a la póliza suscrita a tal fin con la aseguradora CASER.
Caja Segovia finalmente desapareció para nuestra desgracia, porque se vio obligada a fusionarse por las autoridades monetarias ante la falta de perspectivas reales para sobrevivir en los actuales sistemas financieros, cada vez más globalizados y que dejaban prácticamente inoperativo el funcionamiento de la mayoría de las antiguas Cajas de Ahorros, tan apegadas a lo local y lastradas además en aquellos momentos, por el peso de sus abultadas carteras de negocios inmobiliarios, y sobre todo, por los desmanes inversores a que las llevaron las decisiones adoptadas en sus respectivos Consejos de Administración, preocupados más de satisfacer las necesidades políticas de sus consejeros que de actuar con arreglo a criterios profesionales. No son desconocidas las grandes y faraónicas inversiones públicas que las Cajas se vieron obligadas a financiar para satisfacer más de un ego del político de turno presente en el Consejo y, además, sin exigir las debidas garantías para su devolución. A nadie se le escapa que el principio del fin de las antiguas Cajas de Ahorros se produce cuando se llenan sus órganos de gobierno con miembros a los que no se les exige poseer los conocimientos profesionales adecuados al negocio crediticio. Así se explica que, en no pocas ocasiones, llegaran incluso a convertirlas en el juguete más práctico para satisfacer sus caprichos. Aquellos polvos trajeron estos lodos ¿o fue al revés? Este es el verdadero proceso que los ciudadanos esperaban que se abriera. Pero este asunto me temo que pertenece a otra jurisdicción.
El Adelantado de Segovia - 3 abril, 2019.
Se mostraba contrariado Juan Bautista Mullor en las páginas de este periódico del pasado domingo 31 de marzo, por la sentencia de la Audiencia Provincial de Segovia que ha exonerado de responsabilidad penal a los antiguos dirigentes de la extinta Caja Segovia por el tema de las prejubilaciones millonarias, cuyas cuantías considera inmorales. No le falta razón en su queja a este veterano luchador del movimiento vecinal, enconado defensor de este tipo de asociacionismo como el mejor medio de control de los desafueros que a veces se cometen en las Administraciones, principalmente en los Ayuntamientos, cuando se anteponen los intereses políticos de los partidos a las necesidades reales de los vecinos.
Por esa vocación de servicio público a los demás, es natural que le haya dolido en el alma lo que ha terminado ocurriendo con nuestra Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, de la que además fue empleado durante tantos años. Aquella Cajita a la que en un doble sentido, tanto hemos debido los segovianos y cuya desaparición compara Juan acertadamente, con el mayor de los expolios cometidos con Segovia desde que Carlos III decidiera arrebatarnos los pinares de Valsaín. Porque sin la Caja quedó gripado el principal motor económico de la provincia. Sin ella desapareció la primera referencia cultural y social a la que acudían los segovianos en demanda de ayuda. Además, al buque insignia de su Obra Social y no me refiero precisamente al equipo profesional de futbol sala que nos mal enseñó a vivir por encima de nuestras posibilidades, sino al Colegio Universitario Domingo de Soto, le debemos cientos de segovianos haber podido estudiar sin necesidad de movernos de nuestra tierra, lo que posibilitó que nos pudiéramos quedar luego a vivir aquí, en el lugar en donde habíamos nacido y en el que hemos querido ser y no solo existir.
Había motivos más que justificados para que se disparara la alarma social y cundiera el desánimo entre la población civil, sobre todo cuando una vez confirmada la extinción de la Caja, trasciende a la opinión pública que los directivos se marchan a sus casas con los dos riñones bien cubiertos. Y si a ello unimos que las acciones preferentes que nos invitaron adquirir desde la entidad que vino a sustituirla se convierten en papel mojado de la noche a la mañana, el cabreo termina por generalizarse y el sentimiento de repudia alcanza cotas temerarias. En esta situación es inevitable que se vuelva la vista hacia la única institución que puede corregir tantos desmanes, por eso cuando se hizo público el procesamiento de los altos directivos de Caja Segovia que se habían beneficiado de tan jugosas prejubilaciones, un sentimiento de revancha contenida se extendió por toda Segovia. De ahí la decepción con la que ha sido recibido el fallo judicial recientemente conocido.
Pero siendo cierto todo lo anterior, debemos ser justos -aunque parezca una tautología- con la Justicia. Este anhelo de justicia (ahora con minúscula) nos ha llevado a exigir a la Audiencia Provincial de Segovia, que se pronunciara sobre algo que procesalmente no estaba al alcance de su mano, porque únicamente tenía jurisdicción para enjuiciar el asunto que se llevó a su conocimiento y éste no era otro que el de condenar o absolver a los imputados de los delitos por los que se han visto sentados en el banquillo: los de apropiación indebida y de administración desleal. Una vez celebrado el juicio oral, oídas las conclusiones de las partes y a la vista de los hechos que han resultado probados en sede judicial y sólo en sede judicial, y no en los procesos paralelos que hubieran podido seguirse fuera de ella, la Audiencia viene a rechazar que las conductas enjuiciadas en este procedimiento sean constitutivas de los delitos imputados y, en consecuencia y en razón de los bien argumentados Fundamentos de Derecho, que en número de ocho constituyen la base jurídica de su fallo, resuelve absolver a todos los acusados de la comisión de los citados delitos.
