[Centro de Estudios Castellanos: Fuente: Página en Internet de la ASC Castilla]
Dentro del programa de entrevistas que está realizando la Asociación a personalidades importantes en el panorama cultural castellano contamos hoy con un invitado de excepción.
Inocente García de Andrés es sacerdote, autor de varios libros, destacado intelectual y exponente del castellanismo en la Transición, sin duda un periodo difícil y apasionante por la lucha que desde diversos ámbitos se llevó a cabo para hacer presente a Castilla en el concierto de las regiones dentro del modelo autonómico que se estaba impulsando desde las instancias del Gobierno.
Autor de obras como ‘Desde un Concejo de Castilla’, ‘Castilla: cuando los pueblos mueren’ y coautor de otros libros de cabecera como ‘Madrid: Villa, Tierra y Fuero’, Inocente García de Andrés fue Secretario General de Comunidad Castellana en Madrid en aquellos convulsos años de la Transición.
Como aclaración previa cabe decir que la Asociación Castilla no se identifica con los postulados territoriales defendidos entonces por Comunidad Castellana, sosteniendo una posición distinta por múltiples motivos. Si el lector desea consultarlos puede hacerlo aquí. Por tanto la Asociación Castilla no se identifica con las opiniones de las personas a las que cede esta tribuna, declinando cualquier responsabilidad en este sentido.
Madrid, 11 de febrero de 2016
Pregunta. En primer lugar, don Inocente, gracias por concedernos esta entrevista.
Respuesta. Gracias a vosotros.
P. Comencemos si le parece por sus orígenes en Tarancueña, ese pequeño lugar soriano de la Tierra de Caracena. ¿Cómo descubre Inocente García de Andrés su inquietud, su sensibilidad hacia los problemas de Castilla? Por decirlo de otra forma, ¿Cómo se inicia en el castellanismo?
R. Fue en Bustarviejo (Madrid) estudiando unos viejos documentos de la época de los Reyes Católicos, Carlos V, Felipe II y otros, que me hablaban de la pertenencia de Bustarviejo a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia. Así empecé a interesarme por esta institución socio-económica y política de Castilla, que son sus comunidades de Ciudad o de Villa y Tierra, que pervivieron hasta la moderna distribución territorial por provincias del siglo XIX, y, en algunos aspectos, hasta la actualidad. Desde allí me fui a la historia de mi pequeña Comunidad de Villa y Tierra de Caracena, donde perviven muchos elementos del pasado.
P. En aquellos años de la Transición se inicia todo un movimiento regionalista de reivindicación de la identidad. En Castilla, en cambio, dicho movimiento nos encontró con el pie cambiado. ¿Cuáles considera que son las razones de esta apatía inicial de los castellanos hacia su identidad?
R. En el momento de la Transición pocos castellanos tenían conciencia de nuestra identidad. Por una parte, la idea de Castilla estaba influenciada por la generación del 98, la idea “imperial” de Castilla, la llanura y horizontalidad de Castilla, etc. Por otra parte, Castilla vivía su despoblación y una situación de subdesarrollo, abandono de sus monumentos y de su cultura tradicional, etc. La situación la expresó muy bien aquella paisana de Retortillo (Soria) cuando pasamos algunos castellanos haciendo el “Camino del Cid hacia el destierro”; dijo: “Esto se nos muere, como la madre que lo parió”.
No obstante surgieron algunas asociaciones como Comunidad Castellana, de la que fui uno de los miembros fundadores.
P. A pesar de la desventaja inicial con que partía el castellanismo respecto a otros movimientos regionales se logra en nuestra tierra la creación de diversos colectivos, de los que en opinión de nuestra Asociación es Comunidad Castellana el más auténtico, el más genuino y fuera de toda duda el de más altura intelectual. ¿Cómo, dónde y cuándo comienza la andadura de Comunidad Castellana?
R. Comunidad Castellana surge en el encuentro de un grupo de Castellanos de diversas provincias entre los cuales destacaban, por su conciencia y número, los segovianos. Tras varias reuniones, nació Comunidad Castellana ante la tumba de Fernán González, en un frío día 26 de febrero de 1977. Se levantó acta de fundación y se leyó el Manifiesto Fundacional. A partir de ese día se inició un recorrido por ciudades y villas de toda Castilla para presentar la Asociación, y se realizaron diversos actos reivindicativos, como fueron la “Marcha –Camino del Cid hacia el Destierro” desde Vivar y Burgos hasta Medinaceli”, por tierras de Burgos, Soria y Guadalajara.
