Carlos Arnanz Ruiz (Presidente del Centro de Estudios Castellanos, recientísimamente constituido, continuador de Comunidad Castellana).
Acabo de leer en El Adelantado de Segovia el suelto
relativo a la celebración en Segovia por juristas y políticos de un debate
sobre el papel del futuro de las Diputaciones. Y al socaire de la urgencia,
redacto precipitadamente estas líneas preocupado por la importancia que para
Castilla tiene este asunto.
Recordemos que en vísperas de nuestra guerra civil se
trató de constituir dos agrupaciones de Diputaciones. Una con las provincias
leonesas de león, Zamora, Salamanca, Valladolid y Palencia. Y otra con las castellanas de Santander,
Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Ávila. Después, vino lo que vino, y más adelante y por lo que a
Castilla respecta, su inicua desmembración.
España es muy variada y conviene tener en cuenta que lo
que podría ser bueno para unos no lo sería para otros. En el caso de Castilla,
el perjuicio sería notable porque implicaría dar un paso más en su
desaparición. No ha merecido Castilla tanto castigo. Y si es la eliminación de
gastos uno de los motivos que se esgrimen
para su desaparición, podríamos empezar por eliminar la Autonomía regional. Con algún retoque a una
Asociación de Diputaciones el asunto quedaría zanjado y vaya si habría ahorro.
Las Diputaciones están cercanas y podrían, también, estrechar lazos con las castellanas
de Cuenca y Guadalajara, porque no tiene sentido que una parte residual de
Castilla se haya agregado a León y otra
a La Mancha. La distancia con Santander y Logroño disminuiría, porque, no se olvide,
el principal motivo de su separación no fue otro que el escapar de Valladolid.
¿No sería también más lógico que si hay dos Castillas
estuvieran juntas? De esta forma cuando hubiera una exposición, por ejemplo,
como Las Edades del Hombre no estaría fracturado el ámbito cultural por culpa
de una división territorial arbitraria.
Paso a paso la personalidad de Castilla se va
desdibujando y los propios castellanos no hacen nada para recuperarla o, cuando
menos, para mantenerla. Nuestra creación más original, el idioma, que en la
Constitución parece con su nombre verdadero, El Castellano, porque españolas
son todas las lenguas de España, en nuestras propias instituciones se le
prostituye.
Al Sr. Cela se lo dije un día y me respondió que el
Español es el castellano evolucionado. Le dije, entonces el inglés no está
evolucionado porque no se le llama británico. Balbuceó unas palabras pero no
las entendí.
Causa extrañeza ver como en otras regiones se presta
atención a aspectos nimios y aquí los más importantes está dejados al azar.
Diputaciones y Comunidades de Ciudad o Villa y tierra pueden tener en un futuro
una importancia decisiva para la recuperación y pervivencia de la verdadera
personalidad de Castilla.
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