Desde luego no era este el juicio que esperaban los segovianos, que deseaban y desean ver sometido al control judicial la causa originaria de tanto desafuero, que no es otra que la propia extinción de Caja Segovia. La prejubilaciones no son más que otra nefasta consecuencia de ésta. La Caja no desaparece porque se hayan tenido que pagar las astronómicas cantidades a que ascienden las prejubilaciones de sus directivos. Ni siquiera está claro que en caso de no haberse satisfecho, sus importes hubieran pasado a engrosar las cuentas de la Fundación de Caja Segovia, creada en el momento de extinción de la Caja, sino que es más lógico que formaran parte del activo que junto con su pasivo y en compensación de éste, debía integrarse en la entidad resultante de la fusión. Es decir, quien podría haberse sentido realmente perjudicada en su patrimonio podría haber sido Bankia, tan legitimada como la que más para constituirse en acusación particular en este proceso. Si no lo hizo es porque seguramente no tendría dudas de la legalidad del Plan de Prejubilaciones de la antigua Caja, aprobado por su Consejo de Administración antes de la fusión, máxime, cuando las cantidades desembolsadas resultaban garantizadas con cargo a la póliza suscrita a tal fin con la aseguradora CASER.
Caja Segovia finalmente desapareció para nuestra desgracia, porque se vio obligada a fusionarse por las autoridades monetarias ante la falta de perspectivas reales para sobrevivir en los actuales sistemas financieros, cada vez más globalizados y que dejaban prácticamente inoperativo el funcionamiento de la mayoría de las antiguas Cajas de Ahorros, tan apegadas a lo local y lastradas además en aquellos momentos, por el peso de sus abultadas carteras de negocios inmobiliarios, y sobre todo, por los desmanes inversores a que las llevaron las decisiones adoptadas en sus respectivos Consejos de Administración, preocupados más de satisfacer las necesidades políticas de sus consejeros que de actuar con arreglo a criterios profesionales. No son desconocidas las grandes y faraónicas inversiones públicas que las Cajas se vieron obligadas a financiar para satisfacer más de un ego del político de turno presente en el Consejo y, además, sin exigir las debidas garantías para su devolución. A nadie se le escapa que el principio del fin de las antiguas Cajas de Ahorros se produce cuando se llenan sus órganos de gobierno con miembros a los que no se les exige poseer los conocimientos profesionales adecuados al negocio crediticio. Así se explica que, en no pocas ocasiones, llegaran incluso a convertirlas en el juguete más práctico para satisfacer sus caprichos. Aquellos polvos trajeron estos lodos ¿o fue al revés? Este es el verdadero proceso que los ciudadanos esperaban que se abriera. Pero este asunto me temo que pertenece a otra jurisdicción.
domingo, 10 de mayo de 2020
El Día de la Provincia reivindica la identidad territorial de Segovia
El Adelantado de Segovia, 21 mayo, 2019.
El presidente de la Diputación, en el centro, junto a algunos de los galardonados.
El Teatro Juan Bravo de Segovia acogerá la ceremonia el próximo jueves 30 de mayo en la que se entregarán las Medallas de Oro y los títulos de Hijos Predilecto y Adoptivo
El Teatro Juan Bravo de Segovia acogerá el próximo jueves 30 de mayo la celebración del Día de la Provincia, que organiza la Diputación con un acto de marcado carácter institucional. Con ello la institución quiere reivindicar un año más la identidad provincial de Segovia, el orgullo de sentirse segoviano y de pertenecer a un territorio con innumerables valores tradicionales, culturales y paisajísticos. El presidente de la Diputación, Francisco Vázquez, ha desvelado en rueda de prensa el programa de actos del Día de la Provincia de 2019. La presente edición estará dedicada a las personas que han destacado en la defensa de la identidad segoviana y sobre todo en el cariño a Segovia. “En concreto, a los que tuvieron la fortuna de poder quedarse, a los que tuvieron que irse y a los que han tenido el acierto de elegir la provincia de Segovia como la mejor de sus moradas”, apunta el presidente.
Los actos comenzarán hacia las ocho menos cuarto de la tarde del jueves, cuando la corporación provincial al completo, junto a los galardonados con las Medallas de Oro de la Provincia y los Títulos de Hijos Predilecto y Adoptivo, se dirigirá desde el Palacio Provincial hasta la Plaza Mayor, en un desfile que abrirá la Banda de Dulzainas constituida para la ocasión, bajo la coordinación de Joaquín González Herrero. A las puertas del Teatro serán recibidos por el Grupo de danzas de San Pedro de Gaíllos, que ofrecerá una muestra representativa del repertorio tradicional más auténtico. Ya dentro de la sala se irán entregando los diferentes títulos siguiendo lo establecido en el Reglamento de Honores y Distinciones de la Diputación.
El presidente ha recordado que los centenarios de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y del Centro Segoviano de Madrid han venido a facilitar el reconocimiento unánime de la Diputación a la labor emprendida por estas instituciones genuinamente segovianas, que han sido merecedoras de la Medalla de Oro de la Provincia. Con ambas instituciones y junto a ellas, el folklorista Ismael Peña Poza, o el cantante Ismael, recibirá el título de Hijo Predilecto de la provincia de Segovia uno de los segovianos de la égida, siempre identificado con las tradiciones de esta provincia, las mismas que mamó desde niño en su Torreadrada natal.