P. Hablemos ahora del funcionamiento interno de Comunidad Castellana ¿Cómo funcionaba orgánicamente la asociación y con qué recursos contaron? ¿Recibieron algún tipo de apoyo institucional? ¿Es cierto aquello que se ha dicho de que en provincias como Segovia Comunidad Castellana tenía más socios que militantes la UCD?
R. Comunidad Castellana se estructuró en Concejos por provincias, siendo el más activo el Consejo de Segovia. No sin reticencia fuimos recibiendo apoyos de Ayuntamientos, de instituciones como las Cajas de Ahorros y otras, que nos abrieron sus salones para diversos actos. También contamos con la colaboración de Conferenciantes, Cantautores, etc. Y sobre todo, la entrega generosa de los socios entregando con entusiasmo su tiempo y dinero.
En Segovia había más socios que en ninguna otra provincia, pero sobre todo eran personas de una gran conciencia de la identidad castellana que se habían formado en la escuela de Anselmo Carretero y de Manuel González Herrero. Este Consejo de Segovia tuvo una gran influencia en la UCD de Segovia y también en el PSOE, lo cual dio lugar a que Segovia no aceptara su inclusión en la Pre-autonomía de Castilla-León.
Fue Felipe González quien, por Real Decreto, metió a la fuerza a Segovia en Castilla y León. Martín Villa, de la UCD, por otro parte, había forzado la entrada de León que había afirmado su propia identidad con fuerza.
En todo este proceso, Comunidad Castellana tuvo mucho contacto con los grupos regionalistas que surgieron en el viejo Reino de León.
P. ¿En qué provincias tenía presencia real Comunidad Castellana? Conocemos por la prensa de la época al menos su actividad en Segovia, Burgos, Madrid y Guadalajara.
R. Ciertamente, la actividad mayor de C.C. fue en esas ciudades y provincias, pero también fue significativa su presencia en Soria y Cuenca; sin que faltaran socios en las demás provincias castellanas, incluso Santander.
P. Aquellos años de lucha para conseguir no perder el tren del Estado autonómico que se venía encima en una región olvidada hasta por los propios como era Castilla sin duda daría para muchas alegrías (o pequeñas victorias), aunque también para frustraciones o derrotas. ¿Cuál es el momento que recuerda de mayor satisfacción en Comunidad Castellana? ¿Cuál fue, si no es indiscreción, el trago más amargo que pasó Inocente García de Andrés en aquellos años?
R. Fue una satisfacción lograr el reconocimiento del color rojo carmesí del Pendón de Castilla, pues los grupos de izquierda (por su republicanismo) levantaban el pendón morado.
También fue una victoria el que la Comunidad se terminara llamando de Castilla y León, reconociendo la doble identidad. Dejó de hablarse de castellanoleoneses y empezó a hablarse de castellanos y leoneses. Por entonces yo escribí algunos artículos de prensa como títulos como “León y Castilla, cada uno en su silla” o “Castilla y León, cada uno en su sillón”.
El trago más amargo fue el ver como Felipe González, nada más entrar en el primer gobierno socialista, incluía a la fuerza, por Real Decreto, a la provincia de Segovia en la Comunidad de Castilla y León.
Era triste ver cómo muchas personas aplaudían nuestra visión de Castilla y nuestros planteamientos, pero los que podían haber tomado decisiones políticas no supieron o no quisieron hacerlo.
P. Como nuestros lectores sabrán, esta Asociación no comparte el concepto territorial de Castilla que defendía entonces Comunidad Castellana (en esencia las teorías de Luis Carretero Nieva), ya que excluía a Valladolid y Palencia, así como a la comarca de La Mancha. Nuestro Secretario General, José Manuel Sanz, atribuye el tema de La Mancha a un deficiente estudio de las Comunidades de Villa y Tierra, considerando que dicho estudio quedó “fosilizado” al llegar a Cuenca, olvidando los comunes manchegos de Alcaraz, Alarcón, Iniesta, Jorquera y Ciudad Real (regidos a Fuero de Cuenca), lo que cambiaría totalmente la percepción del fenómeno de las comunidades de la tierra que, como fenómeno a vista de pájaro y entendido globalmente afectó de forma muy importante a la submeseta sur, pudiendo extender su ámbito real con mayor o menor éxito hasta Sierra Morena. ¿Qué opinión le merece esta explicación?