Con la concesión de los títulos de Hijos Adoptivos de la provincia a Álvaro Gil Robles y a Pilar García-Cernuda Lago, se ha querido reconocer a las personas no nacidas en Segovia, “pero que han decido formar parte de nosotros mismos y que, con sus testimonios, expresados más allá de nuestros límites provinciales, se convierten en los mejores divulgadores de cuanto somos”, ha señalado el presidente.
En la primera parte del acto se entregarán las medallas de la Diputación a tres alcaldes y una alcaldesa de la provincia que han cumplido 25 años ininterrumpidos desempeñando su cargo “como ejemplo de entrega, dedicación y generosidad”. En concreto, la recibirán el alcalde de Collado Hermoso y vicepresidente de la Diputación, Miguel Ángel de Vicente Martín; la de Fuente de Santa Cruz, María Luisa Gil Pastor; el de Cobos de Fuentidueña, Mariano Iglesias Sanz; y el de Valleruela de Sepúlveda, Domingo Huerta Barrio.
En la rueda informativa también han estado presentes el diputado de Administración y Personal José Luis Sanz Merino, como presidente de la comisión organizadora del Día de la Provincia y tres de los homenajeados: el director de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, Rafael Cantalejo, el presidente del Centro Segoviano de Madrid, Antonio Horcajo y el cantante Ismael. Los tres homenajeados han mostrado su agradecimiento al presidente de la Diputación por sendos reconocimientos.
También en esta edición del Día de la Provincia se repartirá entre los asistentes una cuidadosa publicación, elaborada por Jesús Fuentetaja y Diego Conte. El libreto, de 64 páginas, incluye una semblanza de todos los premiados, y la relación de las distinciones concedidas a lo largo de su historia por la Diputación, tanto en la modalidad de Medalla de Oro, como de Hijos Predilectos e Hijos Adoptivos.
El libro, con abundantes fotografías, incorpora otros cuatro artículos. El primero, un análisis del escudo de la Diputación con una detallada explicación sobre los cuarteles que lo componen; el segundo aborda la evolución de las diputaciones desde las Cortes de Cádiz hasta el proyecto de estatuto provincial de 1925; el tercero se centra en las competencias de la Diputación hace un siglo y el último, lleva por título ‘Segovia hace un siglo a través de los mapas de Julio Roldán’.
El presidente ha explicado que, por la proximidad de los recientes procesos electorales, no ha sido posible extender la fiesta a otro rincón de la provincia, como ya se hiciera en Cuéllar el año anterior, con un señalado éxito de participación popular. “La coyuntura de ahora no debería impedir que estos festejos tuvieran continuidad en años sucesivos para poder mantener el carácter popular de las celebraciones de los Días de la Provincia que hayan de venir. Así lo espero y deseo en mi despedida como presidente de su Diputación”, ha indicado.
Para terminar, agradeció el trabajo de los miembros de la comisión organizadora del Día de la Provincia, encabezados por su presidente, el diputado José Luis Sanz Merino, a Alberto Orejas, Noelia Gómez, Jesús Martínez, Diego Conte y el secretario Francisco Lacaba y los asesores del Instituto de la Cultura Tradicional Segoviana Manuel González Herrero Jesús Fuentetaja y Joaquín González Herrero.
viernes, 8 de mayo de 2020
Los problemas de alimentación de los niños expósitos
Jesus Fuentetaja - El Adelantado de Segovia - 28 mayo, 2019.
Los problemas con la alimentación de los niños expósitos en 1917, por la falta de nodrizas disponibles en la provincia
El próximo día 30 de mayo la Diputación de Segovia celebrará el Día de la Provincia del presente año 2019, con una gala en el teatro Juan Bravo, en cuyo transcurso se hará entrega entre otros galardones, de la Medalla de Oro de la Provincia a la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y al Centro Segoviano de Madrid, que ahora cumplen los cien años de su fundación.
Al igual que se hizo el año anterior, la Diputación ha editado un librito conmemorativo del Día de la Provincia, de cuyo contenido nos hemos vuelto a responsabilizar Diego Conte Bragado y quien esto les cuenta. Aparte de exponer las semblanzas de las dos instituciones citadas y de los demás galardonados: Ismael, Álvaro Gil Robles y Pilar Cernuda, el hilo conductor de la publicación se centra en las dos efemérides referidas, trasladando el foco retrospectivo de la narración cien años atrás, para dar a conocer los cometidos, competencias y servicios públicos que prestaba a los habitantes de la provincia la institución que ahora ha reconocido los méritos de las dos centenarias entidades, en el mismo momento en que éstas nacían. Todo ello con la intención de dar respuesta a la pregunta: ¿A qué se dedicaba la Diputación de Segovia hace un siglo?
Una de las competencias asignadas a las diputaciones provinciales desde el mismo momento de su creación en 1812 por las Cortes de Cádiz, fue la de la Beneficencia Provincial y dentro de ella era el mantenimiento del Hospicio la que mayores recursos detraía del presupuesto corporativo. Según cuenta Enrique Orduña Rebollo en su libro “Evolución Histórica de Diputación Provincial de Segovia 1833-1990” y que nos ha servido de guía para nuestra introspección, en el transcurso del año 1917 surgieron serios y muy graves problemas con la manutención de los niños expósitos y de los demás acogidos en los centros benéficos, registrándose un notable incremento en la mortalidad infantil de aquellos días, debido, principalmente, a la carencia de nodrizas y de amas de cría que pudieran ser contratadas por la Diputación.