R. Me parece que habría que empezar diciendo que la división provincial, discutida en su momento y ahora inamovible, no respetó los límites de las viejas Comunidades de Villa y Tierra: La Tierra de Medinaceli llegaba hasta el Tajo, quedando en la provincia de Guadalajara una gran parte de su territorio; y la Tierra de Ayllón, quedó igualmente incluida en la provincia de Guadalajara. Anecdóticamente, cabe recordar que la provincia de Guadalajara se llamó “de Guadalajara con Molina”, apéndice que pronto fue olvidado.
Contestando a la pregunta, diré lo que escribí en su momento: “Castilla acaba allí, donde acaba esta estructura comunera y foral de sus Consejos o Comunidades de Ciudad o Villa y Tierra. Más al sur, el reino de Toledo…. En parte y sobre todo en su principio, el viejo reino moro de Toledo se configura al modo castellano; pero pronto se impondrán – por circunstancias espacio-temporales de su repoblación – las Ordenes Militares y el Fuero Juzgo, otorgando a este territorio una personalidad distinta de Castilla. Y así, cuando deja de hablarse de la Extremadura castellana – a la cual nunca, por otra parte, se dará el título de reino – no dejará de hablarse del reino de Toledo como reino distinto de León y Castilla…. Estos son los pueblos y reinos históricos, las Comunidades históricas que, en contra del mandato constitucional, no han sido respetadas; y más allá de esa otra división de Castilla la Vieja y la Nueva que no tiene base histórica referida a los territorios a que se ha aplicado”.
Ciertamente, Comunidad Castellana, aceptó como suyos los límites de Castilla que ofrece Anselmo Carretero, pero estuvo abierta al diálogo con todos aquellos que querían respetar la triple identidad de Castilla, León y Toledo. Y en todo caso, luchó siempre por una Castilla “sin mezclas ni confusionismos”.
P. Lo que nunca ha llegado a entenderse en la Asociación Castilla es la exclusión que hizo Comunidad Castellana de las tierras vallisoletanas y palentinas, pues es bien conocido que ambas áreas quedan integradas en el reino castellano desde el testamento de Alfonso VII el Emperador en 1157, desarrollándose además allí merindades (Infantazgo, Monzón, Cerrato) similares a sus vecinas de Burgos, bajo la jurisdicción de la Merindad Mayor de Castilla como aparece descrito en el Libro Becerro de 1351. ¿Cuáles fueron las razones reales de esta exclusión?
R. Vale también lo dicho anteriormente sobre la división provincial. Ciertamente hay zonas de Palencia y Valladolid que son castellanas. Valga el ejemplo de Peñafiel, que debe su nombre a ser la peña fiel en la frontera con León; mientras que la ciudad de Valladolid será fundación del leonés Conde Ansúrez.
Preguntas por las “razones reales”. Creo que la región del Duero (permíteme que la llame así, porque comprende a león, pero sólo una parte de Castilla) fue hecha a la medida de Valladolid y para tener a esta ciudad la más industrializada y en el centro, como capital. A chiste suena el que Tordesillas fuera declarada capital por un breve tiempo, cuando Burgos reclamaba ser la cabeza de Castilla.
Ciertamente, Valladolid – como decía la cabecera de su periódico más significativo – ha querido ser siempre el “Norte de Castilla”. Evidentemente, no se refiere al norte geográfico. Su interés ha sido siempre ser el centro del territorio del Duero, lo cual dejo fuera a Santander y a Logroño, provincias que se constituyeron en Autonomías uniprovinciales, en parte por eso y sobre todo por poner un freno al expansionismo vasco.
Mi convicción personal es que si se hubiera llegado a una región leonesa y otra castellana, Valladolid habría tomado su decisión por León por razones económicas, y habría potenciado y proclamado sus raíces en el viejo Reino de León.
P. ¿Hubo realmente aquellos años en Comunidad Castellana un debate interno sobre el concepto territorial o se asumían las teorías de Luis y Anselmo Carretero? ¿Pudo ser posible un cambio de posición al respecto o el parecer de los socios ante estas zonas era unánime?
R. Teníamos claro que hay una identidad leonesa y otra castellana. Esto era lo urgente. Hubo algún debate sobre Valladolid y Palencia, como no, pero en general todos aceptamos los límites que señalaba Anselmo Carretero que comprendía parte de esas provincias. Pero, lo necesario y urgente era afirmar la doble realidad de León y de Castilla.