La causa de la escasez de mujeres disponibles para esta básica función nutricia, residía, al parecer, en que eran reclutadas por ciertos individuos para que prestaran sus servicios en otra provincia, que aunque no se concreta en la información consultada, casi con toda seguridad pudiera tratarse de la de Madrid. Que los niños madrileños se alimentaran con leche segoviana, no resultaría nada extraño visto desde la perspectiva de nuestros días, en donde la capital y la provincia se han convertido en uno de los principales comederos de los hijos y nietos de aquellos primeros mamones. ¿Será la querencia láctea de entonces, la que les lleve a llenar nuestros restaurantes los fines de semana, cien años después?
Lo cierto es que este grave problema obligó a la Corporación provincial en el año 1917, a implantar una serie de medidas, como fueron limitar a un número de lactantes fijos y reducir el periodo de destete a cinco años (sic), así como dotar al Hospicio de un sistema de lactancia artificial, principalmente a través de la llamada “Gota de Leche”, contando para ello con alguna de las vacas que poseía la institución.
Para paliar esta situación, la Diputación adopta en el mes de octubre de 1917, el siguiente y muy curioso acuerdo:
“Primero.- Interesar a todos los señores Alcaldes de los pueblos de la provincia que rueguen a los Sres. Médicos Titulares respectivos tengan la bondad de reconocer anualmente a todas las amas que posean para en lactancia niños procedentes del Establecimiento provincial de Beneficencia de Segovia y remitan a esta Diputación un certificado de aquel reconocimiento. Segundo.- Preparar un medio de lactancia artificial para lo cual se consignará en el presupuesto del año 1918 la cantidad necesaria con destino a la adquisición de un aparato esterilizador de leche. Tercero.- Procurar que las amas de esta provincia que se dedican a la lactancia de niños expósitos no salgan a prestar sus servicios a otra Diputación Provincial.”
Conclusión: Que la leche que brote de los pechos segovianos, sólo llegue a las bocas de los lactantes segovianos. O, como diría el gaucho Martín Fierro: “Cada lechón en su teta, que es el modo de mamar”.
Los problemas con la alimentación de los niños expósitos en 1917, por la falta de nodrizas disponibles en la provincia
El próximo día 30 de mayo la Diputación de Segovia celebrará el Día de la Provincia del presente año 2019, con una gala en el teatro Juan Bravo, en cuyo transcurso se hará entrega entre otros galardones, de la Medalla de Oro de la Provincia a la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y al Centro Segoviano de Madrid, que ahora cumplen los cien años de su fundación.
Al igual que se hizo el año anterior, la Diputación ha editado un librito conmemorativo del Día de la Provincia, de cuyo contenido nos hemos vuelto a responsabilizar Diego Conte Bragado y quien esto les cuenta. Aparte de exponer las semblanzas de las dos instituciones citadas y de los demás galardonados: Ismael, Álvaro Gil Robles y Pilar Cernuda, el hilo conductor de la publicación se centra en las dos efemérides referidas, trasladando el foco retrospectivo de la narración cien años atrás, para dar a conocer los cometidos, competencias y servicios públicos que prestaba a los habitantes de la provincia la institución que ahora ha reconocido los méritos de las dos centenarias entidades, en el mismo momento en que éstas nacían. Todo ello con la intención de dar respuesta a la pregunta: ¿A qué se dedicaba la Diputación de Segovia hace un siglo?
Una de las competencias asignadas a las diputaciones provinciales desde el mismo momento de su creación en 1812 por las Cortes de Cádiz, fue la de la Beneficencia Provincial y dentro de ella era el mantenimiento del Hospicio la que mayores recursos detraía del presupuesto corporativo. Según cuenta Enrique Orduña Rebollo en su libro “Evolución Histórica de Diputación Provincial de Segovia 1833-1990” y que nos ha servido de guía para nuestra introspección, en el transcurso del año 1917 surgieron serios y muy graves problemas con la manutención de los niños expósitos y de los demás acogidos en los centros benéficos, registrándose un notable incremento en la mortalidad infantil de aquellos días, debido, principalmente, a la carencia de nodrizas y de amas de cría que pudieran ser contratadas por la Diputación.
La causa de la escasez de mujeres disponibles para esta básica función nutricia, residía, al parecer, en que eran reclutadas por ciertos individuos para que prestaran sus servicios en otra provincia, que aunque no se concreta en la información consultada, casi con toda seguridad pudiera tratarse de la de Madrid. Que los niños madrileños se alimentaran con leche segoviana, no resultaría nada extraño visto desde la perspectiva de nuestros días, en donde la capital y la provincia se han convertido en uno de los principales comederos de los hijos y nietos de aquellos primeros mamones. ¿Será la querencia láctea de entonces, la que les lleve a llenar nuestros restaurantes los fines de semana, cien años después?
Lo cierto es que este grave problema obligó a la Corporación provincial en el año 1917, a implantar una serie de medidas, como fueron limitar a un número de lactantes fijos y reducir el periodo de destete a cinco años (sic), así como dotar al Hospicio de un sistema de lactancia artificial, principalmente a través de la llamada “Gota de Leche”, contando para ello con alguna de las vacas que poseía la institución.
Para paliar esta situación, la Diputación adopta en el mes de octubre de 1917, el siguiente y muy curioso acuerdo:
“Primero.- Interesar a todos los señores Alcaldes de los pueblos de la provincia que rueguen a los Sres. Médicos Titulares respectivos tengan la bondad de reconocer anualmente a todas las amas que posean para en lactancia niños procedentes del Establecimiento provincial de Beneficencia de Segovia y remitan a esta Diputación un certificado de aquel reconocimiento. Segundo.- Preparar un medio de lactancia artificial para lo cual se consignará en el presupuesto del año 1918 la cantidad necesaria con destino a la adquisición de un aparato esterilizador de leche. Tercero.- Procurar que las amas de esta provincia que se dedican a la lactancia de niños expósitos no salgan a prestar sus servicios a otra Diputación Provincial.”
Conclusión: Que la leche que brote de los pechos segovianos, sólo llegue a las bocas de los lactantes segovianos. O, como diría el gaucho Martín Fierro: “Cada lechón en su teta, que es el modo de mamar”.
miércoles, 6 de mayo de 2020
El presente y el futuro de los pueblos, a debate en Navas de San Antonio
Muchos vecinos se interesaron por esta primera charla celebrada en la localidad.
El Adelantado de Segovia, 23 agosto, 2019.
Unas 60 personas asistieron durante la Semana Cultural a una tertulia sobre el presente y el futuro de los pueblos. Los participantes en la charla, que se celebró en el Corral del Concejo, fueron: Jesús Fuentetaja, ex trabajador de la Diputación de Segovia y experto en cultura tradicional segoviana; Francisco Jimeno, actual vicario pastoral de la Diócesis, y Elisa Yagüe, profesora de instituto en El Espinar.
Los organizadores, que pretende impulsar este foro de debate en los próximos años para reflexionar sobre cuestiones sociales de relevancia en la provincia, han elegido este formato de tertulia y coloquio en el que es esencial la colaboración del público en el análisis de la situación y el aporte de soluciones.
¿Existe realmente una España vaciada? ¿Se está vaciando Segovia? ¿Cuáles son las necesidades económicas y de inversión de los pequeños pueblos hoy y en el futuro? ¿Hay suficientes niños en el medio rural? ¿Tendrán las mismas oportunidades de progreso que los que estudian en las ciudades? ¿Y el patrimonio material e inmaterial, cómo hay que conservarlo y gestionarlo? Todas estas son preguntas trascendentes que se intentaron abordar en Navas con un enfoque sencillo y amable.
Los participantes concluyeron que: hay que repoblar los pueblos, como se ha hecho en otras momentos de la historia; hay que reivindicar los pueblos como modo de vida, pero con el concepto actual y real de los mismos, en el que tienen cabida no solo los naturales del lugar, sino también veraneantes, inmigrantes, etc.; conservar el patrimonio y evitar que se pierda la identidad de los pueblos.
Navas de San Antonio dará continuidad a este tipo de tertulias tras el primer éxito.
domingo, 3 de mayo de 2020
La España vacía y la corresponsabilidad fiscal
Jesús Fuentetaja – El Adelantado de Segovia -- 5 septiembre, 2019.
El pasado mes de agosto tuve la oportunidad de participar en dos eventos distintos pero con un mismo objetivo, el de reflexionar sobre el estado actual de la enfermedad conocida como la España Vacía, que hace unos años acertó a diagnosticar el escritor Sergio del Molino, en un ensayo histórico con la apariencia de libro de viajes y que, con ese afortunado título, tuvo la virtud de situarnos ante el espejo de una realidad, la que nos aparece con síntomas de metástasis demográfica, causada por la galopante despoblación de nuestros pueblos. Lo pude comprobar personalmente a primeros de dicho mes en las cercanías de Tiermes, con los páramos de Soria en el horizonte: “¡O fronteriza entre la tierra y la luna!” que ya advirtiera el propio Antonio Machado. Fue con ocasión del homenaje que el Centro de Estudios Castellano rindió en aquellos entrañables parajes a los precursores del regionalismo de la vieja Castilla, los segovianos Luis Carretero y Nieva, su hijo Anselmo Carretero Jiménez y Manuel González Herrero. Y tuve ocasión de dar a conocer también mi humilde opinión sobre este tema, en la mesa de debate organizada en la localidad segoviana de Navas de San Antonio unos días después, auspiciada por David San Juan, incansable animador de actividades culturales y de apostolado, con el que comparto una sincera amistad.
En ambas reuniones se coincidía en el diagnóstico de la situación actual, atribuida a dos fuerzas que en física resultan contradictorias al mismo tiempo que complementarias. Una es la centrípeta que ha llevado a la población a concentrarse en torno a los núcleos urbanos más cercanos, en busca de una mejor calidad de vida y de los servicios que se carecen en el medio rural, y que tiene a Madrid como el epicentro principal de todo este movimiento; junto a otra fuerza centrífuga que ha llevado a superpoblar la periferia del país. Y entre Madrid y la periferia se ha originado una gran extensión territorial afectada por esta lacra, con grave riesgo de pervivencia por inanición demográfica. Esta es la cruda realidad a la que nos enfrentamos y cada vez resulta más imprescindible el esfuerzo conjunto de todas las administraciones públicas en la búsqueda de soluciones para atajar este endémico mal.