P. Elevemos ahora algo el enfoque hacia el proceso autonómico en general. ¿Recibió Comunidad Castellana presiones de los partidos políticos para desistir de su defensa de una autonomía para Castilla? ¿Cómo fue su relación, si es que existió, con el PSOE y la UCD?
R. Nos sentimos muy libres para exponer nuestras ideas, en aquellos momentos de libertad y participación, aunque también tuvimos presiones y amenazas de algunos grupos extremistas de izquierdas procedentes de Valladolid.
Muchos socialistas conocían la posición de Anselmo Carretero, que era del partido y había expuesto su visión repetidas veces en los Congresos del partido. Pero, los intereses del partido eran otros. La UCD de Segovia, por otra parte, tuvo una buena acogida de los planteamientos de Comunidad Castellana y su visión de Castilla, y no estaba condicionada por una ideología. Así que algunos diputados de la UCD, muy favorables a las tesis de Carretero, convencieron a los suyos. El Consejo de Comunidad Castellana de Segovia se ocupó de la difícil tarea de convencer al PSOE segoviano que gobernaba el ayuntamiento de la capital.
Así, los ayuntamientos de Segovia, en afirmación de su castellanía, se pronunciaron en contra de la Pre-Autonomía que negaba a Castilla su derecho a constituir una Autonomía Castellana, con toda y sola Castilla.
P. ¿Piensa usted que Comunidad Castellana influyó en la negativa de Segovia a entrar en el ente autonómico? ¿Cuáles cree que fueron las razones reales de ese rechazo, defensa de la puridad castellana en solitario o egoísmo de los políticos provinciales?
R. Ya he respondido a la pregunta anteriormente. Ciertamente, la influencia de CC fue decisiva. Desde luego que CC. Defendía la puridad castellana. Algunos políticos quizás tuvieran otros intereses, y también un cierto rechazo a Valladolid que se veía cada vez más como un nuevo centralismo.
P. Desplazándonos al caso alcarreño, ¿Qué papel jugó Comunidad Castellana en Guadalajara para evitar su incorporación a Castilla-La Mancha?
R. Comunidad Castellana se hizo presente en diversos actos en Atienza, Sigüenza y Guadalajara capital, generó noticias que salieron en prensa, logró colocar algunos artículos de opinión y declaraciones en los periódicos, etc. pero, ni en Soria ni en Guadalajara (provincias hermanas, recuérdese que todo el sur de Soria fue diócesis de Sigüenza durante siglos y hasta época muy reciente), hubo una influencia fuerte de Comunidad Castellana. Valga esta anécdota personal: En una ocasión le dije a un político soriano por qué no se habían unido con Guadalajara en la defensa de una Castilla unida, ya que el sitio de Guadalajara no era en La Mancha, me respondió: que no habían tomado ninguna iniciativa los de Guadalajara. Y ¿por qué no lo hicisteis los sorianos?, le respondí. Guardó silencio.
P. ¿Cuáles fueron las principales iniciativas que llevó a cabo como Secretario General de Comunidad Castellana en Madrid aquellos años?
R. En Madrid se constituyó un Consejo de CC., que, con el apoyo del Consejo de Segovia y, en general, de la Asociación, se hizo presente en diversos ámbitos, centros culturales, prensa y también en la propia Plaza de la Villa de Madrid con un baile de Jota en las mañanas del domingo, defendiendo y afirmando la identidad castellana de Madrid, promoviendo la cultura popular en la ciudad y en los pueblos sobre todo de la Sierra, haciéndose presente en ferias populares con una caseta, etc. etc.
En algunos años, el Consejo de Madrid fue el representante oficial de la Asociación Comunidad Castellana.
P. Tras la traición de los políticos se consumó la partición del territorio de Castilla en cinco autonomías, proceso que finalizó en 1983. ¿Qué ocurrió después con Comunidad Castellana? ¿Cuál fue la evolución en los años siguientes?
R. Comunidad Castellana es una asociación cultural regionalista, pero no política. Ahora vino el tiempo de centrarse y trabajar en el campo de la cultura. Hubo unos años en que siguió la actividad por parte de los creadores de CC. y de nuevas personas y grupos que se acercaban a la Asociación. Se animaron grupos de estudio, se hicieron publicaciones, se promovió la música popular tradicional, se realizaron excursiones significativas haciéndonos presentes en diversas celebraciones por todo el ámbito castellano.