Una de las ideas que primero afloraron en ambas jornadas, fue la necesidad de acudir a medidas incentivadoras fiscales, tanto para los que se resistan a abandonar el medio rural, como a los que decidan acudir a repoblar los pueblos; y es aquí, donde vendríamos a chocar con la segunda parte del título de este artículo: con la corresponsabilidad fiscal de las comunidades autónomas, que básicamente consiste en el propósito extendido desde la creación de la España de las autonomías para que éstas lleguen a cubrir la mayor parte de sus necesidades de gastos con recursos de gestión propia ¿Y cómo sería posible arbitrar un sistema de beneficios fiscales para incentivar la repoblación del medio rural en todo el Estado, que fuera compatible con el desarrollo del citado principio de corresponsabilidad fiscal? ¿Serían capaces de ponerse de acuerdo todas las comunidades autónomas para concertar el imprescindible pacto de Estado que sería necesario poner en práctica, para poder implantar políticas fiscales homogéneas que sirvieran de acicate a la futura repoblación de los territorios ahora abandonados?
Aquí topamos posiblemente con la madre del cordero. Ya venimos observando, no sin cierta inquietud, la subasta de impuestos a la baja que con fines no exentos de demagogia electoral, vienen aplicando los gobiernos autonómicos en sus respectivos territorios, ajustando a sus necesidades los tipos impositivos autonómicos y los beneficios fiscales aplicables tanto a los tributos de gestión estatal, como puede ser el IRPF, como en los cedidos por el Estado: sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos; Sucesiones y Donaciones, etc. Aquí es donde se manifiesta en todo su acomodo la corresponsabilidad fiscal autonómica a la que nos venimos refiriendo, que llevada a su máxima expresión entraría en colisión con el principio constitucional de solidaridad entre todos los españoles recogido, entre otros, en el artículo 156 y muy especialmente en el 158, en donde se preveía la creación de un Fondo de Compensación que corrigiera desequilibrios económicos interterritoriales, como garante de la expresada solidaridad.
Tomemos como ejemplo, al País Vasco, en donde aparte del régimen foral especial del que disfrutan, dispone de un reducido territorio superpoblado; mientras Castilla y León, se extiende en una enorme superficie con escasa población. En el reparto por contribuyente del gasto en infraestructuras, comunicaciones, transportes y servicios territoriales, tocan a menos los que residan allí que los que pueblan la meseta septentrional, y por lo tanto, aquellos pueden permitirse el lujo de reducir la presión fiscal de sus moradores, que simultáneamente produce un efecto llamada para poder ampliar su población. Lo mismo podría decirse de la más cercana para los segovianos comunidad de Madrid. Es decir, a mayor población, menor presión fiscal y a la inversa, a menor población mayor carga tributaria. Esto sería lo primero que debería atajarse.
Dejando de lado que no todos los españoles somos iguales ante idénticas situaciones impositivas, en razón de donde hayamos decidido fijar nuestra residencia, resulta evidente que el nivel de corresponsabilidad fiscal autonómica actualmente alcanzado, deviene incompatible con el aludido principio de solidaridad interterritorial e impide que pudieran aplicarse por igual en todo el Estado, las políticas generales que permitieran establecer incentivos y beneficios impositivos en los territorios castigados por el cáncer de la despoblación. Si se quieren utilizar medidas fiscales como medios terapéuticos contra este mal, sería necesario consensuar antes ese gran pacto de Estado entre todas las administraciones públicas, que permitiera reajustar el sistema impositivo vigente. En última instancia y si ello no fuera posible, no debería olvidarse, que la potestad originaria para establecer tributos viene atribuida en el artículo 133 de la Constitución, exclusivamente al Estado, mediante Ley; y que las Comunidades Autónomas, tienen tan solo una potestad derivada. Por lo tanto, serían las Cortes Generales las que tendrían la última palabra, en el caso que se considerara necesario armonizar y modular todo el sistema tributario en su conjunto, para implantar medidas fiscales que vinieran a incentivar la repoblación del medio rural en todo el territorio español.
viernes, 1 de mayo de 2020
¿Huertas sin agua?
Jesús Fuentetaja – El Adelantado de Segovia - 24 diciembre, 2019-
Hace unas fechas, concretamente el día 9 de diciembre, se publicaba en este mismo periódico un excelente trabajo que nos quiso hacer ver las bondades de la agricultura urbana, que entre otras cuestiones no de menor importancia, podría ayudar a depurar nuestro sufrido y denostado medio ambiente y mejorar la sostenibilidad de las ciudades con un cinturón verde a su alrededor, contrapunto ideal y necesario a la acción desequilibradora de ladrillos y hormigones. “Huertos, cada vez más tesoro”, era el acertado titular del reportaje y en su contenido se destacaba la tendencia propiciada por las Naciones Unidas en los años 70 del pasado siglo, para desarrollar programas de huertos comunitarios a nivel mundial, puesto que esta actividad, cito textualmente: “tiene beneficio en áreas como la seguridad alimentaria, la generación de empleo, el reciclaje de residuos urbanos, la creación de cinturones verdes y el refuerzo de la resiliencia de las ciudades frente al cambio climático”.