P. ¿En qué año considera que Comunidad Castellana cesó su actividad?
R. Cuando fueron faltando muchos de aquellos socios fundadores, en los años 90, Comunidad Castellana fue cesando en su actividad, aunque nunca del todo. La siembra que se había hecho iba dando sus frutos en la aparición de otras Asociaciones (como la vuestra) y recientemente en la creación del Centro de Estudios Castellanos, cuyo objetivo es mantener encendida la antorcha y transmitirla sobre todo a través de los medios actuales como Internet, etc. en Breviario Castellano y el Centro de Estudios Castellanos, este último de reciente creación.
P. Habitualmente se ha considerado la aparición hacia 1989 del Partido Regionalista Castellano (PREC) y de Unión Castellanista (UC) como una continuación por la vía política de una vía cultural que quedó desmoralizada por la sensación de derrota tras la consumación de la partición autonómica. ¿Llegó Inocente García de Andrés a conocer esta fase política? ¿Qué trayectoria tuvieron dichas formaciones?
R. Claro que conocí aquellos intentos de entrar en la lid política de algunos miembros de CC., aunque siempre buscamos en la Asociación mantener nuestra identidad cultural. Yo personalmente, no seguí apenas su trayectoria.
P. Hagamos ahora, como dice la popular película, un regreso al futuro. En septiembre de 2011 se constituye en Torrelodones la Asociación Castilla bajo las premisas de poner en valor la cultura y la identidad castellanas, recuperar el pendón rojo de Castilla y rechazar la confusión con la región leonesa reinante desde la constitución de la autonomía, definiendo un ámbito territorial diferente respecto a la trayectoria del castellanismo cultural hasta 1990. ¿Qué opinión le merece nuestra Asociación?
R. Conozco poco la Asociación Castilla. Me alegro de que exista y de que la siembra que se hizo esté dando buenos frutos. La cuestión de límites no es la más importante, siempre que, fundamentalmente, se rechace la confusión con León, no se renuncie a Santander y Logroño… Seguiremos debatiendo sobre los límites. Y lo que es más importante, vamos a trabajar en la afirmación de nuestras raíces, nuestra identidad y cultura, y a soñar el futuro.
P. El mapa autonómico definido entonces es difícil pero inevitablemente reversible, ya que no es posible para un pueblo consciente de sí mismo permanecer en una división administrativa que puentea la historia, la cultura y la identidad. El problema no es por tanto lo primero sino lo segundo, pues a decir de la Biblia, “lo demás se os dará por añadidura”. En esta Asociación pensamos que el día que el pueblo castellano en su conjunto sea consciente de su identidad, su historia y su cultura la presente división autonómica caerá como un castillo de naipes. ¿Está usted de acuerdo con esta apreciación?
R. Ciertamente. De alguna manera me he adelantado en la respuesta anterior: la tarea fundamental está en crear conciencia de nuestra identidad, conocer nuestra historia, seguir creando cultura.
P. Siguiendo el razonamiento anteriormente comentado, la misión de la Asociación Castilla es conseguir esa imprimación de nuestro pueblo, y para ello consideramos que la labor del castellanismo cultural es más necesaria que nunca. ¿Qué iniciativas o actividades considera Inocente García de Andrés que serían necesarias, valorando toda su trayectoria en defensa de Castilla, para conseguir esa lenta pero paulatina recuperación de identidad del pueblo castellano?
R. Me es difícil responder a esta pregunta. En lo que queda de CC., yo dejo que sean los más jóvenes los que tomen iniciativas y realicen actividades, como la de usar los medios actuales de difusión de ideas y cultura. Nunca he dejado, a pesar de mis circunstancias y de haber ido perdiendo muchos de los viejos compañeros y amigos, nunca he dejado de acudir allí donde he sido llamado. Como ahora, respondiendo a vuestra entrevista.
P. Finalmente, d. Inocente, le agradecemos nuevamente su disposición a colaborar en esta entrevista, que nos gustaría finalice con un mensaje suyo a los socios de la Asociación Castilla y a los castellanos que nos leen. A modo de intervención de cierre, siéntase libre para transmitir lo que desee a quienes nos siguen.
R. ¿Un mensaje? Que no os canséis, perseverad en el empeño y disfrutad del trabajo. Seguid estudiando y reflexionando, en diálogo abierto con todo el que quiera dialogar. Quizás podáis organizar algún Simposio: “Reunión de personas especializadas, menos numerosa que un Congreso, que se propone estudiar o exponer un tema determinado” (Es definición del Diccionario). Invitadme si lo hacéis.
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