Aquí nos quedamos, porque ahora entramos en el campo sembrado de las contradicciones que como lechugas rizadas suelen recolectarse a veces en las huertas administrativas de Segovia. ¿Resulta posible mantener huertas sin agua? ¿Conocen en la Confederación Hidrográfica del Duero las recomendaciones de la Naciones Unidas a que se han hecho antes referencia? Porque si las conocieran se entendería mal que no colaboraran con esta importante finalidad medioambiental, como vamos a tener ocasión de comprobar. Lo que el mundo parece ser que descubrió a finales del siglo XX, se conocía en Segovia, al menos desde la época de Enrique IV, cinco siglos atrás, que es cuando puede estar documentada la existencia de acequias y caceras con aguas tributarias del río Eresma, con las que desde entonces se han venido regando las huertas y arboledas que ciñen y tiñen de verde la zona Norte de la ciudad, hoy con toda justicia declarada Patrimonio de la Humanidad.
Vayamos ahora con el agua de la discordia y aquí viene el lío, puesto que hace poco más de un año, la comunidad de regantes de San Lorenzo, titular registral de este ancestral derecho consuetudinario, ha visto cercenado el mismo al ser declarada su extinción por el citado organismo de cuenca, que no debe ser casualidad que tenga su sede en Valladolid, en donde parece que hemos venido a topar una vez más los segovianos contra el muro de su centralismo, en este caso con el instalado en el número 5 de la calle de ese mismo nombre, que es donde tiene su sede la Confederación, organismo dependiente hoy del Ministerio para la Transición Ecológica (ya veremos mañana que nombre se le asigna en el reparto de carteras que nos amenaza). En el número 5 de la vallisoletana calle Muro, sesudas mentes decidieron cargarse este sistema de regadío de las huertas segovianas y no conforme con eso, acuerdan incoar expediente sancionador con imposición de multa económica a los regantes, inicialmente de 3.000 euros, y ahora rebajada a 2.000, según la última resolución de hace solo unos días, solamente por no oponerse a que el agua continúe pasando mecánicamente por los mismos canales que lo ha hecho desde tiempo inmemorial. Con ello la Confederación oculta su propia negligencia en la ejecución de sus actos, al no procurar los medios necesarios para impedir el tránsito hidrológico que pretendía evitar.
Así las cosas, uno, desde su ignorancia no puede menos que preguntarse si el Ayuntamiento de Segovia, que presume de haber adjudicado 26 parcelas de huertos en este año 2019, está haciendo alguna gestión política o administrativa para oponerse a tan grave atropello, teniendo en cuenta no sólo los intereses generales de la ciudad, sino porque también resulta afectado como cotitular de los derechos de riego integrados en la citada comunidad y declarados extinguidos por la Confederación. ¿Es consciente el consistorio que sin agua no pueden sobrevivir las huertas? y que si estas se convierten en eriales desaparecería el objeto de alta protección actualmente previsto para esta zona en las vigentes normas urbanísticas, dando paso, posiblemente con ello, a una futura recalificación de los terrenos que los propietarios de las actuales huertas seguramente instarían, primero en vía administrativa y si no ven satisfechas sus pretensiones después en sede judicial y ya conocemos como le está yendo últimamente al Ayuntamiento cuando se le revisan sus actuaciones en vía juridiscional. ¿Tampoco tienen nada que decir las organizaciones ecologistas sobre la posible pérdida de tan importante patrimonio medioambiental para Segovia, siempre tan activas cuando de otras cuestiones se trata?
Y la Junta, que aquí hay para todos, ¿va a continuar acunando el sueño del expediente de la declaración de Bien de Interés Cultural de la cacera (BIC), que como el arpa del poema debe dormitar en algún rincón de la Consejería de Cultura? Porque a todo lo dicho hasta ahora, debe añadirse que la mencionada solicitud de declaración fue aprobada, va a hacer ahora un año, por las Cortes regionales a propuesta de los procuradores socialistas segovianos, que con mejor voluntad que acierto intentaban proteger de forma paradójica, algo que en ese momento es posible que ya ni siquiera existiera. ¿Tanto cuesta promover una actuación interadministrativa conjunta que permita resolver esta cuestión de tan gran trascendencia para la ciudad? ¿Tan difícil resulta aunar los intereses de las administraciones actuantes? ¿Porque nos tienen que pasar siempre estas cosas a los segovianos? ¿Qué pecado hemos cometido contra el cielo naciendo de la clase política que nos gobierna? ¿No hay nadie aquí que legítimamente nos represente, que pueda y quiera convertirse en paladín defensor de tan justa causa, el caballero sin espada de la inolvidable película de Frank Capra? Porque acudir a estas alturas a la ONU para que se cumplan sus recomendaciones, parece que nos va a quedar un poco a trasmano. O no. Veremos.
Hace unas fechas, concretamente el día 9 de diciembre, se publicaba en este mismo periódico un excelente trabajo que nos quiso hacer ver las bondades de la agricultura urbana, que entre otras cuestiones no de menor importancia, podría ayudar a depurar nuestro sufrido y denostado medio ambiente y mejorar la sostenibilidad de las ciudades con un cinturón verde a su alrededor, contrapunto ideal y necesario a la acción desequilibradora de ladrillos y hormigones. “Huertos, cada vez más tesoro”, era el acertado titular del reportaje y en su contenido se destacaba la tendencia propiciada por las Naciones Unidas en los años 70 del pasado siglo, para desarrollar programas de huertos comunitarios a nivel mundial, puesto que esta actividad, cito textualmente: “tiene beneficio en áreas como la seguridad alimentaria, la generación de empleo, el reciclaje de residuos urbanos, la creación de cinturones verdes y el refuerzo de la resiliencia de las ciudades frente al cambio climático”.
Aquí nos quedamos, porque ahora entramos en el campo sembrado de las contradicciones que como lechugas rizadas suelen recolectarse a veces en las huertas administrativas de Segovia. ¿Resulta posible mantener huertas sin agua? ¿Conocen en la Confederación Hidrográfica del Duero las recomendaciones de la Naciones Unidas a que se han hecho antes referencia? Porque si las conocieran se entendería mal que no colaboraran con esta importante finalidad medioambiental, como vamos a tener ocasión de comprobar. Lo que el mundo parece ser que descubrió a finales del siglo XX, se conocía en Segovia, al menos desde la época de Enrique IV, cinco siglos atrás, que es cuando puede estar documentada la existencia de acequias y caceras con aguas tributarias del río Eresma, con las que desde entonces se han venido regando las huertas y arboledas que ciñen y tiñen de verde la zona Norte de la ciudad, hoy con toda justicia declarada Patrimonio de la Humanidad.
Vayamos ahora con el agua de la discordia y aquí viene el lío, puesto que hace poco más de un año, la comunidad de regantes de San Lorenzo, titular registral de este ancestral derecho consuetudinario, ha visto cercenado el mismo al ser declarada su extinción por el citado organismo de cuenca, que no debe ser casualidad que tenga su sede en Valladolid, en donde parece que hemos venido a topar una vez más los segovianos contra el muro de su centralismo, en este caso con el instalado en el número 5 de la calle de ese mismo nombre, que es donde tiene su sede la Confederación, organismo dependiente hoy del Ministerio para la Transición Ecológica (ya veremos mañana que nombre se le asigna en el reparto de carteras que nos amenaza). En el número 5 de la vallisoletana calle Muro, sesudas mentes decidieron cargarse este sistema de regadío de las huertas segovianas y no conforme con eso, acuerdan incoar expediente sancionador con imposición de multa económica a los regantes, inicialmente de 3.000 euros, y ahora rebajada a 2.000, según la última resolución de hace solo unos días, solamente por no oponerse a que el agua continúe pasando mecánicamente por los mismos canales que lo ha hecho desde tiempo inmemorial. Con ello la Confederación oculta su propia negligencia en la ejecución de sus actos, al no procurar los medios necesarios para impedir el tránsito hidrológico que pretendía evitar.
Así las cosas, uno, desde su ignorancia no puede menos que preguntarse si el Ayuntamiento de Segovia, que presume de haber adjudicado 26 parcelas de huertos en este año 2019, está haciendo alguna gestión política o administrativa para oponerse a tan grave atropello, teniendo en cuenta no sólo los intereses generales de la ciudad, sino porque también resulta afectado como cotitular de los derechos de riego integrados en la citada comunidad y declarados extinguidos por la Confederación. ¿Es consciente el consistorio que sin agua no pueden sobrevivir las huertas? y que si estas se convierten en eriales desaparecería el objeto de alta protección actualmente previsto para esta zona en las vigentes normas urbanísticas, dando paso, posiblemente con ello, a una futura recalificación de los terrenos que los propietarios de las actuales huertas seguramente instarían, primero en vía administrativa y si no ven satisfechas sus pretensiones después en sede judicial y ya conocemos como le está yendo últimamente al Ayuntamiento cuando se le revisan sus actuaciones en vía juridiscional. ¿Tampoco tienen nada que decir las organizaciones ecologistas sobre la posible pérdida de tan importante patrimonio medioambiental para Segovia, siempre tan activas cuando de otras cuestiones se trata?
Y la Junta, que aquí hay para todos, ¿va a continuar acunando el sueño del expediente de la declaración de Bien de Interés Cultural de la cacera (BIC), que como el arpa del poema debe dormitar en algún rincón de la Consejería de Cultura? Porque a todo lo dicho hasta ahora, debe añadirse que la mencionada solicitud de declaración fue aprobada, va a hacer ahora un año, por las Cortes regionales a propuesta de los procuradores socialistas segovianos, que con mejor voluntad que acierto intentaban proteger de forma paradójica, algo que en ese momento es posible que ya ni siquiera existiera. ¿Tanto cuesta promover una actuación interadministrativa conjunta que permita resolver esta cuestión de tan gran trascendencia para la ciudad? ¿Tan difícil resulta aunar los intereses de las administraciones actuantes? ¿Porque nos tienen que pasar siempre estas cosas a los segovianos? ¿Qué pecado hemos cometido contra el cielo naciendo de la clase política que nos gobierna? ¿No hay nadie aquí que legítimamente nos represente, que pueda y quiera convertirse en paladín defensor de tan justa causa, el caballero sin espada de la inolvidable película de Frank Capra? Porque acudir a estas alturas a la ONU para que se cumplan sus recomendaciones, parece que nos va a quedar un poco a trasmano. O no. Veremos.
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